Hemos dedicado una parte importante de la vida a aprender. Hicimos grandes sacrificios para acrecentar nuestros saberes. ¡Cuántas horas de estudio! ¡Cuántas vigilias! ¡Cuántos exámenes y pruebas tuvimos que rendir! Y de todo eso, ¿qué nos ha quedado? Muchos de los versos que aprendimos se olvidaron y tal vez ya no seamos capaces de repetir la lección que nos dieron los maestros. Pero algo de todo aquello se incrustó en lo más hondo de nosotros. Esos conocimientos configuraron en buena parte nuestro ser y nuestro obrar.
Y cuando llegue el momento del arqueo final, ¿qué quedará de todo lo aprendido con tantos padeceres? ¿Habremos asimilado lo que en realidad era importante?
Nicodemo era un hombre notable entre los judíos. Honesto y buscador... era en verdad un maestro. Él había indagado en la Escritura y podía explicar, al modo de los sabios de Israel, todos los secretos de la ley. Convencido de que Jesús era un enviado de Dios, de noche se acercó a él, porque tenía sed de saber.
El Señor, de un modo incomprensible, lo invitó a nacer de nuevo; le rompió sus certezas; le habló en un lenguaje simple que lo obligaba a ir de lleno a lo esencial... y el sabio quedó mudo. El que lo conocía todo, ignoraba lo más fundamental. «¿Y tú que eres maestro de Israel no sabes estas cosas?». (Jn 3,10)
Han pasado los años y la pregunta de Jesús resuena para nosotros, hombres del siglo XXI, con impresionante actualidad. Aprendimos tantas cosas. La ignorancia se ha batido en retirada en casi todos los dominios. Los profesionales han llegado a grados increíbles de especialización. Para alcanzar sus metas han debido pasar años de esfuerzos y penurias. Pero no ha sido fácil guardar el equilibrio. Nuestra educación hizo crecer, desmesuradamente, aspectos importantes del saber y dejó en la penumbra zonas indispensables para la vida humana. Hay sabios que son sabios sólo en parte. Espiritualmente jorobados, crecieron sin concierto, desajustando el todo. Nadie los enseñó a orar, a ser humanos, a ser tiernos, a ser padres o esposos, a repartir su tiempo, a conocer el fin de la aventura, nadie les enseñó a vivir y a ser felices. Nadie los acercó al fuego del Espíritu.
¿No es razonable entonces hacemos la pregunta de Jesús? Si somos sabios, ¿cómo es que ignoramos lo más fundamental? «¿Tú eres sabio en Israel y no sabes estas cosas?». Tú que has dedicado tanto tiempo a estudiar, finalmente, ¿qué sabes de la vida?
Este saber profundo no ocupa lugar, no está vedado a nadie y curiosamente los más pobres, los que más sufren y los débiles pueden llegar a él con más hondura. Este saber rompe las reglas del aprendizaje y puede florecer cuando la memoria ya debilitada deja partir todo lo estudiado. Cuando las fuerzas van flaqueando, el hombre es capaz de percibir dónde está lo esencial: aquello que debe perdurar. Por eso es importante que todos, incluidos los sacerdotes y los teólogos, se hagan la pregunta de Jesús... ¿Tú eres maestro de Israel y no sabes estas cosas?».
Ven a recibir lo que Jesús tiene para ti y toda tu familia desde toda la eternidad. Si abres la página: www.jesusestavivo.org.mx podrás darte cuenta de lo que Jesús está haciendo en su Morelia. Puedes orar con el Nuevo Testamento en línea donde dice: Y la Palabra... es Dios. Tenemos 119 vídeos de evangelización y testimonos de sanación en You Tube, el próximo puede ser el tuyo, el más grande de nuestros vídeos es la bendición con el Santísimo. Escucha hoy domingo la Zeta radio, 96.3 FM y 1340 AM, a las 18:00 horas el programa de evangelización católica: “La Palabra” y vive lo que Jesús tiene para ti desde toda la eternidad: tu salvación-sanación. Este programa se escucha en todo el mundo en la dirección: www.lazeta.com.mx Un click puede cambiar tu vida, atrévete a sanar. Te invitamos a ver en nuestra página web las misas dominicales del domingo en la Iglesia Catedral y la del templo de San Pedro de las 9 de la mañana. En el transcurso de la mañana están en línea para que vivas y transmitas su contenido. Ya tenemos nuestro Bloog y puedes visitar las seis columnas diferentes que tenemos en los tres principales diarios de Morelia. Empezamos a subirlas y en un breve tiempo las tendremos todas desde que empezamos nuestro ministerio de evangelización. También estamos en Twitter y esta es nuestra dirección para que nos visites: twitter.com/jesusestavivo
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
viernes, 13 de noviembre de 2009
A quienes buscó primero Jesús resucitado
Cuando Pedro o Pablo predicaban no podían ser escuchados por mucha gente; sin embargo cuando lo hacían, se convertían 5000 con una sola predicación y nosotros con todo y micrófono, con todo y radio y televisión, prensa escrita, tenemos menos poder espiritual que ellos. Entonces la conversión de multitudes no depende de la fuerza que tenga la voz sino el poder que hay en el espíritu, de la fuerza del poder de Dios, y por eso, aunque bajara el volumen de mi voz pero si Dios aumentara la fuerza espiritual yo podría trasmitir con la fuerza suya el poder de su Palabra.
Al celebrar el misterio más grande para los cristianos, la Resurrección del Señor, proclamamos que nosotros no tenemos el cadáver de Jesucristo, porque lo tenemos vivo, resucitado, glorioso y está hoy aquí celebrando la gran fiesta con su pueblo. El pueblo alaba a un Dios que está vivo. ¡Gloria al Señor!
La noticia de la Resurrección del Señor llegó a muchos de boca en boca, pero es muy probable que el mismo Jesús quisiera que el anuncio de que había vencido a la muerte llegara a algunas personas a las que El deseaba manifestarse primero.
Jesús se reservó a unas apariciones muy especiales, se les apareció primero a ciertas personas que seguramente eran las que más lo necesitaban ver vivo, resucitado.
Podríamos pensar que los primeros que deberían haber visto a Jesús tendrían que ser María, su madre y Juan, el discípulo amado, pero no fue así y no porque ellos no lo merecieran.
Jesús resucitó en la madrigada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás, pero tampoco creyeron a éstos. (Mc 16, 9-13)
Este pasaje nos sugiere que hubo dos grupos que lo vieron primero; uno encabezado por una mujer, María Magdalena y otro formado por dos discípulos que iban de camino a una aldea.
¿Por qué Jesús se apareció primero a ellos? ¿Quiénes eran? ¿Cuál era la urgencia de que ellos lo vieran?
María Magdalena no necesita de mucha presentación, aunque Marcos dice, por si alguien lo ha olvidado, quién era esa mujer. Fue aquélla de la que Jesús sacó siete demonios. ¿Qué quiere decir eso de siete demonios? Además del símbolo de los pecados capitales, el número siete, en la Biblia, significa: “siempre”. ¿Te acuerdas cuántas veces hay que perdonar? Siete veces. Jesús dijo: “Setenta veces siete”, o sea que el número siete significa “plenitud”. Al decir que esta mujer tenía siete demonios quiere decir que había estado siempre bajo las ataduras de Satanás, y cuando Jesús murió, esta mujer vio muerta su esperanza así como la posibilidad de su liberación. Por eso Jesús se le apareció y se le apareció vivo, resucitado, a ella, para darle a entender que El había vencido a Satanás, a la muerte y el pecado y que si El había resucitado, también ella podría ahora vivir una vida nueva.
Esta mujer representa a aquéllos que hoy estamos recibiendo el anuncio de la Resurrección, pero nos encontramos atados, esclavizados, amarrados. ¡Cuántos estamos muertos, tal vez, en un vicio, en un adulterio, en una mentira, en un robo!...
Jesús resucitó y rompió las ataduras de la muerte. Hay un precioso símbolo que nos presenta el Evangelio de Juan.
Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. (Jn 20, 5-7)
Cuando Juan y Pedro entraron al sepulcro encontraron las vendas enrolladas sobre sus propios pliegues; o sea que Jesús se había salido de las vendas; no rompió el vendaje con que lo habían envuelto, simplemente se salió de él. Esto muestra que Jesús traspasó el lienzo. Jesús se le apareció a Magdalena para darle a entender que ella podía traspasar, ir más allá de las ataduras que la estaban sujetando.
