sábado, 14 de mayo de 2011

La Eucaristiá es vida

HACIA EL TERCER MILENIO
Aurelio Prado Flores
La Eucaristía es vida
Dice Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Y la Eucaristía es el mismo Jesús de Nazareth, que viene a traemos vida y «vida en abundancia» (Jn 10,10).
¿Estás vacío, triste, angustiado, desesperado? Ahí está Jesús que te espera. No le tengas miedo. Acude a El con confianza. El es tu Dios y te dice: «No tengas miedo, solamente confía en Mí» (Mc 5,36).
La Eucaristía es la fuente de la vida, de la verdadera vida, de la vida eterna. ¿Estás sediento de amor, de paz, de alegría, de comprensión? Ahí está Jesús que te saciará tu hambre y tu sed. El te dice: «Yo soy el pan de vida, el que viene a mí ya no tendrá más hambre, el que cree en mí, jamás tendrá sed» (Jn 6,35). «Yo soy el pan vivo bajado del cielo, si alguno come de este pan, vivirá para siempre y el pan que yo le daré es mi carne, vida del mundo» (Jn 6,51). «Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él... el que me come vivirá por mi, el que me come vivirá para siempre» (Jn 6,53-59). Jesús es fuente de vida y quiere, a través de nosotros, serlo también para los demás. Por eso, nos dice: «El que cree en mí, ríos de agua viva correrán de su seno» (Jn 7,38). Asistamos, pues a la celebración eucarística a colmarnos de vida divina para que podamos después compartirla con nuestros hermanos. Recordemos a todos, lo que dice Jesús: «El que tenga sed, venga, y el que quiera tome gratis el agua de la vida» (Ap 22,17). «Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré gratis de la fuente de agua de vida... y seré su Dios y él será mi hijo» (Ap 21,6-7). «Si alguno tiene sed, que venga a Mí y beba» (In 7,37).
Sí, Jesús es la vida de nuestras almas, pero ¿cuántos creen en El? ¿Cuántos lo reciben con amor? y Cristo sigue gritando a los cuatro vientos: «Esto es mi Cuerpo, que es entregado por vosotros, haced esto en memoria mía... Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. (Lc 22, 19-20). Y Pablo insiste: «Sed vosotros jueces de lo que os digo: el cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es acaso la comunión con la sangre de Cristo? y el pan que partimos, ¿no es acaso la comunión con el Cuerpo de Cristo?» (1Cor 10,16).
«Yo he recibido del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que fue entregado tomó pan y después de dar gracias lo partió y dijo: Esto es mi Cuerpo, que se da por vosotros, haced esto en memoria mía. y asimismo después de cenar tomó el cáliz, diciendo: Éste es el cáliz de la nueva alianza en mi sangre, cuantas veces lo bebáis, haced esto en memoria mía... Así pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, cada uno a sí mismo y coma del pan y beba del cáliz, pues el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación» (1Cor 11,23-26).
La Eucaristía es «el manjar de los ángeles» (Sab 16,20), «el pan de los fuertes» (Sal 78,25), «el pan de los cielos» (Sal 1 05,40), «el pan vivo bajado del cielo» (In 6,51). Es por esto que el que comulga con frecuencia, sentirá en su alma una fortaleza extraordinaria para afrontar los problemas de la vida diaria y se conservará fuerte y joven espiritualmente, porque estará recibiendo vigor del Dios eternamente joven, que nunca envejece y que es fuerte sobre todas las cosa!
El año 1901 se cerraron en Francia todos los conventos y expulsaron a los religiosos, pero se permitió que continuasen en el hospital de Reims las religiosas enfermeras. Un día llegó allá la comisión inspectora del Concejo municipal y le invitó a la Superiora a enseñarles todas las salas. Abrió la primera sala: todos eran enfermos de cáncer, ellos pasaron de largo... Abrió la segunda, la tercera, la cuarta... todos eran enfermos de gravedad. Los miembros de la comisión no se detuvieron en ninguna sala. Uno de ellos, al despedirse, le preguntó a la Superiora:
-Usted ¿cuánto tiempo lleva aquí? -Cuarenta años. -y ¿de dónde sacó fuerzas para aguantar? -Comulgo todos los días. Si no estuviese conmigo Jesús sacramentado, no habría podido resistir.
Sí, allí en la Hostia santa, está el poder infinito de un Dios, no ha querido escoger el rayo para manifestar su poder, ni el diamante con todo su brillo cautivador. No escogió el rocío, tan dulce y agradable para acercarse a los hombres. Tampoco escogió la rosa tan hermosa. Quiso escoger, para esconderse y acercarse a nosotros, un pedazo de pan. Y nosotros ¿por qué estamos tan hambrientos y sedientos, cuando hay tanto alimento en la Eucaristía? ¿Por qué helamos de frío espiritual, cuando hay tanto fuego ante el altar? ¿Por qué perdemos en las tinieblas del pecado, cuando hay tanta luz y tanta vida en Jesús Eucaristía?
Que no te pase a ti como a aquellos pasajeros de un barco averiado en alta mar. Iban a la deriva y llegaron a las costas del Brasil, pero se estaban muriendo de sed... Cuando llegó el barco salvador, todos a una exclamaron: ¡Agua! ¡Agua! ¡Dadnos agua, que morimos de sed! y los del barco les dijeron: ¿por qué no beben el agua del mar? Están rodeados por todas partes de agua y esta agua es buena, porque es del río Amazonas, que hace potable el agua del mar varios kilómetros después de la desembocadura. ¡Bebed, bebed y quedaréis saciados! Se estaban muriendo de sed, como tantos católicos, que tienen la fuente de la vida a su disposición, y no saben o no quieren beber del agua de la verdadera vida, que es Cristo Jesús.
Te puede pasar también como a aquel hombre que tenía una finca, donde había un salto de agua muy grande. Durante muchos años, sus amigos le decían que pusiera una turbina para generar corriente eléctrica, y él no hacía caso. Cuando ya fue viejo, un día se le ocurrió seguir los consejos de sus amigos y se admiró del tesoro que había tenido tanto tiempo olvidado. Pudo obtener electricidad para todos los pueblos cercanos e, incluso, para varias fábricas que se establecieron en el lugar, y entonces pudo decir: ¡Cuánta energía perdida! Cuánta energía espiritual perdida por desidia, por ignorancia o por comodidad. Acude a la Eucaristía. La comunión te dará fuerza y alegría al alma. Te llenará de una nueva vida y te rejuvenecerá el espíritu.
¡Ven Jesús! Ven, a mi corazón. ¡Dame tu vida y lléname de amor! Tú eres fuente inagotable de aguas vivas. Tú eres la vida de mi vida. Tú eres mi Señor y mi Dios.
Juan Pablo II, El Grande, decía que «la Eucaristía es el más grande don que Cristo ha ofrecido y ofrece permanentemente a la Iglesia» (31-10-82). Es el «tesoro más precioso». En la celebración eucarística, «por la consagración del pan y del vino, se opera el cambio de toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo Nuestro Señor y de toda la sustancia de vino en la sustancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transustanciación”. De ahí que, en la Eucaristía, bajo las apariencias de pan y vino se hace presente una nueva realidad: ¡Jesús, vivo y resucitado! «Esto quiere decir que, después de la consagración, no queda ya nada del pan y del vino, sino solas las especies, bajo las cuales está presente, todo e íntegro, Cristo en su realidad física, aun corporalmente presente, aunque no del mismo modo como están los cuerpos en un lugar».
«La Iglesia enseña y confiesa claramente y sin rodeos que en el venerable sacramento de la santa Eucaristía, después de la consagración del pan y del vino, se contiene verdadera, real y sustancialmente nuestro Señor Jesucristo, bajo la apariencia de esas cosas sensibles». En este sacramento está «Cristo mismo, vivo y glorioso... con su Cuerpo, sangre, alma y divinidad» (Cat 1413). Esta presencia real de Cristo en la Eucaristía «se llama real, no por exclusión, como si las otras presencias no fueran reales, sino por antonomasia, ya que es sustancial, pues por ella ciertamente se hace presente Cristo, Dios y hombre, entero e íntegro». Y está presente «no de una manera transitoria, sino que permanece en las hostias, que se conservan después de la consagración, como pan bajado del cielo, absolutamente digno, bajo el velo del sacramento, de honores divinos y de adoración» (Pablo VI en Burdeos 12-4-66).
Por eso, el sagrario, donde está Jesús, «debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la Iglesia y debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santo sacramento».
«La Eucaristía es la fuente y cima de toda la vida cristiana... La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir; Cristo mismo» (Cat 1324). Por eso, «para que la Iglesia pueda desarrollarse, es preciso poner de relieve el carácter central de la Eucaristía, en virtud de la cual y alrededor de la cual, la comunidad se forma, vive y llega a su madurez» (carta aprobada por Juan Pablo II. 1-10-89). Según el ritual de la Eucaristía fuera de la misa: «La celebración de la Eucaristía es el centro de toda la vida cristiana y el manantial y la meta del culto que se brinda a Dios».
«La Eucaristía es el centro de la comunidad parroquial. Permaneciendo en silencio ante el Santísimo Sacramento es a Cristo, total y realmente presente, a quien encontramos, a quien adoramos y con quien estamos en relación. La fe y el amor nos llevan a reconocerlo bajo las especies de pan y de vino al Señor Jesús... Es importante conversar con Cristo. El misterio eucarístico es la fuente, el centro y la cumbre de la actividad espiritual de la Iglesia. Por eso, exhorto a todos a visitar regularmente a Cristo presente en el Santísimo Sacramento del altar pues todos estamos llamados a permanecer de manera continua en su presencia. La Eucaristía está en el centro de la vida cristiana... Recomiendo a los sacerdotes, religiosos y religiosas, al igual que a los laicos, que prosigan e intensifiquen sus esfuerzos para enseñar a las generaciones jóvenes el sentido y el valor de la adoración y el amor a Cristo Eucaristía» (Juan Pablo II, El Grande. 28-5-96).
La Eucaristía debe ser también el centro, especialmente, de cada casa de religiosos. Dice el canon 608: «Cada casa ha de tener al menos un oratorio, en el que se celebre y esté reservada la Eucaristía y sea verdaderamente el centro de la Comunidad». « en la medida de lo posible, sus miembros participarán cada día en el sacrificio eucarístico, recibirán el Cuerpo Santísimo de Cristo y adorarán al Señor presente en este sacramento» (Canon 663). La Eucaristía es la perla preciosa, el tesoro escondido de que habla el Evangelio.
