miércoles, 21 de octubre de 2009

Problemas cardíacos

Mario, hermano de comunidad, da testimonio de la sanación de su hijo: Francisco Sebastián nació el 18 de septiembre del 2003 con problemas de enfisema pulmonar, una fisura en la vena aorta y serias dificultades del corazón. Al nacer estuvo varios días en terapia intensiva. Las probabilidades de vida eran mínimas y teníamos que esperar a que muriera. Se decidió trasladarlo a la mejor clínica de Morelia con la ayuda económica del papá de mi esposa. Ahí dura 19 días en terapia intensiva en recuperación de sus pulmones, ya que de su corazón y vena aorta no había nada que hacer. Después de darlo de alta de su problema de enfisema pulmonar, en Morelia no había médico que lo operara, ni había equipo para la cirugía del corazón. Es trasladado a Guadalajara y analizan sus estudios. Permanecí en oración durante todo el viaje ida y vuelta. Llevaba el corazón contrito, despedazado, agobiado. Ya no podía con la carga, como alguna vez mi madre me entregó a Dios. Con el mismo amor de madre a hijo, yo le entregué de padre a hijo mi bebé a Dios.
Mi hijo mostraba mucha fuerza y unas ganas enormes de vivir, me decía con sus ojos: “papi, échale ganas. Yo estoy saliendo adelante. No pienses mal, nos va a ir bien, vas a ver que sí”. Las enfermeras decían: que ganas tiene de vivir este niño. Al día siguiente voy a la oración a Las Rosas, me despedazo. Voy ante el Santísimo y le pido por mi hijo. Le decía al Señor: “Tú me lo diste para unirme más a ti, para acercarme más a ti. No creo que te lo vayas a llevar. ¡Te lo entrego, ya no puedo más!”. Ese mismo día revisan los estudios y confirman la operación.
De las 5 a las 7 de la tarde permanecí en una fuerte oración de fe confiando en que el Señor me lo iba a sanar, ya que es mi más fiel amigo. Confié en él, en nadie más. El está siempre conmigo y no me pide nada a cambio. Si ya me lo había sanado de enfisema, ya no se lo iba a llevar.
Aquí en Morelia los doctores dijeron que con mi hijo no se podía hacer nada. Tuve que firmar un papel donde yo me hacía responsable de la salud de mi hijo porque los médicos no me lo querían soltar. Tenía que esperar a ver que pasaba. Todo se inclinaba a que mi hijo se iba a ir, porque aquí no había quien lo operara.
Por las enfermedades que tenía mi hijo, con el traslado y todos los estudios que le hicieron, mi pequeño estaba muy desestabilizado y bajo de peso y los médicos dijeron que tenía que subir de peso pues así no podría resistir la operación. Francisco estaba entubado por la boca, por los poros de la nariz, tenía su casquito de oxígeno. De tantas vacunas, de tantas vitaminas que le pusieron por sus venitas, a mi bebé le poncharon todas las venas. Le tocaba su piecito y lo escondía entre su pancita. Cuando estaba en la incubadora y lo tocaba para motivarlo con palabras y lo acariciaba, escondía los pies, se hacía bolita pues pensaba que lo iban a picar. Por esta causa le hicieron una fisura en el cuello para meterle un catéter directo al corazón porque el bebé ya no podía más con los piquetes. Tenía su catéter en la vena aorta para recibir el suero.
Los médicos volvieron a revisar los estudios y al bebé y determinaron que el bebé se tenía que operar porque la sangre se le está saliendo por la fisura y el corazón está recibiendo sangre nomás en la mitad. Medio corazón se le estaba inflando. Sus uñas se estaban poniendo moradas.
Al día siguiente, jueves, me llama mi esposa por teléfono y me informa que estando en la preparación para la operación, nuestro bebé ya había sanado. Me dice Mónica que la fisura de 3 milímetros se había cerrado. No había médicos que le hicieran la operación, ni medicina que lo sanara. ¿Quién fue? Mi verdadero y fiel amigo, mi Jesús de Nazaret que está vivo. El que siempre escucha la oración y responde al corazón contrito.
Los médicos dijeron que les habían cambiado al niño, ese niño no era el que se había internado días antes, era otro. Francisco estaba sonriente, lo acariciaban y se dejaba tocar. Los doctores dijeron que es el milagrito del Seguro de Guadalajara, porque de un día a otro el niño cambió sin operación.
La fisura tenía tres milímetros de abierta y cuando me lo dieron de alta tenía medio milímetro, se le cerró. Ahora mi hijo está perfectamente bien, creciendo, engordando, está muy alegre. El papá y la mamá estamos felices para gloria de Dios. Estamos creyendo cada vez más en él por lo que hizo en nuestro hijo y por lo que ha hecho en mí.
Esta sanación ha convertido a toda mi familia. Jesús me dice que así como pedí por mi hijo, así mismo pida por mi esposa. Esto nos lo dio Dios para que nos convirtamos todos a él en este tiempo que es el paso de la muerte a la vida. Dios se ha manifestado de una manera maravillosa y única.
Dentro de mí hay un agradecimiento muy fuerte hacia Dios. Quiero divulgar a todo el mundo lo que Jesús vivo hace. Pido que todos crean en Dios en sus necesidades. En cualquier situación que se les presente, no hay ser humano, no hay dinero que ayude como El. Pídanle a Dios lo que necesiten y se los dará. Además es gratis, saben, ¿cuanto cobra? Ni un centavo. En lo personal les pido que se inclinen a El y a nadie más. Lo que Jesús promete lo cumple, hay que pedir con un corazón contrito y con fe, que El quiere hacer maravillas en los cansados y abatidos.
Cuando llevamos a nuestro hijo a consulta por una tos que tenía el médico que nos atendió se quedó completamente asombrado, no podía creer que Francisco estaba realmente sano, se sumó a los médicos de Guadalajara que dijeron que él es un milagrito, fue sanado sin ser operado. Esto nos recuerda la cita que dice: “no lo sana hierba ni emplasto alguno sino tu Palabra Señor Jesús, ¡que todo lo sana!”.
El lunes siguiente en la oración de las 5 de la tarde en el templo de Las Rosas, durante la oración de invocación al Espíritu Santo, nuestro hermano recibió el don de lenguas. Ahora Mario alaba a Dios en lenguas con su hijo en brazos, bendice a Dios en lenguas y le agradece los favores recibidos en lenguas. Que lo que pasó en su familia y en él pase en tu familia y en ti que crees que Jesús es el mismo de ayer, es el mismo hoy y es el mismo siempre. ¡Jesús te quiere sano!.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

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