¿Tú sientes en el grupo de la Magdalena? Si estás atado, date cuenta de que Cristo está vivo y no te sientas muerto. Recuerda que es posible vencer el pecado y la muerte.
Hay otro grupo muy interesante, muy profundo que nos afecta quizá más de cerca, y al que Cristo se aparece recién resucitado.
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; p[ero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: “De qué discuten entre ustedes mientras van andando? Ellos se pararon con aire entristecido.
Uno de los llamado Cleofás le respondió: “¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado?” El les dijo: ¿Qué cosas?” Ellos le dijeron: “Lo de Jesús el Nazareo que fue un profeta poderosos en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; como nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. (Lc 24, 13-21)
Releamos la Palabra del Señor y analicemos la actitud de los discípulos. Van de regreso a Emaús, su aldea; están tristes, seguramente van desalentados, llorando, angustiados. Se les une un desconocido que les pregunta de qué hablan y ellos se extrañan de que él no sepa lo que ha pasado en Jerusalén. Le hablan de Jesús, un hombre poderoso, probado, con el poder del Espíritu Santo, de quien creían que habría de llegar la liberación para Israel y ahora tristemente lamentan que ya hace tres días que está en el sepulcro.
A Jesús le urgía aparecerse a estos discípulos que van camino a Emaús porque son los que ya están decepcionados de la fe, decepcionados de Jesús.
¿Alguna vez tú has sentido que vas de regreso a tu aldea? Acaso has dicho: Yo creía que con haber empezado a seguir al Señor todo iba a cambiar, y no fue así. ¿Te has decepcionado de Dios? ¿Has pedido la ilusión que tenías antes?
¡Cuántas habrá que están en ese grupo que ya va de regreso!...
Quizá antes estuviste feliz: cuando hiciste un retiro, cuando escuchaste la palabra de dios dirigida especialmente para ti por primera vez, o cuando oíste el testimonio de alguien que decía: “Hoy, hermano, yo estoy gozoso, y tu compartías su alegría y su triunfo. Ese testimonio lo pudimos dar todo el día que encontramos al Señor... y ¡Cómo estábamos de gozosos!
Hoy, ¿Te sientes igual? o ¿Ya vas de regreso?... ¿Estuviste feliz por haber asistido a una charla? por oír un casette? ¿por ver un programa? por participar en un encuentro? Y vas muy de la mano con tu pareja diciendo: “Ya encontramos a Cristo, ahora nuestra vida ya no es como era antes, hoy todo es amor; desde que oraron por nosotros, desde que oímos el mensaje”... Pero unos días más tarde, él y tú, tú y ella, piensan que se engañaron, que se equivocaron el uno con el otro, que aquello que parecía un recomenzar, un mejorar, un preludio de la felicidad ahora se convierte en un retroceso, en un volver a lo mismo de antes.
¿Has sentido como padre o como madre la inmensa alegría de saber que tu hijo o tu hija que era tibio o que se había desviado, ya es otro? y dices: “Ya ni lo conozco, ¡vieran cómo ha cambiado! Pero después de te contradices: “Era pura ilusión, yo creía que se había transformado”... y te decepcionas y piensas que esa fe que habías puesto, lo que habías visto, era pura ilusión.
Los discípulos de Emaús anduvieron con Jesús tres años y bastaron tres días para que se decepcionaran. Vieron a Jesús hacer milagros durante tres años, lo oyeron predicar tres años y ahora iban de regreso porque tenían tres días en el sepulcro.
¡Cuán fácilmente nos desanimamos, nos desalentamos! Por eso, Jesús que lo sabía dijo: “El que persevere hasta el fin, ése se salvará”.
Hay días en que ves el cielo abierto y te sientes feliz. ¿Sigues así ahora? ¿o estás cansado, aburrido y vas de regreso para tu aldea, a dónde vivías antes, a vivir como lo hacías antes?
Hay algunos con los que yo he compartido la lucha del fracaso espiritual cuando la fe se derrumba y dicen: “Pero, si yo he servido tanto al Señor, Yo he esperado tanto de El y no he recibido lo que esperaba.
Conozco hermanos que incluso se han retirado de la Iglesia, que se van de los grupos diciendo: “Esto ya no es como antes...
Los que ya van de regreso, van decepcionados. Esperaban más, esperaban algo diferente de Jesús. Dicen: “Nosotros creíamos, nosotros esperábamos, nosotros pensando que él iba a ser, pero resulta que se nos muere.
A ésos, a los que ya van decepcionados, a los que están alejándose de Jerusalén hacia su propia aldea, a los que están abandonando el lugar donde está Dios para irse a donde ellos quieren habitar solos, a ellos Jesús se dirige cuanto antes. Y sale corriendo para detener a los que ya se iban, aunque seguramente ardía en deseo de saludar a su Madre.
Tú puedes ser uno de los discípulos que ya van lejos, pues para ti, Jesús hace una carrera muy especial. Todos tuvieron que correr al sepulcro para buscar a Jesús, pero Jesús corrió primero pata detener a los que ya estaban a punto de perder su fe. Si tú estás a punto de regresarte, te has ganado una gran manifestación del amor de Cristo: Va corriendo para ponerse en tu camino y decirte: “¿A dónde vas tan triste y desalentado?” Tú le dices: “Voy de regreso a mi aldea” Y él replica: “Insensato, tardo, torpe, duro de cabeza y de corazón, el Mesías tenía que padecer, pero hele aquí, ¡Está vivo!”
Espero que al releer el anuncio de la Resurrección de Cristo eso te haga correr de regreso a la Ciudad de Dios, a la Jerusalén donde Jesús vive, reina y está actuando con poder. ¡No te vayas lejos a tu propia ciudad!
Jesús no quiere que su sangre se haya vertido en vano, no quiere que nosotros perdamos la gloria de la salvación por un momento de decepción que tengamos ahora.
Si las cosas no han ocurrido como Tú pensabas o creías, si no han continuado como antes eran, tienes que saber que todo ha acontecido según la voluntad de Dios como cuando Jesús les dijo a los discípulos de Emaús: “¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrar así en su gloria!”. Lc 24, 25-26 ¡Vuélvete otra vez al encuentro, ese encuentro de amor, ese encuentro personal con Jesucristo!
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
Al celebrar el misterio más grande para los cristianos, la Resurrección del Señor, proclamamos que nosotros no tenemos el cadáver de Jesucristo, porque lo tenemos vivo, resucitado, glorioso y está hoy aquí celebrando la gran fiesta con su pueblo. El pueblo alaba a un Dios que está vivo. ¡Gloria al Señor!
La noticia de la Resurrección del Señor llegó a muchos de boca en boca, pero es muy probable que el mismo Jesús quisiera que el anuncio de que había vencido a la muerte llegara a algunas personas a las que El deseaba manifestarse primero.
Jesús se reservó a unas apariciones muy especiales, se les apareció primero a ciertas personas que seguramente eran las que más lo necesitaban ver vivo, resucitado.
Podríamos pensar que los primeros que deberían haber visto a Jesús tendrían que ser María, su madre y Juan, el discípulo amado, pero no fue así y no porque ellos no lo merecieran.
Jesús resucitó en la madrigada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás, pero tampoco creyeron a éstos. (Mc 16, 9-13)
Este pasaje nos sugiere que hubo dos grupos que lo vieron primero; uno encabezado por una mujer, María Magdalena y otro formado por dos discípulos que iban de camino a una aldea.
¿Por qué Jesús se apareció primero a ellos? ¿Quiénes eran? ¿Cuál era la urgencia de que ellos lo vieran?
María Magdalena no necesita de mucha presentación, aunque Marcos dice, por si alguien lo ha olvidado, quién era esa mujer. Fue aquélla de la que Jesús sacó siete demonios. ¿Qué quiere decir eso de siete demonios? Además del símbolo de los pecados capitales, el número siete, en la Biblia, significa: “siempre”. ¿Te acuerdas cuántas veces hay que perdonar? Siete veces. Jesús dijo: “Setenta veces siete”, o sea que el número siete significa “plenitud”. Al decir que esta mujer tenía siete demonios quiere decir que había estado siempre bajo las ataduras de Satanás, y cuando Jesús murió, esta mujer vio muerta su esperanza así como la posibilidad de su liberación. Por eso Jesús se le apareció y se le apareció vivo, resucitado, a ella, para darle a entender que El había vencido a Satanás, a la muerte y el pecado y que si El había resucitado, también ella podría ahora vivir una vida nueva.