¿Qué más podemos decir, si tenemos entre nosotros tan cerquita al propio Dios en persona, al mismo Jesús de Nazareth? Por eso, en la plegaria N° 1 de la misa, pedimos que «cuantos recibimos el cuerpo y la sangre de tu Hijo, seamos colmados de gracia y bendición».
Hagamos de nuestra vida, una vida eucarística, es decir, agradecida, pues Eucaristía significa acción de gracias. Allí está Jesús, irradiando rayos luminosos de amor, que, aunque invisibles, no por ello son menos reales y eficaces.
La Eucaristía no es un trozo del árbol de la cruz, donde clavaron a Jesús, sino Cristo mismo. No son sus escritos personales, sino su misma persona, no es su fotografía o su imagen, sino El mismo, vivo y resucitado con su corazón palpitante. En la Eucaristía no tenemos sólo el recuerdo, las ropas o la corona de espinas, sino su propio Corazón traspasado, su propia cabeza, su propio cuerpo. Es Jesús, nuestro amigo y Salvador.
Por eso, la Eucaristía es el punto de apoyo que mueve el mundo, como diría Arquímedes. y nosotros necesitamos de este punto de apoyo para mover nuestras almas a la santidad. La Eucaristía es el centro de energía espiritual del catolicismo, es como una central eléctrica o atómica del espíritu. ¿Por qué no aprovechar tanta energía que tenemos a disposición? Decía un hermano separado: yo no creo en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, pero, si creyera, me pasaría la vida de rodillas. Y tú ¿qué haces? ¿Qué importancia tiene la Eucaristía en tu vida? Se necesitaría toda una vida para prepararse a recibir la comunión y toda una vida para dar gracias. Y, sin embargo, comulgamos con tanta tranquilidad que parece indiferencia.
«La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico, Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración... No cese nunca nuestra adoración» (Cat 1380). ¡Oh Jesús, gracias por la misa de todos los días! ¡Gracias por el regalo inmerecido de ser católico y poder conocerte y amarte en este sacramento del amor!
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La misa que celebró hoy domingo Monseñor Rafael Chávez Ponce de León en el templo de San Pedro a las nueve de la mañana, se subió en vivo a la televisión mundial en nuestro canal y también la puedes seguir viendo en nuestros archivos de Youtube y Ustream. Escucha y ve en la televisión mundial en vivo, nuestro programa “La Palabra”. Cuarenta y cinco minutos en comunicación con Jesús que está vivo en la Z radio. La cita con el Doctor de doctores que todo lo sana es a las seis de la tarde por 96.3 FM estéreo y 1340 AM digital. Mañana en el templo de El Carmen a las cinco de la tarde proclamación de la Palabra y oración por la salud de tus enfermos. En unos cuantos días saldrá nuestro boletín electrónico número 1 y lo podrás recibir en tu buzón completamente gratis en cuanto nos mandes tu dirección electrónica a: lapalabra@jesusestavivo.org.mx
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

La belleza de María

ES HORA DE EVANGELIZAR
Nancy Lorena Cortes Hinojosa
Al ‘sí’ de María, que cambia y transforma la Historia, se une el ‘sí’ de cada uno de nosotros cuando somos capaces de aceptar los retos y exigencias de nuestra vocación y estado de vida.
También nuestro ‘sí’ comprometido y entregado, transforma nuestra historia personal y el marco contextual en la cual ésta se desarrolla.
Muy bien dice nuestra autora: "todos somos servidores, y el servicio es la máxima expresión del AMOR".
Su clara concepción del amor es muy bella; un amor que se traduce en compromiso de servicio, que sabe decir sí a la vida, y que en su totalidad de respuesta y donación, es fecundo.
La relación conyugal y el amor, que significados en su unión, se dignifican cuando en el marco del matrimonio el hombre y la mujer se interrelacionan, como horizonte de vida y crecimiento en el amor. Bien nos dice el Santo Padre: "El matrimonio y la virginidad son dos modos de expresar y vivir el único misterio de la Alianza de Dios con su pueblo". (Familiaris Consortio, n. 16)
Qué más belleza que la de María, que como creatura responde a la verdad perfecta respecto a su propio ser. Ella corresponde exactamente a la idea de Dios sobre su madre.
¡Esta es la esencia de la Santidad! corresponder con nuestra vida de entrega generosa y fiel al Señor, para que dentro del marco de la propia vocación, podamos realizar en espíritu de comunión sus designios. (Lc 1, 38)
Qué bien muestra nuestra autora, las diferentes manifestaciones que por medio del arte y a través de los siglos son expresión del amor a la Santísima Virgen.
Agrada leer las páginas en torno al Rosario, "la oración del humilde", recuerdo que alguien una vez comentando acerca de la Madre Teresa de Calcuta, a quien siempre vemos con su Rosario en la mano, decía: "es una niña tomada siempre de la mano de su Madre".
Aleccionadora es la relación que se establece entre el sí de María, que se da en la entrega confiada a la fe, y el compromiso del trabajo transformador del hombre que le da valor divino a nuestro quehacer humano.
Siempre me agrada pensar que María nos lleva a Cristo, lo llevó en sí misma, y nos conduce a él.
Ella, la Virgen decidida, joven y moderna, que va de prisa y tiene prisa por servir, ayudar, hacer felices a los demás, porque la verdadera caridad no admite dilaciones. (Lc 1,39-40)
Muy significativa es la relación que establece entre los valores: MATERNIDAD-VIRGINIDAD-FAMILIA-TRABAJO, fruto de la escuela de virtudes que debe ser todo hogar cristiano.
Estas líneas engendran esa confianza en la intercesión maternal de María. Ella que es atención, amor verdadero, delicado y desinteresado que sabe prever, como en Caná. (Jn 2,1)
La maternidad de María es dinámica, intercede constantemente por nosotros, pero además su amor transformador moldea nuestro corazón para perfilar en cada persona los rasgos de Cristo.
Estas líneas son una invitación a un caminar silencioso y adorante al lado de María, con y como María. Para comprender mejor el misterio de Dios como gratuidad, don, amor que se da.
Bien decía S.S. Juan XXIII, "La devoción a María Santísima no tiende a otra cosa que a hacer más firme, pronta y operante nuestra fe, más ardiente nuestra caridad y más sincero y fecundo nuestro compromiso cristiano". (28 de marzo 1960)
Su lectura nos ayuda a comprender el misterio de María a la que según San Bernardo nunca conoceremos y amaremos suficientemente. También nos ayuda a comprender el misterio de cada mujer: pues como nos dice S.S. Paulo VI: "Mientras en nuestros días la mujer avanza en la vida social, nada más provechoso y estimulante que el ejemplo de esta Virgen y Madre, llena del Espíritu Santo, que resume y encarna todos los auténticos valores del espíritu humano". (16 de mayo, 1975)
Que esta lectura nos lleve también, como deseaba el Santo Padre Juan Pablo II en su visita a México, a un "México siempre fiel". Con esa fidelidad que nos enseña María en sus cuatro dimensiones: búsqueda, acogida, coherencia, constancia; "Sólo puede llamarse fidelidad la coherencia que dura la vida entera. El hágase de María en la Anunciación, encuentra su plenitud en el hágase silencioso que repite al pie de la Cruz". (26 de enero, 1979)
Para concluir, deseo poner aquí la oración colecta de la festividad del 12 de diciembre: "Padre de misericordia que has puesto a este pueblo tuyo bajo la especial protección de la siempre Virgen María de Guadalupe, Madre de tu Hijo, concédenos por su intercesión profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra Patria, por caminos de justicia y de paz". Ella, Estrella de la Evangelización nos lo conceda. Y gracias a Paz G. Fernández Cueto porfacilitarnos con su libro este camino.
Consciente de mi limitación para abarcar la magnitud del tema: "LA BELLEZA DE MARIA", reconozco mi atrevimiento al escribir estas páginas. Ha sido sólo un intento, un esbozo, un trazo muy limitado e imperfecto de la belleza de mi Madre, María.
Hablar de una madre no es fácil, menos aún cuando descubrimos agradecidos, en la que hemos tenido l fortuna de gozar aquí en la Tierra, tantas virtudes: un corazón inmenso como el mar que se desborda en cariño, que sabe amar, una mano fuerte y suave que sostiene, que ayuda, siempre dispuesta a dar; un alma, a la vez grande y sencilla, que a través de los años de la vida, nos enseñó a querer, a reír, a sufrir, a perdonar...
Si hablar de una madre en la Tierra resulta difícil, ¿qué será de María, nuestra Madre del Cielo?
MUJER DE NUESTRA RAZA, PROFUNDAMENTE HUMANA Y PRODIGIOSAMENTE CERCANA A LA DIVINIDAD.
No ha habido ni habrá jamás criatura alguna que tenga una relación más íntima con el Creador: "Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, esposa de Dios Espíritu Santo. Más que ella, sólo Dios".
La vida de María transcurrió en el pequeño poblado de Nazareth como la de tantas mujeres de su tiempo, oculta y silenciosa.
Su paso por el mundo fue discreto, apenas si se habla de María en el Evangelio y, sin embargo, su misión en la Tierra fue única y su papel en el universo, irreemplazable, por estar íntimamente unida a la vida y a la misión de Jesús, y tan estrechamente asociada a su obra redentora.
Por eso, la devoción y el amor que el cristiano profesa a su Madre, no es una realidad meramente sentimental y afectiva, sino profundamente teológica; es preciso AMAR A MARIA CON LA CABEZA Y CON EL CORAZÓN.
"La devoción a la Virgen no es algo blando o poco recio; es consuelo y júbilo que llena el alma, precisamente en la medida en que supone un ejercicio profundo y entero de la fe, que nos hace salir de nosotros mismos y colocar nuestra esperanza en el Señor".
• Es piedad sencilla que fluye directamente de la fe.
• Es amor sincero que brota del corazón para convertirse en amor a Dios. • Es agradecimiento profundo de saberse amado por Ella y objeto de sus cuidados.
• Todas las devociones marianas tienen este origen y conducen al mismo fin.
SERVIR AL SEÑOR DE QUIEN ELLA SE PROCLAMO LA ESCLAVA
El por qué de su belleza.
"La melodía musical de su vida es la perfecta interpretación de la partitura original".
Era un ocho de diciembre: ¡fecha de la Inmaculada Concepción!
El Santuario de El Carmen se vestía de flores y de luz para celebrar a la Madre de Dios, mientras la gente, cada vez más numerosa, continuaba llegando cuando ya se había iniciado la Misa, y se acomodaba en torno al altar, entre flores, cantos y veladoras. Al comenzar la homilía, unas palabras del sacerdote nos descubrieron, de pronto, todo el sentido de la fiesta, su contenido más profundo:
El mundo presenta una imagen triste y desconsoladora -comenzó diciendo el padre. La guerra es una realidad angustiante en varias naciones que sufren por la crueldad de los hombres. Pueblos enteros sumidos en la miseria y el despojo padecen hambre, y día tras día mueren niños de inanición. Se ha perdido la conciencia de pecado aun entre las naciones que se dicen cristianas, ofuscando la mente y endureciendo el corazón de tantos que se alejan cada día más de su Dios. Surge por doquiera el terrorismo, la violencia, las drogas, las armas nucleares, los secuestros y la autodestrucción, que amenazan a la humanidad entera...
Mientras escuchaba estas palabras inquietantes, poco a poco venían a mi memoria situaciones de inmensa angustia, de inenarrable tristeza que, como a todos, más de una vez nos han oprimido el alma; fruto, muchas de ellas, de la injusticia y de la dureza del corazón humano.
Recordaba aquella mirada -¿cómo podría olvidarla?- cargada de amargura y desconcierto, de ese chiquillo de una barriada, que al intentar ayudarlo nos despidió con una pedrada... El pobre infeliz no sabía dar más que lo que había recibido. ¡Cuánto odio encerraba su muy joven y lastimado corazón! O el caso de aquella mujer que pretendía dar a luz, ocultándose en la penumbra de la última banca de una iglesia, con la intención de abandonar ahí a ese hijo que no deseaba, por ser resultado de una aventura, de un egoísmo irresponsable, de un fraude del verdadero amor.
Y esa viejecita, doña Isabel Ríos se llamaba -seguramente estará en el cielo- la visitábamos en una de aquellas casuchas de techo de cartón que forman el cinturón de miseria de tantas ciudades como la nuestra. Muy enferma y tullida por el reumatismo, ya casi no podía moverse. En épocas de lluvias el agua y la humedad se colaban por todas partes, ya no tenía fuerzas para ahuyentar las ratas que invadían la vecindad.
Recuerdo que no pude dormir aquella noche, me indignaba hasta lo más profundo esta situación de indigencia, me dolía el corazón y me brotaban las lágrimas.
Perdón Señor, perdón -pensaba entonces- soy responsable en parte de esta injusticia, no puedo lavarme las manos ni fingir indiferencia ante estos hermanos míos que sufren, ante tanto dolor como existe en la humanidad, tan cerca de mí... a la vuelta de mi casa.
Estos sucesos y su atrocidad muestran, de una manera impresionante, a lo que podemos llegar los hombres cuando queremos prescindir absolutamente de Dios, cuando queremos organizar la vida sin Él, lejos de El, contra Él.
Cuando en lugar de creer en Dios, de esperar en Él, de amarle por encima de todo y de amar al prójimo en El, queremos creer en la humanidad, esperar en ella, amarla de una manera exclusivamente terrena, inspirados en sentimientos filantrópicos, terminamos por volvernos los unos contra los otros, el hombre contra el hombre...
¿Qué sentido tiene la fraternidad humana cuando hemos olvidado que somos todos hijos de un Padre común que es Dios?
"El espectáculo es sobrecogedor y horrible -continuaba diciendo el padre- , y estamos aquí celebrando esta fiesta de nuestra Señora para recordar que este mundo, carente de luz, alegría y esperanza, ha de ser iluminado por la belleza inmaculada de María, por su perfecta hermosura".
De pronto recuperé la esperanza.
¡DAR VIDA AL MUNDO POR LA BELLEZA! es algo que verdaderamente entusiasma; no en vano estamos hechos para contemplarla, para gozar profundamente de todas las cosas bellas que contiene la creación. Dar vida, es decir, devolver la luz y la alegría con la ayuda de María a este mundo que tanto sufre, POR EL EJEMPLO DE SU VIDA LIMPIA Y PURÍSIMA en contraste con la suciedad y la tristeza del pecado; POR LA BELLEZA DE SU ALMA SANTA LLENA DE LUZ
¿Por qué partir de la belleza de María y no de cualquier otra de sus inmensas perfecciones?
La belleza, dicen los filósofos, es una síntesis de verdad y de bien; cuando vemos estas dos realidades juntas refulgiendo en un ser, lo llamamos bello. María es la más bella de todas las criaturas porque TODO ES VERDAD EN ELLA
Al conocerla y al tratarla descubrimos, admirados, una maravillosa armonía entre la perfección de sus virtudes y lo que Dios había pensado para su Madre.
Del mismo modo que un arquitecto lleva en su mente el plano de la casa que quiere construir, Dios llevó dentro de sí el modelo de cuanto ama en el universo.
La primera pincelada en el lienzo o el primer golpe de cincel en el mármol no podrían existir sin haber sido precedidos por una idea creadora; así cada átomo, cada rosa, no son sino realidades y concreciones de una idea preexistente en la mente de Dios desde toda la eternidad.
Todas las criaturas por debajo del hombre corresponden asombrosamente a este modelo.
Con las personas, sin embargo, no ocurre lo mismo; una cosa es lo que somos y otra lo que deberíamos de ser. Existe una desproporción insatisfecha entre el proyecto original de Dios sobre cada uno, y el modo de realizarlo personalmente con nuestros actos libres.
Cómo cuesta ser verdaderos, es decir, ¡auténticos! Proyectar esa belleza que desde los orígenes de la humanidad Dios quería para nosotros puesto que fuimos hechos a imagen y semejanza suya.
Por aquel primer pecado, -pecado original- cometido por nuestros primeros padres, quedó profundamente herida nuestra naturaleza, y al apartarse de Dios, los hombres se alejaron también de todo cuanto es bueno y verdadero.
Todos nacemos con la herencia de este pecado, que es la causa profunda del dolor y de la tristeza de este mundo. Sólo María fue concebida sin pecado ¡toda limpia e inmaculada! en atención a los méritos de aquel Hijo de quien iba a ser la Madre.
Comenta San Ambrosio, Padre de la Iglesia que: "A LA MADRE DE DIOS EN NADA LE TOCO EL PECADO"
"Ella es pura desde el primer instante, como es puro el oro sin mixturas, sin sombras, sin añadiduras. En María Santísima encontramos la verdad perfecta respecto a su propio ser. Ella corresponde exactamente a la idea que Dios tenía sobre su Madre.
"El modelo y la realización son la perfecta interpretación de la partitura original".
Es también la más bella de todas las criaturas porque TODO EN MARIA TIENDE AL BIEN.
Por ser la "llena de gracia" nada le falta, no hay virtud o cualidad que debiendo poseer no la posea, y la virtud embellece siempre.
Ya en el Paraíso, después de la caída de nuestros primeros padres, aparece velado por el misterio el anuncio de María vencedora de las fuerzas del mal, cuando Dios habla al demonio de la siguiente manera:
"Pondré enemistad entre ti y la mujer; entre tu descendencia y la suya. Ella aplastará tu cabeza y tú atentarás contra su calcañar".
El mal prosperaría y, bajo místicas apariencias llegaría a instaurar su reino en este mundo, pero la mujer tendría también su progenie: a Jesucristo, el Hijo de Dios y Salvador de los hombres.
Si por culpa de una mujer –Eva- se había perdido el hombre, también se salvaría por medio de una mujer: María.
Ella, como madre buena, es el remedio de todos nuestros males, ya que una madre no abandona a sus hijos|| aunque éstos se hayan causado el mal voluntariamente. Quien tiene una madre no tiene por qué desesperarse, pues siempre encontrará en ella consuelo, ternura y perdón.
Todos los desilusionados, inquietos, temerosos, decepcionados de la vida, o de sí mismo, deben recobrar el ánimo pensando en la bondad de María. El hijo que recibe más besos y caricias es el que más veces se ha caído y que recurre confiado a los brazos de su madre.
Nosotros con mucho esfuerzo alcanzamos el bien; sólo mediante una lucha ardua y la ayuda de la gracia llegamos a conseguir la perfección que Dios pide a todos por igual, pues aunque ya hemos sido sanados del pecado original por la gracia del Bautismo, quedamos sujetos al desorden de las pasiones y al asalto constante de la concupiscencia.
La belleza de María es brillante, esplendorosa; al ir más allá de lo puramente sensible nos descubre las realidades sobrenaturales más profundas por ser EL REFLEJO MAS PERFECTO DE LA BELLEZA INFINITA DE DIOS
"Toda la bondad, toda la hermosura, toda la majestad, toda la belleza, toda la gracia, adornan a nuestra Madre. ¿No te enamora tener una Madre así?". (7)
¡Qué atractiva resulta la figura de María! ¡Cuán indispensable es su presencia en nuestras vidas, especialmente ahora en este tiempo que nos ha tocado vivir, tan ajeno a la verdad, tan necesitado del bien, tan alejado del verdadero amor!
Se comprende muy bien el gozo de la Iglesia entera al celebrar, cada año, al comienzo del Adviento, esta gran fiesta de Nuestra Señora: "su Inmaculada Concepción", verdad de fe definida solemnemente el 8 de diciembre de 1854 por S.S. Pío IX.
A la luz de la belleza de María, de esa belleza interior que contagia, que enamora, descubrimos maravillosos panoramas, riquísimos en posibilidades para nuestra vida cristiana. Ella, tal como es, una mujer perfectamente humana que supo colaborar maravillosamente con la gracia divina, nos ofrece un claro contraste:
• Entre lo que somos y lo que deberíamos de ser.
• Entre nuestra miseria y la grandeza de la misión a la que hemos sido llamados.
• Entre nuestra manifiesta imperfección y el empeño divino en que, a pesar de todo, seamos santos.