Esta mujer representa a aquéllos que hoy estamos recibiendo el anuncio de la Resurrección, pero nos encontramos atados, esclavizados, amarrados. ¡Cuántos estamos muertos, tal vez, en un vicio, en un adulterio, en una mentira, en un robo!...
Jesús resucitó y rompió las ataduras de la muerte. Hay un precioso símbolo que nos presenta el Evangelio de Juan.
Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. (Jn 20, 5-7)
Cuando Juan y Pedro entraron al sepulcro encontraron las vendas enrolladas sobre sus propios pliegues; o sea que Jesús se había salido de las vendas; no rompió el vendaje con que lo habían envuelto, simplemente se salió de él. Esto muestra que Jesús traspasó el lienzo. Jesús se le apareció a Magdalena para darle a entender que ella podía traspasar, ir más allá de las ataduras que la estaban sujetando.
¿Tú sientes en el grupo de la Magdalena? Si estás atado, date cuenta de que Cristo está vivo y no te sientas muerto. Recuerda que es posible vencer el pecado y la muerte.
Hay otro grupo muy interesante, muy profundo que nos afecta quizá más de cerca, y al que Cristo se aparece recién resucitado.
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; p[ero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: “De qué discuten entre ustedes mientras van andando? Ellos se pararon con aire entristecido.
Uno de los llamado Cleofás le respondió: “¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado?” El les dijo: ¿Qué cosas?” Ellos le dijeron: “Lo de Jesús el Nazareo que fue un profeta poderosos en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; como nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. (Lc 24, 13-21)
Releamos la Palabra del Señor y analicemos la actitud de los discípulos. Van de regreso a Emaús, su aldea; están tristes, seguramente van desalentados, llorando, angustiados. Se les une un desconocido que les pregunta de qué hablan y ellos se extrañan de que él no sepa lo que ha pasado en Jerusalén. Le hablan de Jesús, un hombre poderoso, probado, con el poder del Espíritu Santo, de quien creían que habría de llegar la liberación para Israel y ahora tristemente lamentan que ya hace tres días que está en el sepulcro.
A Jesús le urgía aparecerse a estos discípulos que van camino a Emaús porque son los que ya están decepcionados de la fe, decepcionados de Jesús.
¿Alguna vez tú has sentido que vas de regreso a tu aldea? Acaso has dicho: Yo creía que con haber empezado a seguir al Señor todo iba a cambiar, y no fue así. ¿Te has decepcionado de Dios? ¿Has pedido la ilusión que tenías antes?
¡Cuántas habrá que están en ese grupo que ya va de regreso!...
Quizá antes estuviste feliz: cuando hiciste un retiro, cuando escuchaste la palabra de dios dirigida especialmente para ti por primera vez, o cuando oíste el testimonio de alguien que decía: “Hoy, hermano, yo estoy gozoso, y tu compartías su alegría y su triunfo. Ese testimonio lo pudimos dar todo el día que encontramos al Señor... y ¡Cómo estábamos de gozosos!
Hoy, ¿Te sientes igual? o ¿Ya vas de regreso?... ¿Estuviste feliz por haber asistido a una charla? por oír un casette? ¿por ver un programa? por participar en un encuentro? Y vas muy de la mano con tu pareja diciendo: “Ya encontramos a Cristo, ahora nuestra vida ya no es como era antes, hoy todo es amor; desde que oraron por nosotros, desde que oímos el mensaje”... Pero unos días más tarde, él y tú, tú y ella, piensan que se engañaron, que se equivocaron el uno con el otro, que aquello que parecía un recomenzar, un mejorar, un preludio de la felicidad ahora se convierte en un retroceso, en un volver a lo mismo de antes.
¿Has sentido como padre o como madre la inmensa alegría de saber que tu hijo o tu hija que era tibio o que se había desviado, ya es otro? y dices: “Ya ni lo conozco, ¡vieran cómo ha cambiado! Pero después de te contradices: “Era pura ilusión, yo creía que se había transformado”... y te decepcionas y piensas que esa fe que habías puesto, lo que habías visto, era pura ilusión.
Los discípulos de Emaús anduvieron con Jesús tres años y bastaron tres días para que se decepcionaran. Vieron a Jesús hacer milagros durante tres años, lo oyeron predicar tres años y ahora iban de regreso porque tenían tres días en el sepulcro.
¡Cuán fácilmente nos desanimamos, nos desalentamos! Por eso, Jesús que lo sabía dijo: “El que persevere hasta el fin, ése se salvará”.
Hay días en que ves el cielo abierto y te sientes feliz. ¿Sigues así ahora? ¿o estás cansado, aburrido y vas de regreso para tu aldea, a dónde vivías antes, a vivir como lo hacías antes?
Hay algunos con los que yo he compartido la lucha del fracaso espiritual cuando la fe se derrumba y dicen: “Pero, si yo he servido tanto al Señor, Yo he esperado tanto de El y no he recibido lo que esperaba.
Conozco hermanos que incluso se han retirado de la Iglesia, que se van de los grupos diciendo: “Esto ya no es como antes...
Los que ya van de regreso, van decepcionados. Esperaban más, esperaban algo diferente de Jesús. Dicen: “Nosotros creíamos, nosotros esperábamos, nosotros pensando que él iba a ser, pero resulta que se nos muere.
A ésos, a los que ya van decepcionados, a los que están alejándose de Jerusalén hacia su propia aldea, a los que están abandonando el lugar donde está Dios para irse a donde ellos quieren habitar solos, a ellos Jesús se dirige cuanto antes. Y sale corriendo para detener a los que ya se iban, aunque seguramente ardía en deseo de saludar a su Madre.
Tú puedes ser uno de los discípulos que ya van lejos, pues para ti, Jesús hace una carrera muy especial. Todos tuvieron que correr al sepulcro para buscar a Jesús, pero Jesús corrió primero pata detener a los que ya estaban a punto de perder su fe. Si tú estás a punto de regresarte, te has ganado una gran manifestación del amor de Cristo: Va corriendo para ponerse en tu camino y decirte: “¿A dónde vas tan triste y desalentado?” Tú le dices: “Voy de regreso a mi aldea” Y él replica: “Insensato, tardo, torpe, duro de cabeza y de corazón, el Mesías tenía que padecer, pero hele aquí, ¡Está vivo!”
Espero que al releer el anuncio de la Resurrección de Cristo eso te haga correr de regreso a la Ciudad de Dios, a la Jerusalén donde Jesús vive, reina y está actuando con poder. ¡No te vayas lejos a tu propia ciudad!
Jesús no quiere que su sangre se haya vertido en vano, no quiere que nosotros perdamos la gloria de la salvación por un momento de decepción que tengamos ahora.
Si las cosas no han ocurrido como Tú pensabas o creías, si no han continuado como antes eran, tienes que saber que todo ha acontecido según la voluntad de Dios como cuando Jesús les dijo a los discípulos de Emaús: “¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrar así en su gloria!”. Lc 24, 25-26 ¡Vuélvete otra vez al encuentro, ese encuentro de amor, ese encuentro personal con Jesucristo!
¡Alabado sea Jesucristo!
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La fotosíntesis
La fotosíntesis es uno de los fenómenos más extraordinarios de la naturaleza. Aunque es muy complejo, lo vamos a exponer de manera sencilla: Gracias a la luz del día, las plantas absorben agua y bióxido de carbono, que es un compuesto contaminante y venenoso. Activadas por la energía solar toman el carbono como alimento y liberan el oxígeno, el cual favorece la vida natural. Sin embargo, durante la noche, precisamente debido a la ausencia de luz, el proceso se invierte: toman oxígeno y producen bióxido de carbono que contamina el ambiente. Por esta razón muchas personas, antes de dormir, acostumbran sacar las plantas de sus habitaciones.
La fotosíntesis espiritual es todavía más maravillosa: gracias a la luz de Cristo Jesús nuestro corazón puede transformar la maldad, la injusticia, la soledad, la incomprensión y todo tipo de enfermedad o sufrimiento en un elemento que propicie la vida, la haga crecer y fortalecerse. Para que esto suceda se necesitan también dos elementos: la luz y el agua.