Terminaba el buen sacerdote su homilía en aquel día de luz y fiesta. Ya para despedirnos, cantamos la Salve a Nuestra Señora, oración que según memoria antigua y discreta -comenta Paulo VI- se reza o canta tradicionalmente los sábados. La antífona parecía desbordar su hondo contenido:
Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, Dios te salve... y todos los hombres nos gozamos en la belleza de María que es "vida, dulzura y esperanza nuestra".
Con la ayuda de María, Nuestra Madre, se disiparán las tinieblas en este mundo que sufre, y brillará nuevamente la esperanza para todos los hombres que caminamos por este valle de lágrimas.
II. En los albores del cristianismo
Mirar a María, contemplarla, como lo han hecho, a lo largo de veinte siglos, tantas generaciones de cristianos.
Ya lo sabían, y lo creían profundamente los primeros cristianos, muchos siglos antes de que comenzara la definición solemne de los dogmas. Veneraban espontáneamente a Nuestra Madre aquellos hermanos nuestros impulsados por la fe en el misterio de la Encarnación; la devoción a María se fue arraigando profundamente en la vida de la primitiva Iglesia.
Por lo menos, desde el siglo II, la expresión latina natus ex Mariae Virgine -nacido de María Virgen-se incluía en el Credo, o Compendio de la Fe, que se le enseñaba al catecúmeno para prepararse a recibir el Bautismo.
Padres y escritores de la Iglesia, como San Justino, San Ireneo, Tertuliano y más tarde San Epifanio y San Agustín, comienzan a invocarla como la Madre del Salvador:
LA NUEVA EVA QUE NOS TRAJO LA VIDA, en contraste con aquella primera Eva por quién se
habían introducido el pecado y la muerte.
Muy conocida resulta aquella frase de San Ireneo:
"EL NUDO DE LA DESOBEDIENCIA DE EVA FUE DESATADO POR LA OBEDIENCIA DE
MARIA" lo que ató la virgen Eva por la incredulidad, la Virgen María lo desató por la fe".
María es desde el primer instante que nace la Iglesia, la Madre espiritual de los cristianos, quienes la invocarán a través de los siglos como: "Estrella de la mañana", "Salud de los enfermos", "Refugio de los pecadores", "Consuelo de los afligidos", "Reina de los mártires"... ¡Y cuántos mártires surgieron en aquella primera época del cristianismo y después, cuya sangre, como diría Tertuliano, fue semilla de cristianos
María ha sido objeto de un culto de veneración especial, como lo muestra el hecho de que ya las primeras comunidades cristianas recitaran el Magnificat, y un poco más tarde, en el siglo II, repetían la antífona: Sub Tuum preasidium, la cual rezamos devotamente hasta hoy en día:
"BAJO TU AMPARO NOS ACOGEMOS SANTA MADRE DE DIOS..." }
HACIA EL TERCER MILENIO
Nancy Lorena Cortes Hinojosa
Virgen del Monte Carmelo
Es evidente que la Virgen María quiere revelarnos de manera especial su escapulario. Reporta Lucia, vidente de Fátima, que en la última aparición, Octubre, 1917, día del milagro del sol, la Virgen vino vestida con el hábito carmelita y con el escapulario en la mano y recordó que sus verdaderos hijos lo llevaran con reverencia. También pidió que los que se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.
El escapulario y los Papas. El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario solo 25 años después de la Visión del Escapulario, 600 años mas tarde cuando abrieron su tumba, su escapulario estaba intacto.
El Papa Pío XII habló frecuentemente del escapulario. En 1951, aniversario 700 de la aparición de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa audiencia en Roma exhortó a que se usara el escapulario como "Signo de Consagración al Inmaculado Corazón de María", tal como pidió la Virgen en Fátima.
El escapulario también representa el dulce yugo de Jesús que María nos ayuda a sobrellevar. Y finalmente, el Papa continuó: el escapulario nos marca como hijos escogidos de María y se convierte para nosotros en un 'Vestido de Gracia".
Juan Pablo II reconoció que él mismo llevaba el escapulario desde sus años de juventud. "¡También yo llevo sobre mi corazón, desde hace mucho tiempo, el escapulario del Carmen!".
El escapulario y los Santos. El mismo día que san Simón Stock recibió de María el escapulario y la promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba desesperado. Cuando llegó puso el escapulario sobre el hombre, pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer. Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios"
San Alfonso Ligorio y san Juan Bosco tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murieron los enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años después cuando abrieron sus tumbas encontraron que sus cuerpos y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo sus escapularios estaban intactos. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su Monasterio en Roma.
San Alfonso Ligorio nos dice: "Herejes modernos se burlan del uso del Escapulario. Lo desacreditan como una insignificancia vana y absurda." San Pedro Claver, se hizo esclavo de los esclavos por amor. Cada mes llegaba a Cartagena, Colombia un barco con esclavos. San Pedro se esforzaba por la salvación de cada uno. Organizaba catequistas, los preparaba para el bautismo y los investía con el escapulario. Algunos clérigos acusaron al santo de celo indiscreto. Sin embargo él continuó su obra hasta tener mas de 300,000 conversos.
San Claudio de Colombiere (director de santa Margarita María) «Yo quería saber si María en realidad se había interesado en mí, y en el escapulario Ella me ha dado la seguridad más palpable. Sólo necesito abrir mis ojos, Ella ha otorgado su protección a este escapulario: 'Quien muera vestido en él no sufrirá el fuego eterno`.»
Dijo también: "Debido a que todas las formas de amar a la Santísima Virgen y las diversas maneras de expresar ese amor no pueden ser igualmente agradables a ella y por consiguiente no nos ayudan en el mismo grado para alcanzar el cielo, lo digo sin vacilar ni un momento, ¡El Escapulario Carmelita es su predilecto!" y agrega "Ninguna devoción ha sido confirmada con mayor número de milagros auténticos que el Escapulario Carmelita.
Consagración a la Virgen del Carmen. El devoto de la Virgen del Carmen procurará cada día -cuando mejor pueda- hacer esta consagración a su Madre:"!Oh, María, Reina y Madre del Carmelo! Vengo hoy a consagrarme a ti, pues toda mi vida es como un pequeño tributo por tantas gracias y beneficios como he recibido de Dios a través de tus manos.
Y porque tú miras con ojos de particular benevolencia a los que visten tu escapulario, te ruego que sostengas con tu fortaleza mi fragilidad, ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente y aumentes en mi la fe, la esperanza y la caridad, para que cada día pueda rendirle el tributo de mi humilde homenaje. El santo escapulario atraiga sobre mí tus miradas misericordiosas, sea para mi prenda de tu particular protección en luchas de cada día y constantemente me recuerdes el deber de pensar en ti y revestirme de tus virtudes. De hoy en adelante me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu, ofrecerlo todo a Jesús por tu medio y convertir mi vida en imagen de tu humildad, caridad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración.
¡Oh, Madre amabilísima! Sosténme con tu amor indefectible, a fin de que a mí, pecador indigno, me sea concedido un día cambiar tu escapulario por el eterno vestido nupcial y habitar contigo y con los santos del Carmelo en el reino de tu Hijo". Así sea.
A los que viven y mueren llevando el Escapulario. El escapulario es el gran don que María, omnipotente ante su Hijo Dios, toda corazón para con sus hijos, los hombres tesorera de todas las gracias, nos trajo del cielo, haciéndonos en él las más preciosas promesas que pudiéramos desear. Muy bien ha sido llamado el SACRAMENTO DE MARIA.
"La creencia general del mundo católico, dice el sabio jesuita P. Clarke, la promulgación de la Iglesia doncente, la aceptación de la iglesia discente, o sea, los fieles, nada falta de lo que puede probar el origen sobrenatural del Escapulario".
"Su misma nobleza de origen, decía el Papa León XIII, su venerada antigüedad, su extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de piedad por él obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan con el mayor encarecimiento". A él ha vinculado la Virgen dos maravillosas promesas:
Primera promesa. Es la gran promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando con fervor a la Virgen san Simón Stock, General de la Orden Carmelitana, apareciósele circundada de ángeles la Santísima Virgen, 15 de Julio de 1251, y entregándole, como prenda de su amor maternal y de ilimitado poder, el Escapulario, prometióle que cuantos murieren revestidos de él no se condenarían. Las palabras de la Virgen fueron éstas: "El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno".
Segunda promesa. Estando orando el Papa Juan XXIII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar el purgatorio del sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: "Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario".
Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina, de Marzo de 1322, aprobada después por más de veinte Sumos Pontifices.
Por él, el Sábado siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, o como lo interpreta la iglesia, cuanto antes, pero especialmente el sábado, según declaración del Paulo V, la Virgen del Carmen, con cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso. El Papa Paulo V expidió el 20 de enero de 1613 el siguiente Decreto: "Permítase a los Padres Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la bienaventurada Virgen María con sus intececiones continuas, piadosas sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte, principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que llevaren el habito carmelitano".
Condiciones para vivir estos privilegios. Para merecer la primera promesa de la perseverancia final, se requiere haber recibido el Escapulario de manos de sacerdote, llevarlo siempre puesto, especialmente en la hora de la muerte, e inscribir el nombre en el libro de la cofradía.
Para ganar la segunda promesa, el privilegio Sabatino, sobre los tres requisitos anteriores, se exige guardar castidad, según el propio estado, rezar siete padrenuestros, 7 avemarías y 7 glorias.
Guardar abstinencia, si pueden hacerlo, los miércoles y los sábados; esta obligación puede un confesor conmunitarla por otras oraciones.
Tenemos una muy buena noticia para el hombre y la mujer de hoy. Ya salió el libro digital: “Él me Sanó”. 77 testimonios de sanación que nos muestran que ¡Jesús está vivo! Además en el libro digital están las oraciones de sanación física y espiritual del P. Emiliano Tardif... Recuerda que mientras se sigan leyendo los testimonios de sanación... Jesús seguirá sanado a tus enfermos del cuerpo, del alma y del espíritu... ¡Gloria a Dios! Lo único que tienes que hacer es mandar $ 39. por libro digital o más según sea tu generosidad. Te recordamos que estos recursos son aplicados para seguir llevando el mensaje de la Buena Nueva de la salvación... ¡a todo el mundo! Acude a BANORTE y deposita en la cuenta 05 19 40 88 49 ó depósito interbancario CLABE 072 470 00519408849 4 a nombre de Aurelio Prado Flores y recibirás el libro digital en tu buzón electrónico. Mándanos la ficha de tu depósito a: lapalabra@jesusestavivo.org.mx para tener tu dirección electrónica y poder enviarte el libro digital inmediatamente. Es muy importante este último paso porque allí están tus datos completos. Para más información abre nuestra página web: www.jesusestvivo.org.mx y ahí está esta BUENA NUEVA... En este libro digital hay sanaciónes de leucemia, cáncer, lesiones cerebrales, síndromes, parálisis, sida, resurrección de muertos y todo lo que se le parezca...
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Te invitamos a ver y a escuchar la misa diaria y el Rosario en español e inglés en nuestra página: www.jesusesta.vivo.org.com.mx  y la beatificación de Juan Pablo II por el canal ESNE, El Sembrador Nueva Evangelización.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

jueves, 15 de julio de 2010

Invocación al Espíritu Santo

En Pentecostés, Hechos 2, los discípulos se consagraron a orar continuamente hasta que el Espíritu Santo se derramó sobre ellos como lenguas de fuego; llenó sus vidas y les dió el valor y el poder de ser testigos suyos para el mundo. Algunas personas llaman a este derramamiento, "bautizo" del Espíritu Santo, el "beso" del Espíritu. Su propósito primordial es el de dar el poder a los cristianos para llevar la Buena Nueva de Jesús al mundo. Su efecto primordial es una experiencia tangible del amor de Jesús. El abrazo del cielo. Vamos a dar gracias continuamente, diariamente por un derramamiento más profundo del Espíritu Santo en nuestras vidas. Cuando el poder del Espíritu se apodera de nuestras vidas, podemos cambiar el mundo. Un ministro de una ciudad universitaria, después de recibir el Espíritu Santo; dijo, "¡Ahora, lo que hago, trabaja!". De acuerdo a Hechos 2, esto debería ser la vida cristiana normal. Al orar la oración siguiente, cámbiala de tal manera, que la sientas como si fuera tuya.
Oración para recibir una fuerte efusión del Santo Espíritu de Dios "...van a recibir una fuerza, la del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos... hasta los confines de la tierra" . Hechos 1,8
Ven Espíritu Santo y bautízame con el fuego de tu amor. Yo me he entregado a ti, en lo mejor que mi capacidad me lo permite, y quiero llenarme de ti. Yo necesito tu poder en mi vida. Ven, por favor, y lléname. Señor, yo creo que cuando me entregué a ti y te proclamé como mi Señor, nos convertimos en uno. Tú eres el árbol y yo soy la rama del árbol. Todo lo que tú eres, está dentro de mí. Mi vida procede de tí. Yo creo que al darte paso y pedírtelo, tú vas a derramar tu fuerza, tu sabiduría, tu sanación, para satisfacer mis necesidades actuales. Estoy abierto a recibir tus dones de santificación de Isaías 12,2, Sabiduría, Inteligencia, Prudencia, Valentía, Conocimiento y Temor de Dios. Yo necesito éstos dones en mi vida para crecer como cristiano. Yo permito y pido que tú derrames tus dones de servicio, como están expresos en 1Cor 12, sabiduría, enseñanza, fe, hacer curaciones, milagros, profecía, discernimiento, hablar en lenguas, e interpretación de lenguas. Yo necesito estos dones para dar testimonio a un mundo herido. Sólo con tu poder, y guiado por tu Espíritu; puede mi vida ser fructífera. Espíritu Santo, ven. Espíritu Santo, ven. Yo lo quiero todo, envuelto en el don más grande de todos, el Amor. "...pero el mayor de los tres es el amor". 1Cor 13,13. Derríteme, moldéame, lléname, úsame. Dame oportunidades para usar tus dones para revelar tu amor y tu misericordia. Estírame, Señor. Yo no voy a poner límites a tus dones por mi propia percepción de lo que yo puedo recibir. Espíritu Santo, engrandece mi capacidad. Trabaja en mí de manera poderosa. Yo quiero que todos los fines que tú tienes para mi vida, sean realizados. Y yo te necesito, Espíritu de Dios poderoso, para que traigas esa realización completa. Ven Espíritu Santo, ven,
Cuando pasas a través de mí para servir a otros, yo sé que tú estás pasando también a través de mí, para sanar mi vida. Gracias por inundar los lugares más profundos de mi vida con tu amor eléctrico. Gracias por lavar y limpiar cualquier herida y cicatriz del pasado que todavía tiene el poder de dominar mis pensamientos y suprimir mi libertad física y emocional. Gracias por traer luz a las sombras, y calor a cualquier cuarto frío y oscuro que haya en mi alma. Espíritu Santo compasivo, gracias por venir y sacar las lágrimas que no he llorado, los sufrimientos que no han pasado, el dolor de una pérdida, los traumas, el temor, los dolores emocionales tan dolorosos que fueron "enterrados vivos". Espíritu de Sabiduría, gracias por venir a la raíz de cualquier fallo crónico en mi vida. Espíritu Santo, gracias por caminar conmigo a través de mis años pasados y hacer frente a ese pasado conmigo. Gracias por recordarme que el amor de Jesús ha estado siempre ahí, llenando este trecho entre el amor que necesitaba y el amor que recibí.
Da las gracias al Espíritu Santo por recorrer tu vida y traer a la mente cualquier recuerdo que necesitaba sanación. Cuando surjan, di simplemente, "Espíritu Santo, yo te entrego este evento; para que sea sanado. Gracias por traer el bien para cubrir el dolor.". Romanos 8,28. Alabado seas, Jesús. "Deja que esta sea una oportunidad para un derrame más profundo del Espíritu Santo al liberar más tu vida emocional".
Gracias, Espíritu Santo, por tú presencia en mí, que fluye libremente en mí y a través de mí. Gracias por ser mi amigo, mi maestro, mi intercesor, mi consolador, y el dador de dones extraordinarios. Gracias especialmente por __________ Inserta aquí lo que haz recibido en estos momentos.
Cierra tus ojos y canta, “Espíritu Santo, ven”, “Divino Espíritu”, “Mi alma alaba al Señor”, o cualquier otro canto que invite al Espíritu Santo a vivir en ti, que ya vive, ¡pero no se nota! Así sea.
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La misa que celebró hoy domingo Monseñor Rafael Chávez Ponce de León en el templo de San Pedro a las nueve de la mañana, se subió en vivo a la televisión mundial en nuestro canal y también la puedes seguir viendo en nuestros archivos de Youtube y Ustream. También subimos a nuestra página web la Misa que se celebró en la Catedral hoy a las 9 de la mañana. Escucha y ve en la televisión mundial en vivo por internet, nuestro programa “La Palabra”. Cuarenta y cinco minutos en comunicación con Jesús que está vivo en la Z radio. La cita con el Doctor de doctores que todo lo sana es a las seis de la tarde por 96.3 FM estéreo y 1340 AM digital. Mañana en el templo de El Carmen a las cinco de la tarde, por la televisión mundial en vivo por internet, proclamación de la Palabra y oración por la salud de tus enfermos. Ya salió nuestro Boletín electrónico “Yo Soy” número 1 y lo podrás recibir en tu buzón completamente gratis en cuanto nos mandes tu dirección electrónica a: lapalabra@jesusestavivo.org.mx A las personas que soliciten su boletín electrónico se les hará llegar el libro de 77 testimonios de sanación en su correo electrónico.
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El P. Emiliano visita un enfermo

José Ramón Rosario Sánchez nació en la comunidad de San Víctor, jurisdicción del municipio de Moca, el 2 de enero de 1949. Según relato de sus padres, Pedro Antonio Rosario y Edilia Encarnación Sánchez, José, desde su nacimiento, tuvo profundos problemas de salud. Siempre se necesitó de una atención clínica permanente para salvaguardar su integridad. Los primeros problemas de salud detectados por los médicos fueron de índole diabética. Los galenos sostuvieron por largo tiempo que el niño tenía insuficiencia de insulina, conllevando ello que se le sometiera a una rigurosa dieta, que no tardó en dejar su secuela de anemia en su delicado organismo. El problema fue tal, que se precisó internarlo en el entonces Hospital Angelita de la ciudad capital. Infructuosos fueron los esfuerzos médicos. Los efectos de la anemia cada día avanzaban en su cuerpo y consumían al menor. Con el tiempo fue necesario replantear el cuadro clínico, pues su diabetes presentaba rasgos que no le son comunes. Los médicos se entregaron a un estudio más detenido del caso. Mientras tanto, el cuerpo de José sufría los flagelos de periódicos dolores.
Al fin se arribó a una conclusión: José estaba padeciendo de anemia falsifórmica o anemia plástica. Sus glóbulos rojos tenían una estructura anormal.
Las crisis se sucedían, produciéndole dolores indescriptibles. Los médicos sólo suministraban paliativos al problema, pues se estaba en presencia de un mal hasta la fecha incurable.
El 14 de mayo de 1971 José fue internado en el Hospital Salvador B. Gautier, de la ciudad de Santa Domingo. Allí duró un año y tres meses tratando de recuperar la facultad de caminar, perdida la consecuencia del desarrollo que la enfermedad había alcanzado en su organismo. El Dr. González Cano, especialista en anemia plástica, afirmó que era imposible que José volviese a caminar, en razón de que la médula espinal se hallaba seriamente afectada. El caminar de nuevo le causaría irremisiblemente un derrame cerebral, refirió el especialista a los parientes del paciente. González Cano aconsejó a los padres de José que lo llevasen nuevamente a la ciudad de Moca, donde tenía su domicilio el paciente, para que tratara de llevar la vida con conocimiento de que no volvería a caminar. Este dictamen fue dado a mediados de 1972; José llevaba recluido en cama, sin poder caminar. A los familiares nos pareció todo perdido, y nos suminos en un mundo de angustias inconfesables.
El 17 de junio de 1975 se convertiría en un día memorable para la comunidad mocana.
En horas de la mañana de ese día estaba José con unos niños que habían venido a hacerle compañía, cuando sorpresivamente llegó un grupo de fieles cristianos miembros del floreciente Movimiento Carismático con el P. Emiliano Tardif, cura canadiense que simbolizaba el espíritu del ese movimiento en la zona norte del país. El Reverendo, una vez en la casa y después de haber hablado con José, procedió a orar invocando al Señor para que le otorgara su sanación. Instantes después, el P. Tardif le dijo a José que se levantara de la silla en que se encontraba sentado y caminara junto a él. José se mostró extrañado. ¿Cómo era posible que caminara, si el especialista le había dicho que no volvería a hacerlo jamás?