+ La luz: Así como los rayos solares activan un mecanismo celular que desarrolla la vida, así la luz de la nueva creación inaugurada gracias al sacrificio voluntario de Cristo Jesús (en el momento preciso de su muerte aparece la luz en medio de las tinieblas que habían cubierto la tierra), nos permite repetir el proceso de perdonar incondicionalmente como Jesús que dijo: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Sin luz no puede haber vida, y Cristo Jesús es la luz del mundo (Jn 8,12) que nos invita a ser como él, luz del mundo (Mt 5,14).
+ El agua: La planta, al absorber el agua juntamente con el bióxido de carbono, es capaz de liberar oxígeno. ¿Cuál es esta agua maravillosa que nos permite tal transformación? La que brota del costado abierto de Cristo en la cruz. En el evangelio de Juan, siempre que se habla del agua, se está refiriendo directamente al Espíritu Santo. Gracias al Espíritu Santo que perdona nuestros pecados somos nosotros capaces de liberar un elemento que permite no sólo la vida, sino que la hace crecer.
Con la fotosíntesis espiritual tenemos la posibilidad de transformar lo más negativo de este mundo en un elemento vivificante para los demás y para nosotros mismos. Sin embargo, cuando miramos estas mismas circunstancias a la sombra de la autocompasión o de nuestro complejo de víctima, esas heridas se infectan y comienzan a contagiar a los demás, produciendo un veneno que es nocivo para todos.
Por esta razón, el Señor nos mandó que no se pusiera el sol sobre nuestra ira (Ef 4,26), ya que en las tinieblas de nuestro corazón se produciría un veneno mortal que acabaría con nosotros mismos, lo cual sería prácticamente un suicidio.
El siguiente testimonio de una esposa nos muestra un maravilloso caso de fotosíntesis de fe: Mi vida transcurría felizmente después de que Dios me había dado un marido maravilloso y tres hijos. Mi esposo es un médico responsable, amante del deporte y sobre todo, buen hombre, magnífico padre y esposo ejemplar. Llevábamos ya 28 años de casados cuando todo cambió de la forma más inesperada.
El 29 de diciembre al medio día entraron unos hombres armados a su clínica y se lo llevaron secuestrado. Nunca hubo ninguna comunicación, ni de parte de los secuestradores ni de mi esposo. Comencé a experimentar la total incertidumbre sobre su vida o su muerte. Los primeros minutos me parecieron eternos, los siguientes días interminables y las noches nunca acababan.
Poco a poco la esperanza de reencontrarlo se transformó en estas preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí? Rápidamente se me desarrolló una hipertensión con la cual yo parecía un cadáver ambulante. Tuve que ver al psiquiatra, pero el problema persistía a pesar de todos los antidepresivos que tomaba. Continuas jaquecas me atormentaban por varios días seguidos, mientras la amargura me consumía.
Después de un interminable calvario, una noche de insomnio me levanté y le dije al Señor: Señor, ¡ya es suficiente! Ahora sí quiero entregarte a mi esposo definitivamente. Es tuyo. Te doy las gracias por todo lo que ha sucedido. Materialmente sentí que una mano me arrancaba una presión de mi pecho y experimenté la liberación total. Me sentía ligera como plumita en el aire y comencé a llorar, ya no de tristeza sino de paz profunda. Esa noche, como la del Éxodo, trajo luz y liberación a mi corazón.
El Señor me bautizó con el Espíritu Santo y unos días después pude perdonar a los secuestradores, lo cual me produjo aún más liberación y paz. Como yo no los conocía a ellos, en cada desconocido veía un potencial secuestrador. Había sido terrible vivir en esa situación, rodeada de enemigos, sospechando de todo mundo.
Pero al perdonar, todo cambió. Se acabó la hipertensión y dejé de tomar pastillas. Cesaron los terribles dolores de cabeza y volvió la alegría a mi corazón.
La gente se comenzó a preguntar lo que me había pasado, pues había cambiado mi ropa de luto y mi rostro reflejaba paz y alegría. Yo les contaba la maravillosa liberación que Dios había hecho en mi vida. Algunos lloraban, otros me felicitaban y no faltaron los que nada comprendieron. Lo cierto es que el Señor y el perdón me resucitaron y me hicieron instrumento para dar esperanza a otros que también sufrían penas incomprensibles.
A tres años del secuestro, puedo decir: bendita llaga que sangró abundantemente porque a través de ella he podido llevar paz a muchos que sufren. Aquella pregunta que martillaba mi cabeza: ¿Por qué?, ¿por qué a mí? ha sido respondida satisfactoriamente, aunque mi esposo no ha regresado todavía.
Mi esposo ha sido un instrumento para que muchos se acerquen al Señor. Su silencio se ha convertido en gritos de alabanzas de otros muchos. Yo no lo considero muerto ya que da muestras de fecundidad y paz hasta en gente que no le conoció.
Yo he rejuvenecido. El cascarón se ha marchitado, pero por dentro he sido renovada.
Te invitamos a ver en nuestra página web, www.jesusestavivo.org.mx la Misa del domingo de las 9 de la mañana en Catedral; en la Parroquia de San Pedro, la Misa del domingo de las 9 de la mañana y en Las Rosas la Misa de Sanación de las 19:00 horas el lunes primero de mes. En Blooger tenemos nuestras seis columnas diferentes publicadas en los tres principales diarios de Morelia. La dirección para encontrarlas es: jesusestavivoenmorelia.blogspot.com También nos puedes localizar en Twitter donde están nuestras columnas, pero ahí puedes hacer comentarios, críticas, sugerencias y todo lo que se le parezca. Su dirección es: twitter.com/jesusestavivo
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La fotosíntesis espiritual es todavía más maravillosa: gracias a la luz de Cristo Jesús nuestro corazón puede transformar la maldad, la injusticia, la soledad, la incomprensión y todo tipo de enfermedad o sufrimiento en un elemento que propicie la vida, la haga crecer y fortalecerse. Para que esto suceda se necesitan también dos elementos: la luz y el agua.
+ La luz: Así como los rayos solares activan un mecanismo celular que desarrolla la vida, así la luz de la nueva creación inaugurada gracias al sacrificio voluntario de Cristo Jesús (en el momento preciso de su muerte aparece la luz en medio de las tinieblas que habían cubierto la tierra), nos permite repetir el proceso de perdonar incondicionalmente como Jesús que dijo: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Sin luz no puede haber vida, y Cristo Jesús es la luz del mundo (Jn 8,12) que nos invita a ser como él, luz del mundo (Mt 5,14).
+ El agua: La planta, al absorber el agua juntamente con el bióxido de carbono, es capaz de liberar oxígeno. ¿Cuál es esta agua maravillosa que nos permite tal transformación? La que brota del costado abierto de Cristo en la cruz. En el evangelio de Juan, siempre que se habla del agua, se está refiriendo directamente al Espíritu Santo. Gracias al Espíritu Santo que perdona nuestros pecados somos nosotros capaces de liberar un elemento que permite no sólo la vida, sino que la hace crecer.
Con la fotosíntesis espiritual tenemos la posibilidad de transformar lo más negativo de este mundo en un elemento vivificante para los demás y para nosotros mismos. Sin embargo, cuando miramos estas mismas circunstancias a la sombra de la autocompasión o de nuestro complejo de víctima, esas heridas se infectan y comienzan a contagiar a los demás, produciendo un veneno que es nocivo para todos.
Por esta razón, el Señor nos mandó que no se pusiera el sol sobre nuestra ira (Ef 4,26), ya que en las tinieblas de nuestro corazón se produciría un veneno mortal que acabaría con nosotros mismos, lo cual sería prácticamente un suicidio.
El siguiente testimonio de una esposa nos muestra un maravilloso caso de fotosíntesis de fe: Mi vida transcurría felizmente después de que Dios me había dado un marido maravilloso y tres hijos. Mi esposo es un médico responsable, amante del deporte y sobre todo, buen hombre, magnífico padre y esposo ejemplar. Llevábamos ya 28 años de casados cuando todo cambió de la forma más inesperada.
El 29 de diciembre al medio día entraron unos hombres armados a su clínica y se lo llevaron secuestrado. Nunca hubo ninguna comunicación, ni de parte de los secuestradores ni de mi esposo. Comencé a experimentar la total incertidumbre sobre su vida o su muerte. Los primeros minutos me parecieron eternos, los siguientes días interminables y las noches nunca acababan.