Cumplió el mandato del Padre, y dio varios pasos. El sudor cubrió su cuerpo. El asombro cundió en el ánimo de todos: José estaba caminando. La comunidad mocana se resistía a aceptar esta realidad, y nuestra casa rebosó de gente. Todo el mundo se quedaba asombrado; muchos lloraban de la alegría, otros daban palmadas y desorbitaban sus ojos por el asombro.
En lo que respecta a mí, confieso que me sentí aturdido al ver a mi hermano caminar. Hasta el tercer día acepté la realidad no sólo de que mi hermano había vuelto a caminar, sino que también habían desaparecido de su cuerpo los permanentes dolores que durante años lo habían confinado a la inmovilidad.
José se reintegró a la vida diaria de manera normal; viajó a diversas ciudades del país y a muchos campos de la provincia como el más saludable de los hombres.
Los moradores de Moca se acercaron más al Movimiento Carismático, después de conocer este milagro.
Mi hermano se dedicó a dar testimonio de su sanación en diversos templos de la provincia, y las personas miraban así los efectos del poder de Dios sobre ese hombre condenado por la ciencia a no alcanzar su salud.
Confieso que aún hoy, cuando ya han pasado más de ocho años de ese acontecimiento milagroso, se me conoce como "el hermano de José el del milagro" , más que como abogado, profesión que ejerzo desde hace varios años. Lic. Pedro Rosario Sánchez.
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Las maravillas del nombre de Jesús

Hemos oído y repetido desde la infancia el nombre de Jesús, pero muchos, demasiados, no tienen una idea adecuada de las grandes maravillas de este Nombre.
¿Qué sabes tú del nombre de Jesús? Sabrás que es un nombre santo y que habrías de que inclinar la cabeza cada vez que lo dices. Eso es muy poca cosa. Es como si uno viera un libro cerrado y se fijara solamente en el título de la portada. No sabes nada de los preciosos pensamientos que el libro contiene.
Así es, cuando pronuncias el nombre de Jesús, sabes muy poco de los tesoros que en ello se oculta. Este divino nombre, en verdad, es una mina de riquezas, es un manantial de la más alta santidad y el secreto de la felicidad mas grande que el hombre puede esperar y gozar en esta tierra. Lee, y lo verás.
Es tan poderoso, tan seguro, que nunca deja de producir en nuestras almas los más maravillosos resultados. Consuela al más triste corazón y hace fuerte al más débil pecador. Nos obtiene todo tipo de favores y gracias, tanto espirituales como temporales.
Debemos de hacer dos cosas. Primero, entender claramente el significado y el valor del nombre de Jesús. Segundo, debemos habituarnos a decirlo devota y frecuentemente cientos y cientos de veces todos los días. Lejos de ser algo aburrido, será algo de inmenso gozo y consolación.
El santo nombre de Jesús es, primero que todo, una oración todopoderosa. El mismo, nuestro Señor solemnemente promete que todo aquello que pidiéramos al Padre en su nombre lo recibiríamos. Dios nunca falla en su Palabra. Cuando decimos "Jesús", pedimos a Dios todo lo que necesitamos con la absoluta confianza de ser oídos. Por esta razón, la Iglesia termina sus oraciones con estas palabras: "Por Jesucristo," que da a la oración una nueva eficacia divina.
Pero, el santo nombre es algo aún más grande.Cada vez que decimos: "Jesús," glorificamos a Dios con un gozo y gloria infinito porque le ofrecemos todos los infinitos méritos de la pasión y muerte de Jesucristo.
Pablo nos dice que Jesús mereció el nombre "Jesús" por su pasión y muerte.Cada vez que decimos: "Jesús," claramente deseamos ofrecer a Dios todas las misas dichas en todo el mundo por nuestras intenciones. Nosotros verdaderamente participamos en aquellas cientos de misas.
Cada vez que decimos: "Jesús," es un acto de perfecto amor, por el cual ofrecemos a Dios el infinito amor de Jesús. El santo nombre de Jesús nos salva de innumerables males, y nos rescata especialmente del poder del demonio que está constantemente buscando la ocasión de hacernos daño. El nombre de Jesús gradualmente irá llenando nuestras almas con una paz y un gozo que nunca tuvimos antes. El nombre de Jesús nos refuerza de una manera tal, que nuestros sufrimientos parecen ligeros y fáciles de soportar.
Pablo nos dice que debemos de hacer todo lo que hacemos tanto sea en palabras o en el trabajo en el nombre de Jesús. "Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo." (Col 3,17).
De esta manera todos los actos se hacen en un acto de amor y mérito. Y más aún, recibimos la gracia y la ayuda para hacer todas nuestras acciones perfectamente bien. Debemos, sin embargo, hacer lo que mejor podamos en acostumbrarnos en decir "Jesús, Jesús, Jesús," muy a menudo todos los días. Podemos hacerlo cuando nos vestimos, en el trabajo -no importa lo que estamos haciendo- paseando, en momentos de tristeza, en casa y en la calle, en todas partes.
No hay nada más fácil si nos esforzamos en hacerlo con regularidad. Lo podemos hacer muchísimas veces al día.
Piensa que cada vez que decimos "Jesús" devotamente, damos gran gloria a Dios, recibimos grandes gracias, y ayudamos a las almas del purgatorio. Pongamos ahora algunos ejemplos que demuestran el poder del santo nombre.
EL MUNDO EN PELIGRO SALVADO POR EL SANTO NOMBRE. En el año 1274 grandes males amenazaron al mundo. La Iglesia fue asaltada por furiosos enemigos desde adentro y fuera. Fue tan grande el peligro que el Papa Gregorio X, que reinaba por entonces, convocó un concilio de obispos en Lyons para determinar la mejor manera de salvar a la sociedad de la ruina en la que estaba cayendo. Entre muchas de las formas propuestas, el Papa y los obispos eligieron la que ellos consideraron más fácil y eficaz de todas, es decir, la frecuente repetición del santo nombre de Jesús.
El santo Padre entonces pidió a los obispos del mundo y a sus sacerdotes que invocaran el nombre de Jesús y urgieran a sus fieles el poner toda su confianza en éste poderoso nombre, repitiéndolo constantemente con ilimitada confianza. El Papa encargó especialmente a la Orden de Santo Domingo la gloriosa tarea de predicar las maravillas del santo nombre, trabajo que ellos cumplieron con ilimitado celo.
Sus hermanos franciscanos les secundaron. San Bernardino de Siena y San Lorenzo de Puerto Mauricio fueron ardientes apóstoles del santo nombre de Jesús. Sus esfuerzos fueron coronados con el éxito. Fueron barridos los enemigos de la Iglesia y desaparecieron los peligros que amenazaban a la sociedad y la suprema paz reinó una vez más.
Esta es la lección más importante para nosotros porque, en nuestros días, terribles sufrimientos están aplastando muchas naciones. Y aún mayores tribulaciones están amenazando a todas las demás.
Ningún gobierno o gobiernos parecen lo bastante fuertes y hábiles como para detener este tremendo torrente de males. No hay más que un remedio y es la oración.
Todo cristiano debe volver a Dios y pedirle misericordia. La oración más fácil de todas las oraciones, como hemos visto, es el nombre de Jesús. Todos sin excepción pueden invocar este santo nombre cientos de veces al día, no solamente por sus propias intenciones, sino también para pedir a Dios que libre al mundo de una inminente ruina.
Es asombroso lo que una persona que ora puede hacer para salvar su país y a la sociedad. Leemos en la Sagrada Escritura como Moisés salvó por sus oraciones al pueblo de Israel de la destrucción y como una piadosa mujer, Judith de Betulia, salvó su cuidad y su gente cuando los gobernadores estaban desesperados y a punto de rendirse a sus enemigos.
De nuevo notamos, que las dos ciudades Sodoma y Gomorra, que Dios destruyó con fuego, por causa de sus pecados y crímenes, ¡les hubiera perdonado si hubiera habido solamente diez personas que oraran por ellos!
Una y otra vez leemos de reyes, emperadores, hombres de estado y famosos comandantes militares que pusieron toda su confianza en la oración, y así obraron maravillas. Si las oraciones de un hombre pueden hacer tanto, ¿cuánto más harán las oraciones de muchos?
El nombre de Jesús es la más corta, más fácil, y más poderosa de las oraciones. Todos pueden decirlo incluso en medio de su trabajo diario. Dios no puede rehusar de oírlo.
Invoquemos el nombre de Jesús pidiéndole que nos salve de las calamidades que nos amenazan.
Una devastadora plaga aparece en Lisboa en 1432. Todos los que pudieron hacerlo, huyeron aterrorizados de la ciudad y de este modo se extendió por todos los rincones del país de Portugal. Miles de hombres, mujeres y niños de todas clases fueron barridos por la cruel enfermedad. Fue tan virulenta la epidemia que los hombres caían muertos en todas partes, en la mesa, en las calles, en sus casas, en las tiendas, en los mercados, en las iglesias. Usando las palabras de los historiadores, estalló como rayo de hombre a hombre, por un abrigo, un sombrero, o cualquier prenda que hubiera sido tocada por la sacudida plaga. Sacerdotes, médicos y enfermeras fueron arrastrados en tal número que muchos cuerpos yacían en las calles, sin enterrar. Los perros lamían la sangre de los muertos, como resultado fueron éstos contagiados con la terrible enfermedad que se extendió aún más entre la infortunada gente.
Entre aquellos que asistieron a los moribundos con inquebrantable tenacidad, fue un venerable obispo, Monseñor André Días, que vivió en el convento o monasterio de Santo Domingo. Este santo varón, viendo que la epidemia, lejos de disminuir, crecía a diario en intensidad y perdiendo la esperanza en la ayuda humana, urgió a la infeliz gente a que invocaran el santo nombre de Jesús. Donde quiera que la enfermedad fuera más furiosa, se le había visto, urgiendo, implorando a los enfermos y moribundos y a aquellos a los cuales no les había tocado la enfermedad, el repetir: "Jesús, Jesús." "Escribidlo en estampas, -decía- y guardadlas dentro de vosotros. Ponedlas por la noche debajo de las almohadas. Ponedlas en las puertas, pero por encima de todo, invocad constantemente con vuestros labios y en vuestros corazones este nombre que es de lo más poderoso."