Poco a poco la esperanza de reencontrarlo se transformó en estas preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí? Rápidamente se me desarrolló una hipertensión con la cual yo parecía un cadáver ambulante. Tuve que ver al psiquiatra, pero el problema persistía a pesar de todos los antidepresivos que tomaba. Continuas jaquecas me atormentaban por varios días seguidos, mientras la amargura me consumía.
Después de un interminable calvario, una noche de insomnio me levanté y le dije al Señor: Señor, ¡ya es suficiente! Ahora sí quiero entregarte a mi esposo definitivamente. Es tuyo. Te doy las gracias por todo lo que ha sucedido. Materialmente sentí que una mano me arrancaba una presión de mi pecho y experimenté la liberación total. Me sentía ligera como plumita en el aire y comencé a llorar, ya no de tristeza sino de paz profunda. Esa noche, como la del Éxodo, trajo luz y liberación a mi corazón.
El Señor me bautizó con el Espíritu Santo y unos días después pude perdonar a los secuestradores, lo cual me produjo aún más liberación y paz. Como yo no los conocía a ellos, en cada desconocido veía un potencial secuestrador. Había sido terrible vivir en esa situación, rodeada de enemigos, sospechando de todo mundo.
Pero al perdonar, todo cambió. Se acabó la hipertensión y dejé de tomar pastillas. Cesaron los terribles dolores de cabeza y volvió la alegría a mi corazón.
La gente se comenzó a preguntar lo que me había pasado, pues había cambiado mi ropa de luto y mi rostro reflejaba paz y alegría. Yo les contaba la maravillosa liberación que Dios había hecho en mi vida. Algunos lloraban, otros me felicitaban y no faltaron los que nada comprendieron. Lo cierto es que el Señor y el perdón me resucitaron y me hicieron instrumento para dar esperanza a otros que también sufrían penas incomprensibles.
A tres años del secuestro, puedo decir: bendita llaga que sangró abundantemente porque a través de ella he podido llevar paz a muchos que sufren. Aquella pregunta que martillaba mi cabeza: ¿Por qué?, ¿por qué a mí? ha sido respondida satisfactoriamente, aunque mi esposo no ha regresado todavía.
Mi esposo ha sido un instrumento para que muchos se acerquen al Señor. Su silencio se ha convertido en gritos de alabanzas de otros muchos. Yo no lo considero muerto ya que da muestras de fecundidad y paz hasta en gente que no le conoció.
Yo he rejuvenecido. El cascarón se ha marchitado, pero por dentro he sido renovada.
Te invitamos a ver en nuestra página web, www.jesusestavivo.org.mx la Misa del domingo de las 9 de la mañana en Catedral; en la Parroquia de San Pedro, la Misa del domingo de las 9 de la mañana y en Las Rosas la Misa de Sanación de las 19:00 horas el lunes primero de mes. En Blooger tenemos nuestras seis columnas diferentes publicadas en los tres principales diarios de Morelia. La dirección para encontrarlas es: jesusestavivoenmorelia.blogspot.com También nos puedes localizar en Twitter donde están nuestras columnas, pero ahí puedes hacer comentarios, críticas, sugerencias y todo lo que se le parezca. Su dirección es: twitter.com/jesusestavivo
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
Ha llegado el Reino de Dios
Dice la Escritura: «Ha llegado a vosotros el Reino de Dios», pero esto no es un tema, es el Reino de Dios que ha llegado a nosotros. Es tan sencillo que hay que pararse y dejar que fluya lo que está adentro.
Cuando llega el Espíritu Santo a la vida de alguien, el Reino de Dios se le ha metido adentro. Hay veces que preguntan: ¿y por qué usted predica así? eso es lo que yo quisiera saber, no se por qué. Y tiene que llegar el momento en que pregunten ¿por qué usted ama a este? eso es lo que yo quisiera saber, no se por qué. Es que me viene. Es el Reino de Dios que se hace fuerza. Ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Quizá una figura gráfica para ayudarnos a entender este concepto que llega el Reino de Dios, es que todo lo que Dios ha creado le pertenece a Él. Esta tierra es apenas una pequeña velita en el Universo de Dios, que tiene no solamente niveles de tierras sino de soles, de galaxias, y todo lo creó Él y es de Él y es su Reino. Es incomprensible la grandeza y inmensidad del Reino de Dios donde Dios gobierna lo que le pertenece a Él. Pero un día sucedió un desastre, parecería que uno de los príncipes de Dios, uno que tenía debajo de sí cierta parte de esa gran Reino se reveló contra Dios, quizá pretendiendo usurpar su trono, no lo se, pero ese que ahora es Satanás, dividió ese Reino grande precioso de Dios y a él le siguieron muchos dice el libro de Apocalipsis, dice que el arrastró consigo un tercio de las estrellas del cielo, no se cuan grande será ese pedazo de reino que él separó. Si vamos a ser literales un tercio es un gran pedazo, y el hecho de que él es el príncipe de esta tierra, de este mundo, nos dice que quizás este planeta fue la capital de la rebelión contra Dios, por ahí entenderemos la causa por qué Dios eligió este planeta para que venga Cristo a morir en la cruz y aplastar la cabeza de la serpiente.
Pero este pedazo de Reino que se reveló Dios lo llama el reino de las tinieblas, y la parte que quedó del lado de Dios «El Reino de Dios», Satanás es el rey de las tinieblas es el príncipe de este mundo, el mismo Jesucristo dijo aquí viene el Príncipe de este mundo, la tentación que nos cuenta el santo Evangelio. Satanás le dice a Cristo en la montaña alta «mira todos estos reinos son míos, y yo a quien quiero lo doy, Jesús no dijo, no señor no soy suyos. Reconoce que él es el príncipe de esta tierra. Pablo dice que nuestra lucha no es contra gente de carne y hueso sino contra principados, potestades, contra gobernadores de estas tinieblas, contra malignos espirituales en los aires.
Esta tierra está en el reino de las tinieblas, esta tierra es parte de lo que se reveló contra Dios, por supuesto Dios siempre quiso volver hacia si esto que se reveló, me parece que una de las formas más hermosas que Él quiso hacerlo fue cuando puso aquí en esta tierra que después de la rebelión quedó sin forma y vacía, hizo que nazca un Adán y una Eva, como diciendo ahora pongo la semilla de mi reino otra vez, en ese reino de tinieblas revelado, pero Satanás los hizo caer, y fueron vendidos otra vez a la esclavitud del enemigo, archienemigo de Dios, pero Dios no es de aquellos que se dan por vencidos muy fácil. Yo no entiendo mucho de este misterio, pero si entiendo que este misterio está revelando el amor de Dios, porque Dios podía haber hecho un desastre, desbaratar, terminar. ¡Pero NO!, El es un Rey, es un Rey de paz, y de amor, por eso es que de este lado es todo tinieblas, confusión, Satanás, sus príncipes, sus ángeles, sus demonios, y una raza humana débil y frágil en la cual Dios quería en esa debilidad mostrar su poder y su gloria, parece que está todo perdido, parece que no hay más salvación, parece que hay un abismo inmenso entre el Reino de Dios y las tinieblas, parece que no hay más esperanza, que solo es desesperación y angustia, pero un día resuenan las tremendas palabras en una de las calles de esa tierra que Dios escogió y las palabras son: “EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO, Aleluya”. Y que significa esto, significa que Dios no, no se olvido, no, Dios no va a condenar sin antes mostrar la grandeza de su amor para su creación, y nos manda nada menos que el mismo Rey de Gloria, Jesucristo, su Hijo amado, como Pablo dice: Es necesario que Cristo reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies, y cuando todo le sea sujeto él volverá a entregar el Reino al Padre, Aleluya. Así que el oficio de Cristo Rey es reconquistar y someter de nuevo al Padre todo este sector que se reveló contra Dios, y escogió la capital federal del reino de las tinieblas para ahí empezar su obra redentora. Y nosotros somos parte de eso. ¡Gloria al Señor!
Arrepiéntete que el Reino de los cielos se ha acercado, arrepiéntete y cree en el Evangelio. La palabra Evangelio significa Buena Nueva, Buenas Noticias, Buenas Noticias para el hombre de hoy, noticia buena para este reino de tinieblas, sin esperanzas, sin Dios, sin nada, que les llegue la noticia que el gobierno de Dios se ha acercado, que si nos arrepentimos y creemos a esa Buena Noticia, Entramos al Reino otra vez, y somos redimidos para siempre.
Y como hizo nuestro Señor para que esto sea posible, y el mensaje no sea complicado, es muy sencillo: nosotros nos vendimos al enemigo en Adán y Eva, y el Enemigo tomó el derecho sobre nosotros, éramos ciudadanos de las tinieblas, pero Cristo Jesús con su sangre preciosa vino a comprar a redimir. La palabra redimir significa que algo que era mío y lo perdí lo vuelvo a comprar, como aquel chiquillo que fue con su barquito que su papá le había hecho a un lago para hacerlo flotar, y mientras que jugaba con el barquito se le fue, y al barquito se lo lleva la corriente y el desesperado quiere alcanzarlo pero no puede y lo pierde, ¡y lo perdió! Pero un día andando por las calles del centro de la ciudad ve a su barquito en el aparador de una juguetería, papá dice mi barco, y entra adentro y hace un alboroto, y el padre tiene que pagar $2,000 para comprar el barco, y ahora el niño dice: ahora este barco es dos veces mío, primero porque mi papá me lo hizo, segundo por que me lo compró, lo redimió, lo rescató pagando un precio. Nosotros somos de Dios, pero nos vendimos al pecado, pero Cristo vino y nos rescata nada menos que pagando el gran precio de su sangre preciosa, sangre sin mancha y sin contaminación. De allí la necesidad que Jesucristo nazca de una Virgen, de allí la necesidad que sea puro y santo, porque un pecador no puede pagar por otro pecador. Si hay un bandido que está robando y matando con su amigo, otro bandido que está robando y matando. Uno es puesto preso, el otro queda libre, y un día el bandido que lo han puesto preso le sentencian la muerte, el bandido que quedó libre dice: pobre mi amigo me voy a presentar para que me maten a mi en lugar de él, y el va y se presenta a la policía y dice: yo vengo a ofrecerme por mi amigo por que no quiero que lo maten, el tiene familia yo no, ¿y usted quien es? yo soy su amigo, fulano de tal. A usted también lo andábamos buscando y también lo ponen preso. No puede un malhechor pagar por otro malhechor, pero Cristo sí. Cuando iba a nacer Jesucristo Dios puso la mano y dijo ¡NO!, la raza de Adán aquí no entra, este va a ser santo y puro. Aleluya, Gloria Dios.
La sangre preciosa se le llama a la de Jesucristo no por alguna virtud física o molecular sino por que no había ningún otro que tuviera esa sangre, que pudiera comprar a todo el resto de la humanidad, no hay ningún otro, es preciosa, es la única, entonces Cristo nos redime, nos compra. Ha llegado el Reino de Dios a nosotros. ¿Que significa esto? Cristo nos compra amados hermanos y amigos, Cristo nos ha comprado con su sangre preciosa. Pablo dice palabras clarísimas, inequívocas, ninguno de vosotros vive para sí, y ninguno de vosotros muere para sí, porque si vivimos para el Señor vivimos, y si morimos para el Señor morimos así que sea que vivamos o muramos del Señor somos, porque para esto Cristo murió y resucitó y volvió a vivir para ser Señor, Amo de vivos y muertos. Cuando nosotros comprendemos que nuestra vida ha sido comprada y que le pertenece a él, y que no somos nuestros, que ninguno vive para sí, y ninguno muere para sí, sino que si vivimos para el Señor vivimos, y si morimos para el Señor morimos, ¡se nos acaban todos los problemas! ¿por qué? porque un ciervo, un esclavo no tiene problemas, él solo obedece y se acabó, los problemas son del dueño. Pablo dice: para mi es lo mismo si vivo, vivo para el Señor, si muero, muero para el Señor, así que si vivo si muero soy del Señor. El dice, no se que hacer, dice en una carta, si seguir vivo o si morirme porque dice para mí el vivir es Cristo, el morir es ganancia porque voy a estar con él que es mucho mejor, pero me parece que me voy a quedar con ustedes dice. Ja, ja, ja, no tenía ningún problema, el que no vive para Cristo tiene problemas para vivir y problemas para morir. Pero el que perdió su vida en Cristo nuestro Señor, si me mandan preso, Aleluya, si me dejan en libertad, Aleluya es para ti. Si me dejan hablar por radio es para ti y si me mandan a predicar al Cerezo es para ti. Aleluya. Y si me matan, me empujan para ti. Si me voy a predicar a la calle, es para ti. Si me mandan preso por predicar en la calle es para ti. Aleluya, Gloria a Dios.
El emperador romano con todo su poder con toda su gloria le crujían los dientes porque no podía hacer que ese debilucho, ese flaquito, ese insignificante súbdito negara a Jesucristo, porque él se lo pedía y lo obligaba, y los veía morir en las llamas de la hoguera, y en la boca de los leones y le daba más rabia ¿como hago? porque ¡morían cantando!
Amados hermanos somos comprados por Jesucristo. Dice Pablo que Cristo murió por todos los que viven, ya no vivan más para si mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Tu y yo somos de Jesucristo, y ahora quiero decirte un mensaje muy especial: tu y yo estamos perdidos, no, no, hermano Aurelio, estamos salvados. No estamos perdidos, no, estábamos perdidos, no estamos perdidos, no, no, pero ¿Cómo? La única diferencia es que estamos perdidos en diferentes brazos. Antes estábamos perdidos en los brazos del enemigo, ahora estamos perdidos en los brazos de Cristo, ¡pero perdidos!
De allí las palabras de nuestro Señor, «El que quiere salvar su vida la perderá, y el que pierde su vida la aliará, claro si yo estoy en las manos del enemigo y quiero salvarme miro a Cristo y él me extiende sus brazos y yo salto a los brazos de Cristo, pero si estoy en los brazos de Cristo y quiero salvarme caigo en los brazos del enemigo, de manera de que aquí hermanos no hay otra alternativa o somos o no somos. O SI o SI. Y este es el mensaje que el Señor quiere darnos esta día, que uno de los elementos que componen el mensaje del Reino es esta tremenda realidad que no se puede estar en medio no se puede ser tibio sino que somos o no somos, por que no hay tres caminos, Jesucristo dijo que hay ¿cuantos caminos? DOS. El ancho y el angosto. Pero la mayoría de los cristianos cree que hay tres caminos, el camino ancho, es para los pecadores, para las rameras, para los que negocian con drogas, para los asesinos. El camino angosto es para los sacerdotes, las religiosas y los monjes, y después hay un tercer camino, no tan ancho pero no tan angosto, para el resto de los cristianos. Esto no es así. O somos o no somos, dos reinos, no tres, el Reino de Dios y el reino de las tinieblas, y yo no me voy a ir de aquí, del “El Sol de Morelia” hasta que tu no estés seguro de en que reino estás.
Alguna gente cree que uno sabe en que reino está por las formas de afuera hay algunos que dicen que se dan cuanta por la forma de vestir, de si fuma a si no fuma, si hace esto o si no hace esto, mira puede ser, yo creo que el Reino de Dios llega hasta esas cosas, si, pero es más profundo que eso, El reino de Dios y el reino de las tinieblas es bien clara la diferencia y tu vas a saber bien claro donde estás. El reino de las tinieblas Pablo lo define con palabras bien claras, dice: Nosotros antes cuando estábamos en tinieblas, dice a los efesios en el capítulo 1 éramos por naturaleza hijos de ira, como los demás, vivíamos haciendo la voluntad de la carne, y de acuerdo a los deseos de los pensamientos de nuestro corazón, vivíamos así. El describe el reino de tinieblas como un sistema de vida donde cada quien hace lo que se le da gusto y gana, donde uno vive como quiere, donde uno sigue lo que se le antoja, por supuesto el rey de las tinieblas es muy vivo, es muy inteligente, hasta cierto punto, porque el Enemigo dice: en mi reino ustedes pueden vivir como les de su regalada gana, hagan lo que quieran, ¡Oye, pero que bien! que rey, que democrático, pero claro él es muy vivo, él sabe que la naturaleza humana del hombre es pecaminosa y darle libertad a una raza cuyas tendencias son malas es ponerla en la mayor de las esclavitudes, la esclavitud de sus pasiones de sus pecados, la esclavitud de la perdición, por eso es que el Enemigo dice al hombre vive como quieras porque ¿sabes que? esa es la perdición, por eso es que cuando nos ofrecen libertad aquí en la tierra tenemos que tener mucho cuidado porque el hombre nunca puede dar libertad, porque la plena libertad, a una persona con su naturaleza pecaminosa que tiene hacía el mal, es hundirlo en la peor de las esclavitudes, solamente Cristo ofrece la libertad verdadera, él dijo: Y si el Hijo los libertare seréis verdaderamente libres. ¿Por qué? Porque él entra en la vida y cambia el corazón. Donde había esos deseos del mal, comienza haber deseos de obras buenas, y de oración y de amor a Cristo, a los hermanos.