El fue, como ángel de paz, llenando a los enfermos y moribundos con coraje y confianza. Los pobres dolientes sentían dentro de ellos una nueva vida, y nombrando a Jesús, ponían las estampas en sus pechos o en sus bolsillos.
Entonces citándoles en la gran iglesia de Santo Domingo, les habló una vez más del poder del nombre de Jesús y bendijo agua en el mismo santo nombre. Ordenando que toda la gente se salpicara con ella y que salpicaran la cara de los enfermos y moribundos. ¡Maravilla de maravillas! Los enfermos sanaron, los moribundos resucitaron de sus agonías, la plaga cesó y la ciudad fue librada en pocos días del más espantoso azote que jamás la había visitado.
Las noticias se extendieron por todo el país, y todos empezaron al unísono a invocar el nombre de Jesús. En un increíble y corto período de tiempo todo Portugal se vio libre de la horrorosa enfermedad.
La gente agradecida, teniendo presente las maravillas que habían presenciado, continuaron su amor y confianza en el nombre de nuestro Salvador. Así que en sus problemas, en todos los peligros, cuando males de cualquier clase les amenazaban, ellos invocaban el nombre de Jesús. Fueron fundadas confraternidades en las iglesias, fueron hechas procesiones del santo nombre mensualmente, fueron levantados altares en honor de este bendito nombre, así que la mayor maldición que jamás había caído en el país fue transformada en una de las más grandes bendiciones.
Por siglos, esta confianza en el nombre de Jesús continuó en Portugal y así mismo se extendió a España, Francia, y al resto del mundo.
En el reino de Genseric, el rey arriano de los Godos, uno de los favoritos cortesanos del rey, el conde de Armogasto, fue convertido del arrianismo a la Iglesia Católica.
El rey, oyendo el hecho, se enfureció de tal manera que llamó al joven noble a su presencia y trató por todos los medios en su poder inducirle a rechazar su fe y volver a la secta arriana. Ni las amenazas ni las promesas le importaron. El conde rehusó toda insinuación y conservó su nueva fe. Genseric dió rienda suelta a su furia y ordenó que ataran al joven con fuertes cuerdas y que los fornidos verdugos las apretaran con todas sus fuerzas. El tormento era inmenso pero la víctima no mostraba señales de dolor. Repitió por dos o tres veces "Jesús, Jesús, Jesús," y las cuerdas se ablandaron como telas de araña y cayeron a sus pies.
Enfurecido sin medida el tirano, ordenó ahora que fueran traídos tendones de bueyes, tan fuertes como el alambre. El conde fue atado de nuevo y el rey pidió a los verdugos que usaran todas sus fuerzas. Una vez más, su víctima invocó el nombre de Jesús. Y las nuevas ligaduras como las viejas se aflojaron como hilos. Echando espuma por la boca de odio, ordenó que el mártir fuera atado por los pies y colgado de la rama de un árbol, cabeza abajo.
Sonriendo a esta nueva moda de tortura, el conde Armogasto cruzó los brazos en su regazo y repitiendo el santo nombre, se durmió tranquilamente como si estuviera echado en el más suave y cómodo sofá.
Tenemos otro incidente parecido de la misma clase narrado por el mártir chino, el venerable dominico y obispo, Don Melchior. En una de las muchas persecuciones que atacaron a China, y que dio tantos santos a la Iglesia, este obispo fue perseguido y después de haber resistido los más brutales tormentos, era condenado a una muerte cruel. Fue arrastrado al mercado en medio del populacho, los cuales vinieron a satisfacerse con sus sufrimientos.
Le desnudaron y cinco verdugos armados con afiladas espadas empezaron a cortar sus dedos, uno por uno, coyuntura por coyuntura, después sus brazos, luego sus piernas, causándole una agonía extremadamente dolorosa. Finalmente rajaron su encarnadura y le rompieron los huesos.
Durante este prolongado martirio, sin visibles signos de dolor por parte del obispo, sonreía y decía despacio y en alta voz, "Jesús, Jesús, Jesús." Esto le daba una maravillosa fuerza ante el asombro de sus verdugos.
No hubo una lágrima o queja que se escapara de sus labios, hasta que finalmente, después de horas de tortura, calladamente, expiró con la misma dulce y pacífica sonrisa en su cara.
Qué maravillosa consolación no sentiríamos cuando confinados en cama por una enfermedad o desgarrados por el dolor, repitiéramos devotamente el nombre de Jesús.
Muchas gentes que no pueden dormir encontrarían ayuda y consolación si invocaran en estos momentos de insomnio el santo nombre y muy probablemente caerían en un tranquilo sueño.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

Los siete mandamientos de la Palabra de Dios

Hay ciertos puntos fundamentales que debe tener en cuenta cualquier persona que se acerca a la Biblia. Podríamos decir que son los siete mandamientos de la Palabra de Dios: La Palabra se lee y se escucha. Dichoso el que lea y los que escuchen las Palabras de esta profecía: Ap 1,3.
¿Para qué escribimos una carta a una persona querida que se encuentra lejos? Para que leyéndola sepa de nosotros y no perder nuestra relación de amor. Así también Dios nos ha escrito una carta para que la leamos, le conozcamos y le amemos más.
Si cada uno de nosotros prestamos atención a toda nuestra correspondencia, hasta la de Teléfonos y la CFE donde nos cobran. ¿por qué no leer ávidamente aquella carta que nos regala vida eterna?
Una de las fiestas más solemnes del judaísmo es cuando un hijo de Israel cumple 13 años y celebra su Bar Mitzba que consiste en la primera vez que este jovencito va a leer públicamente la Escritura.
Podríamos decir que es tan importante y solemne como para nosotros "La Primera Comunión" Sin duda que Jesús la celebró con gran júbilo. ¿Qué podríamos nosotros hacer para darle su importancia a la Lectura de la Palabra; tanto a nivel personal como comunitario?
Hasta hace pocos años no se tenía la costumbre de leer las Escrituras. Algunos hasta afirmaban que estaba prohibido. Ciertamente escaseaban las traducciones, pocos las adquirían, y la mayor parte las guardaban empolvadas en un librero, Sin embargo, el Concilio Vaticano nos ha abierto de par en par la Biblia para que tengamos acceso al alimento de la Palabra de Dios.
Por otro lado, la Palabra se escucha. El procurador Sergio Pablo estaba deseoso de escuchar la Palabra de Dios: Hech 13,7. Cf. 13, 46; ya que la fe entra por la escucha de la Palabra de Cristo": Rm 10,17.
El primer mandamiento de Dios es: "Escucha Israel" (Mc 12,29). Antes de cualquier cosa debemos escuchar a Dios. La Palabra proclamada en la liturgia goza de una eficacia especial, ya que en ese ambiente efectúa su contenido.
Recomendamos que durante la Eucaristía no leamos nuestras hojitas, sino dejemos que la Palabra, como agua que fecunda la tierra, penetre por nuestro oído. En el texto de Apocalipsis 1,3 uno lee y los demás escuchan.
La Palabra se cree: Jn 20, 30-31. Muchos de los que oyeron la Palabra, creyeron: Hech 15.7. La palabra no es, sólo para escucharla o leer la sino que principalmente es para creerla; lo cual significa confiar verdaderamente que es Dios quien nos está hablando a través de ella, por tanto, se nos está revelando la Verdad, por encima de todos los criterios y valores del mundo.
Lo escrito en este libro ha sido para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida en su nombre: Jn 20, 30-31.
Al creer en la Palabra se está teniendo fe en Aquél que la pronunció. Este acto de fe desencadena la acción salvífica de Dios: "tras haber oído la Palabra de la Verdad, la Buena Nueva de la salvación, y haber creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la Promesa": Ef 1, 13, ya que "el Evangelio es una fuerza de Dios para todo el que cree": Rm 1, 16.
La Palabra se estudia: Lc 1,3-4; 2Tm 3,15. No basta leerla superficialmente sino que es necesario adentrarse más profundamente en ella. Cf. Mt 13,23. Para esto es necesario siempre un estudio sistemático y progresivo que nos vaya haciendo conocer más y más el mensaje de salvación. Lo cierto es que entre más se estudia, más se adentra uno a ese mundo fascinante de la Biblia y más y más quiere saber de ella.
Los judíos de Berea "examinaban diariamente las Escrituras": Hech 17,11; y Pablo, "enseñó la Palabra de Dios durante un año y medio en Corinto": Hech 18,11. Jesús por su parte nos ha invitado a escudriñar las Escrituras para encontrar testimonio de él (Jn 5,39).
Este estudio se puede hacer en Institutos Bíblicos, con maestros suficientemente preparados o por lo menos leyendo libros serios sobre la Escritura.
La Palabra se ora: Col 3,16. Cuando Dios nos habla espera siempre nuestra respuesta. La Biblia no se reduce a un libro de estudio. Más que eso, es un libro de oración.
Después de cada mensaje, de cada parábola o cada Salmo, Dios guarda silencio para escucharnos. Pablo nos recomendaba que la Palabra de Cristo habitara en nosotros con toda su riqueza. Luego, nos explicitaba lo que haríamos con esa Palabra: "instrúyanse, amonéstense, canten agradecidos a Dios en sus corazones con Salmos, himnos y cánticos inspirados: Col 3,16. No hay mejor libro de oración que la Biblia.
La Palabra se memoriza: Dt 6, 4-9. Nuestra memoria es como un cassette en blanco que todo lo que registra lo puede reproducir después. Así pues, si en nuestra memoria se graban las bienaventuranzas, los Salmos y los mandamientos de la Ley de Dios, eso mismo será lo que luego se vaya reproduciendo en nuestra vida.
La transformación de nuestra mente comienza con la incubación de recuerdos de elementos positivos, y no puede existir nada más sanador y transformador que la Palabra de Dios que es viva y eficaz, espíritu y vida (Heb 4,12; Jn 6,63).
Por eso Dios había mandado a su pueblo repetir constantemente sus Palabras para que de esa manera se quedaran bien grabadas en su memoria y así estuvieran más dispuestos a cumplirlas: Queden grabadas en tu corazón estas Palabras que yo te mando hoy. Se las repetirás a tus hijos. Se las dirás tanto si estas en casa como si vas de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes, las atarás a tu mano como una señal como un recordatorio ante tus ojos. Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas: Dt 6, 6-9.