El reino de las tinieblas es como un gran barco como el Titanic, un barco grande que parece muy seguro pero que un témpano de hielo le rompe el casco y empieza a hundirse despacito, no hay botes salvavidas para todos, el capitán sabe que el barco está perdido, y dice a los pasajeros: miren señores les voy a dar todas las libertades en este barco, los que están en tercera y se quieren pasar a primera sin pagar nada pásense nomás. Ustedes que quieren servirse vayan al comedor y sírvanse bebida, todo lo que quieran sin pagar nada si quieren jugar fútbol en el comedor no importa aunque rompan los cristales, jueguen, jueguen. Y los pasajeros dicen: ¡Pero que capitán fantástico que tenemos! Je Je. ¡Total, están todos perdidos! Y esto es lo que les dice el enemigo en su reino a sus ciudadanos vivan como quieran hagan lo que se les antoje total están todos perdidos.
Pero no crean hermanos que por que están leyendo este mensaje eso quiere decir que están en el Reino de Dios, porque entre las muchas libertades que da el rey de este mundo también da libertad de religión, al Diablo no le importa que uno tenga cualquier religión, basta que la religión sea a la manera de las tinieblas, y ¿que es una religión a la manera de las tinieblas?, es una religión donde yo hago de la religión lo que yo quiero, y lo que yo no quiero yo no lo hago.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
Cuando llega el Espíritu Santo a la vida de alguien, el Reino de Dios se le ha metido adentro. Hay veces que preguntan: ¿y por qué usted predica así? eso es lo que yo quisiera saber, no se por qué. Y tiene que llegar el momento en que pregunten ¿por qué usted ama a este? eso es lo que yo quisiera saber, no se por qué. Es que me viene. Es el Reino de Dios que se hace fuerza. Ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Quizá una figura gráfica para ayudarnos a entender este concepto que llega el Reino de Dios, es que todo lo que Dios ha creado le pertenece a Él. Esta tierra es apenas una pequeña velita en el Universo de Dios, que tiene no solamente niveles de tierras sino de soles, de galaxias, y todo lo creó Él y es de Él y es su Reino. Es incomprensible la grandeza y inmensidad del Reino de Dios donde Dios gobierna lo que le pertenece a Él. Pero un día sucedió un desastre, parecería que uno de los príncipes de Dios, uno que tenía debajo de sí cierta parte de esa gran Reino se reveló contra Dios, quizá pretendiendo usurpar su trono, no lo se, pero ese que ahora es Satanás, dividió ese Reino grande precioso de Dios y a él le siguieron muchos dice el libro de Apocalipsis, dice que el arrastró consigo un tercio de las estrellas del cielo, no se cuan grande será ese pedazo de reino que él separó. Si vamos a ser literales un tercio es un gran pedazo, y el hecho de que él es el príncipe de esta tierra, de este mundo, nos dice que quizás este planeta fue la capital de la rebelión contra Dios, por ahí entenderemos la causa por qué Dios eligió este planeta para que venga Cristo a morir en la cruz y aplastar la cabeza de la serpiente.
Pero este pedazo de Reino que se reveló Dios lo llama el reino de las tinieblas, y la parte que quedó del lado de Dios «El Reino de Dios», Satanás es el rey de las tinieblas es el príncipe de este mundo, el mismo Jesucristo dijo aquí viene el Príncipe de este mundo, la tentación que nos cuenta el santo Evangelio. Satanás le dice a Cristo en la montaña alta «mira todos estos reinos son míos, y yo a quien quiero lo doy, Jesús no dijo, no señor no soy suyos. Reconoce que él es el príncipe de esta tierra. Pablo dice que nuestra lucha no es contra gente de carne y hueso sino contra principados, potestades, contra gobernadores de estas tinieblas, contra malignos espirituales en los aires.
Esta tierra está en el reino de las tinieblas, esta tierra es parte de lo que se reveló contra Dios, por supuesto Dios siempre quiso volver hacia si esto que se reveló, me parece que una de las formas más hermosas que Él quiso hacerlo fue cuando puso aquí en esta tierra que después de la rebelión quedó sin forma y vacía, hizo que nazca un Adán y una Eva, como diciendo ahora pongo la semilla de mi reino otra vez, en ese reino de tinieblas revelado, pero Satanás los hizo caer, y fueron vendidos otra vez a la esclavitud del enemigo, archienemigo de Dios, pero Dios no es de aquellos que se dan por vencidos muy fácil. Yo no entiendo mucho de este misterio, pero si entiendo que este misterio está revelando el amor de Dios, porque Dios podía haber hecho un desastre, desbaratar, terminar. ¡Pero NO!, El es un Rey, es un Rey de paz, y de amor, por eso es que de este lado es todo tinieblas, confusión, Satanás, sus príncipes, sus ángeles, sus demonios, y una raza humana débil y frágil en la cual Dios quería en esa debilidad mostrar su poder y su gloria, parece que está todo perdido, parece que no hay más salvación, parece que hay un abismo inmenso entre el Reino de Dios y las tinieblas, parece que no hay más esperanza, que solo es desesperación y angustia, pero un día resuenan las tremendas palabras en una de las calles de esa tierra que Dios escogió y las palabras son: “EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO, Aleluya”. Y que significa esto, significa que Dios no, no se olvido, no, Dios no va a condenar sin antes mostrar la grandeza de su amor para su creación, y nos manda nada menos que el mismo Rey de Gloria, Jesucristo, su Hijo amado, como Pablo dice: Es necesario que Cristo reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies, y cuando todo le sea sujeto él volverá a entregar el Reino al Padre, Aleluya. Así que el oficio de Cristo Rey es reconquistar y someter de nuevo al Padre todo este sector que se reveló contra Dios, y escogió la capital federal del reino de las tinieblas para ahí empezar su obra redentora. Y nosotros somos parte de eso. ¡Gloria al Señor!
Arrepiéntete que el Reino de los cielos se ha acercado, arrepiéntete y cree en el Evangelio. La palabra Evangelio significa Buena Nueva, Buenas Noticias, Buenas Noticias para el hombre de hoy, noticia buena para este reino de tinieblas, sin esperanzas, sin Dios, sin nada, que les llegue la noticia que el gobierno de Dios se ha acercado, que si nos arrepentimos y creemos a esa Buena Noticia, Entramos al Reino otra vez, y somos redimidos para siempre.
Y como hizo nuestro Señor para que esto sea posible, y el mensaje no sea complicado, es muy sencillo: nosotros nos vendimos al enemigo en Adán y Eva, y el Enemigo tomó el derecho sobre nosotros, éramos ciudadanos de las tinieblas, pero Cristo Jesús con su sangre preciosa vino a comprar a redimir. La palabra redimir significa que algo que era mío y lo perdí lo vuelvo a comprar, como aquel chiquillo que fue con su barquito que su papá le había hecho a un lago para hacerlo flotar, y mientras que jugaba con el barquito se le fue, y al barquito se lo lleva la corriente y el desesperado quiere alcanzarlo pero no puede y lo pierde, ¡y lo perdió! Pero un día andando por las calles del centro de la ciudad ve a su barquito en el aparador de una juguetería, papá dice mi barco, y entra adentro y hace un alboroto, y el padre tiene que pagar $2,000 para comprar el barco, y ahora el niño dice: ahora este barco es dos veces mío, primero porque mi papá me lo hizo, segundo por que me lo compró, lo redimió, lo rescató pagando un precio. Nosotros somos de Dios, pero nos vendimos al pecado, pero Cristo vino y nos rescata nada menos que pagando el gran precio de su sangre preciosa, sangre sin mancha y sin contaminación. De allí la necesidad que Jesucristo nazca de una Virgen, de allí la necesidad que sea puro y santo, porque un pecador no puede pagar por otro pecador. Si hay un bandido que está robando y matando con su amigo, otro bandido que está robando y matando. Uno es puesto preso, el otro queda libre, y un día el bandido que lo han puesto preso le sentencian la muerte, el bandido que quedó libre dice: pobre mi amigo me voy a presentar para que me maten a mi en lugar de él, y el va y se presenta a la policía y dice: yo vengo a ofrecerme por mi amigo por que no quiero que lo maten, el tiene familia yo no, ¿y usted quien es? yo soy su amigo, fulano de tal. A usted también lo andábamos buscando y también lo ponen preso. No puede un malhechor pagar por otro malhechor, pero Cristo sí. Cuando iba a nacer Jesucristo Dios puso la mano y dijo ¡NO!, la raza de Adán aquí no entra, este va a ser santo y puro. Aleluya, Gloria Dios.