Por esta razón los judíos piadosos al orar amarraban sobre su frente una cajita conteniendo versículos de la Escritura, para significar que la Palabra debía estar en la mente.
Si al memorizar "un texto" nos aprendemos también "la cita", nos servirá como un instrumento de gran utilidad; no para usarlos con presunción frente a los demás, sino como auxiliar en la evangelización. Así como sabemos de memoria el número telefónico de quienes amamos, podemos aprender que el texto: "yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" lo encontramos en Juan 10,10.
A este respecto, cuando se cite, no se debe decir: "como dice Juan yo he venido...", sino: "como dice Jesús: “yo he venido...": Jn 10,10. Porque no es Juan quien lo dice, sino Jesús.
La Palabra se vive: Mt 7, 24-27. Dios nos ha dado su Palabra precisamente para que sea una lámpara que guíe nuestros pasos (Sal 119,105).
Todo el que oiga estas Palabras y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca, cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa: pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, embistieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina: Mt 7,24-27.
Los judíos se amarraban unos listones con inscripciones bíblicas en sus manos para significar que la palabra debía "hacerse", llevarse a cabo; que no bastaba con que estuviera inscrita en los rollos, ni siquiera era suficiente con llevarla en la mente.
Jesús nos ha aclarado que seremos sus amigos, si hacemos lo que él dice (Jn 15,14); pues no basta con que le llamemos "Señor, Señor", sino que es necesario primordialmente cumplir la voluntad de su Padre celestial (Mt 7,21).
La Palabra se proclama: Mc 16,15. A todos quienes escucharon y creyeron en su Palabra los envió a predicarla, anunciando en los tejados lo que él les había dicho al oído y a la luz lo que habían escuchado en lo secreto. La Palabra no es para esconderla debajo de la mesa sino para que sirva de ayuda para que los demás caminen. Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación: Mc 16.15.
Y, como los primeros evangelizadores, hemos de pedir el poder de Dios para predicar con toda valentía, con curaciones, signos y prodigios que muestren que Jesús está vivo: Hech 4,29-31.
La Biblia no nos habla de Dios, sino que es Dios hablándonos. La Palabra de Dios no es algo sino Alguien; no es un librito sino una persona que entenderemos en la medida que la tratamos.
Por eso, la estudiaremos y profundizaremos en las mismas tres etapas en que conocemos a una persona: primeramente en su presentación, luego los rasgos de su exterior para finalmente llegar a su interior.
Como muchas personas, también ella tiene varios nombres. Sus nombres no son sólo un apelativo sino la externa manifestación de los más íntimo de su personalidad expresado realmente lo que es: La Biblia
Su primer nombre es de origen griego y recuerda su nobleza y singularidad. Se le llama La Biblia, que significa “El Libro”. No solamente es un libro más, sino que es “El Libro” por excelencia, el más importante que posee la humanidad.
Su segundo nombre es Santa Escritura. Sin embargo, no fue bautizada con ese nombre debido a las personas o ejemplos llenos de santidad que en ella encontramos. No. La Biblia es Santa porque es capaz de santificar a quien la lee, la ama y la pone en práctica.
La Biblia es Santa porque no sólo nos proporciona un camino de santidad, sino la santidad misma que es Dios, fuente de toda santidad.
También se le llama La Palabra. La Palabra es lo mas personal e individual que existe. La Biblia es la Palabra de Dios. Palabra que es Espíritu y Vida, viva y eficaz. Pero al mismo tiempo es la palabra del hombre, pues el misterio de Dios está expresado en palabras humanas.
Al conocer los principales nombres de nuestra amiga nos hemos dado cuenta de quién es y qué hace. En verdad en ella existe algo más de lo que sospechábamos en un principio... y es todavía mucho más lo que guarda para nosotros.
Tenemos una muy buena noticia para el hombre y la mujer de hoy. Ya salió el libro digital: “Él me Sanó”. 77 testimonios de sanación que nos muestran que ¡Jesús está vivo! Además en el libro digital están las oraciones de sanación física y espiritual del P. Emiliano Tardif... Recuerda que mientras se sigan leyendo los testimonios de sanación... Jesús seguirá sanado a tus enfermos del cuerpo, del alma y del espíritu... ¡Gloria a Dios! Lo único que tienes que hacer es mandar $ 39. por libro digital o más según sea tu generosidad. Te recordamos que estos recursos son aplicados para seguir llevando el mensaje de la Buena Nueva de la salvación... ¡a todo el mundo! Acude a BANORTE y deposita en la cuenta 05 19 40 88 49 ó depósito interbancario CLABE 072 470 00519408849 4 a nombre de Aurelio Prado Flores y recibirás el libro digital en tu buzón electrónico. Mándanos la ficha de tu depósito a: lapalabra@jesusestavivo.org.mx para tener tu dirección electrónica y poder enviarte el libro digital inmediatamente. Es muy importante este último paso porque allí están tus datos completos. Para más información abre nuestra página web: www.jesusestavivo.org.mx y ahí está esta BUENA NUEVA... En este libro digital hay sanaciónes de leucemia, cáncer, lesiones cerebrales, síndromes, parálisis, sida, resurrección de muertos y todo lo que se le parezca...
La misa que celebró hoy domingo Monseñor Rafael Chávez Ponce de León en el templo de San Pedro a las nueve de la mañana, se subió en vivo a la televisión mundial en nuestro canal y también la puedes seguir viendo en nuestros archivos de Youtube y Ustream. También subimos a nuestra página web la Misa que se celebró en la Catedral hoy a las 9 de la mañana. Escucha y ve en la televisión mundial en vivo por internet, nuestro programa “La Palabra”. Cuarenta y cinco minutos en comunicación con Jesús que está vivo en la Z radio. La cita con el Doctor de doctores que todo lo sana es a las seis de la tarde por 96.3 FM estéreo y 1340 AM digital. Mañana en el templo de El Carmen a las cinco de la tarde, por la televisión mundial en vivo por internet, proclamación de la Palabra y oración por la salud de tus enfermos. Ya salió nuestro Boletín electrónico “Yo Soy” número 1 y lo podrás recibir en tu buzón completamente gratis en cuanto nos mandes tu dirección electrónica a: lapalabra@jesusestavivo.org.mx A las personas que soliciten su boletín electrónico se les hará llegar el libro de 77 testimonios de sanación en su correo electrónico.
¡Alabado sea Jesucristo!
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jueves, 8 de julio de 2010

El escapulario

La medalla-escapulario tiene en una cara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la imagen de la Bienaventurada Virgen María en su reverso. En 1910, el Papa Pío X declaró que, una persona válidamente investida en su escapulario de tela podía llevar la medalla-escapulario en su lugar, provisto que tuviera razones legítimas para sustituir su escapulario de tela por la medalla- escapulario. Esta concesión fue hecha a petición de los misioneros en los países del trópico, donde los escapularios de tela se deterioran pronto. Ahora bien, el Papa Pío X y su sucesor, el Papa Benedicto XV, expresaron su profundo deseo de que las personas continuaran llevando el escapulario de tela cuando fuera posible, y que no sustituyeran el escapulario de tela por la medalla escapulario sin que medie primero razón suficiente. La vanidad o el miedo a profesar su fe en público no pueden ser razones que satisfagan a Nuestra Señora. Personas de esta clase corren el riesgo de no recibir la promesa del escapulario del Carmen.
Una vez bendecido el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para escapularios posteriores. Los escapularios gastados, si han sido bendecidos no se deben echar a la basura. Se pueden quemar o enterrar como signo de respeto.
Alerta contra abusos: El escapulario NO salva por si solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: "No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la ´omnipotencia suplicante´ de la madre de la misericordia."
Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: "aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor"
Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
San Claude de la Colombiere advierte: "Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario"
El Privilegio Sabatino: Este privilegio es una promesa de la Virgen que consiste en la liberación del purgatorio el primer sábado (día que la Iglesia ha dedicado a la Virgen) después de la muerte por medio de una intercesión especial de la Virgen
Se originó en una bula o edicto que fue proclamado por el Papa Juan XXII en marzo 3, 1322 como resultado de una aparición que tuvo de la Virgen en la que prometió para aquellos que cumplieran los requisitos de esta devoción que "como Madre de Misericordia, con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza".
Condiciones para que aplique este privilegio 1) Usar el escapulario con fidelidad. 2) Observar castidad de acuerdo al estado de vida. 3) Rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario.
El Papa Pablo V confirmó en una proclamación oficial que se podía enseñar acerca del privilegio sabatino a todos los creyentes.
El Escapulario y la Virgen de Fátima: Es evidente que la Virgen  María quiere revelarnos de manera especial el escapulario. Reporta Lucia, vidente de Fátima, hoy Hermana María del Inmaculado Corazón, que en la última aparición (Octubre, 1917, día del milagro del sol), la Virgen vino vestida con el hábito carmelita y con el escapulario en la mano y recordó que sus  verdaderos hijos lo llevaran con reverencia. También pidió que los que se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.
Hablan los Papas y los santos. El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario solo 25 años después de la Visión del Escapulario. 600 años mas tarde cuando abrieron su tumba, su escapulario estaba intacto.
El Papa Pío XII habló frecuentemente del Escapulario. En 1951, aniversario 700 de la aparición de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa audiencia en Roma exhortó a que se usara el Escapulario como "Signo de Consagración al Inmaculado Corazón de María" (tal como pidió la Virgen en Fátima).  El Escapulario también representa el dulce yugo de Jesús que María nos ayuda a sobrellevar. Y finalmente, el Papa continuó, El Escapulario nos marca como hijos escogidos de María y se convierte para nosotros (como lo llaman los alemanes) en un 'Vestido de Gracia".
El mismo día que S. Simón Stock recibió de María el escapulario y la promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba desesperado. Cuando llegó puso el escapulario sobre el hombre, pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer. Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios"
San Alfonso Ligorio y S. Juan Bosco tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murió San Alfonso Ligorio le enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años después cuando abrieron su tumba encontraron que su cuerpo y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo su escapulario estaba intacto. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su Monasterio en Roma.
¡Alabado sea Jesucristo!
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