La sangre preciosa se le llama a la de Jesucristo no por alguna virtud física o molecular sino por que no había ningún otro que tuviera esa sangre, que pudiera comprar a todo el resto de la humanidad, no hay ningún otro, es preciosa, es la única, entonces Cristo nos redime, nos compra. Ha llegado el Reino de Dios a nosotros. ¿Que significa esto? Cristo nos compra amados hermanos y amigos, Cristo nos ha comprado con su sangre preciosa. Pablo dice palabras clarísimas, inequívocas, ninguno de vosotros vive para sí, y ninguno de vosotros muere para sí, porque si vivimos para el Señor vivimos, y si morimos para el Señor morimos así que sea que vivamos o muramos del Señor somos, porque para esto Cristo murió y resucitó y volvió a vivir para ser Señor, Amo de vivos y muertos. Cuando nosotros comprendemos que nuestra vida ha sido comprada y que le pertenece a él, y que no somos nuestros, que ninguno vive para sí, y ninguno muere para sí, sino que si vivimos para el Señor vivimos, y si morimos para el Señor morimos, ¡se nos acaban todos los problemas! ¿por qué? porque un ciervo, un esclavo no tiene problemas, él solo obedece y se acabó, los problemas son del dueño. Pablo dice: para mi es lo mismo si vivo, vivo para el Señor, si muero, muero para el Señor, así que si vivo si muero soy del Señor. El dice, no se que hacer, dice en una carta, si seguir vivo o si morirme porque dice para mí el vivir es Cristo, el morir es ganancia porque voy a estar con él que es mucho mejor, pero me parece que me voy a quedar con ustedes dice. Ja, ja, ja, no tenía ningún problema, el que no vive para Cristo tiene problemas para vivir y problemas para morir. Pero el que perdió su vida en Cristo nuestro Señor, si me mandan preso, Aleluya, si me dejan en libertad, Aleluya es para ti. Si me dejan hablar por radio es para ti y si me mandan a predicar al Cerezo es para ti. Aleluya. Y si me matan, me empujan para ti. Si me voy a predicar a la calle, es para ti. Si me mandan preso por predicar en la calle es para ti. Aleluya, Gloria a Dios.
El emperador romano con todo su poder con toda su gloria le crujían los dientes porque no podía hacer que ese debilucho, ese flaquito, ese insignificante súbdito negara a Jesucristo, porque él se lo pedía y lo obligaba, y los veía morir en las llamas de la hoguera, y en la boca de los leones y le daba más rabia ¿como hago? porque ¡morían cantando!
Amados hermanos somos comprados por Jesucristo. Dice Pablo que Cristo murió por todos los que viven, ya no vivan más para si mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Tu y yo somos de Jesucristo, y ahora quiero decirte un mensaje muy especial: tu y yo estamos perdidos, no, no, hermano Aurelio, estamos salvados. No estamos perdidos, no, estábamos perdidos, no estamos perdidos, no, no, pero ¿Cómo? La única diferencia es que estamos perdidos en diferentes brazos. Antes estábamos perdidos en los brazos del enemigo, ahora estamos perdidos en los brazos de Cristo, ¡pero perdidos!
De allí las palabras de nuestro Señor, «El que quiere salvar su vida la perderá, y el que pierde su vida la aliará, claro si yo estoy en las manos del enemigo y quiero salvarme miro a Cristo y él me extiende sus brazos y yo salto a los brazos de Cristo, pero si estoy en los brazos de Cristo y quiero salvarme caigo en los brazos del enemigo, de manera de que aquí hermanos no hay otra alternativa o somos o no somos. O SI o SI. Y este es el mensaje que el Señor quiere darnos esta día, que uno de los elementos que componen el mensaje del Reino es esta tremenda realidad que no se puede estar en medio no se puede ser tibio sino que somos o no somos, por que no hay tres caminos, Jesucristo dijo que hay ¿cuantos caminos? DOS. El ancho y el angosto. Pero la mayoría de los cristianos cree que hay tres caminos, el camino ancho, es para los pecadores, para las rameras, para los que negocian con drogas, para los asesinos. El camino angosto es para los sacerdotes, las religiosas y los monjes, y después hay un tercer camino, no tan ancho pero no tan angosto, para el resto de los cristianos. Esto no es así. O somos o no somos, dos reinos, no tres, el Reino de Dios y el reino de las tinieblas, y yo no me voy a ir de aquí, del “El Sol de Morelia” hasta que tu no estés seguro de en que reino estás.
Alguna gente cree que uno sabe en que reino está por las formas de afuera hay algunos que dicen que se dan cuanta por la forma de vestir, de si fuma a si no fuma, si hace esto o si no hace esto, mira puede ser, yo creo que el Reino de Dios llega hasta esas cosas, si, pero es más profundo que eso, El reino de Dios y el reino de las tinieblas es bien clara la diferencia y tu vas a saber bien claro donde estás. El reino de las tinieblas Pablo lo define con palabras bien claras, dice: Nosotros antes cuando estábamos en tinieblas, dice a los efesios en el capítulo 1 éramos por naturaleza hijos de ira, como los demás, vivíamos haciendo la voluntad de la carne, y de acuerdo a los deseos de los pensamientos de nuestro corazón, vivíamos así. El describe el reino de tinieblas como un sistema de vida donde cada quien hace lo que se le da gusto y gana, donde uno vive como quiere, donde uno sigue lo que se le antoja, por supuesto el rey de las tinieblas es muy vivo, es muy inteligente, hasta cierto punto, porque el Enemigo dice: en mi reino ustedes pueden vivir como les de su regalada gana, hagan lo que quieran, ¡Oye, pero que bien! que rey, que democrático, pero claro él es muy vivo, él sabe que la naturaleza humana del hombre es pecaminosa y darle libertad a una raza cuyas tendencias son malas es ponerla en la mayor de las esclavitudes, la esclavitud de sus pasiones de sus pecados, la esclavitud de la perdición, por eso es que el Enemigo dice al hombre vive como quieras porque ¿sabes que? esa es la perdición, por eso es que cuando nos ofrecen libertad aquí en la tierra tenemos que tener mucho cuidado porque el hombre nunca puede dar libertad, porque la plena libertad, a una persona con su naturaleza pecaminosa que tiene hacía el mal, es hundirlo en la peor de las esclavitudes, solamente Cristo ofrece la libertad verdadera, él dijo: Y si el Hijo los libertare seréis verdaderamente libres. ¿Por qué? Porque él entra en la vida y cambia el corazón. Donde había esos deseos del mal, comienza haber deseos de obras buenas, y de oración y de amor a Cristo, a los hermanos.
El reino de las tinieblas es como un gran barco como el Titanic, un barco grande que parece muy seguro pero que un témpano de hielo le rompe el casco y empieza a hundirse despacito, no hay botes salvavidas para todos, el capitán sabe que el barco está perdido, y dice a los pasajeros: miren señores les voy a dar todas las libertades en este barco, los que están en tercera y se quieren pasar a primera sin pagar nada pásense nomás. Ustedes que quieren servirse vayan al comedor y sírvanse bebida, todo lo que quieran sin pagar nada si quieren jugar fútbol en el comedor no importa aunque rompan los cristales, jueguen, jueguen. Y los pasajeros dicen: ¡Pero que capitán fantástico que tenemos! Je Je. ¡Total, están todos perdidos! Y esto es lo que les dice el enemigo en su reino a sus ciudadanos vivan como quieran hagan lo que se les antoje total están todos perdidos.
Pero no crean hermanos que por que están leyendo este mensaje eso quiere decir que están en el Reino de Dios, porque entre las muchas libertades que da el rey de este mundo también da libertad de religión, al Diablo no le importa que uno tenga cualquier religión, basta que la religión sea a la manera de las tinieblas, y ¿que es una religión a la manera de las tinieblas?, es una religión donde yo hago de la religión lo que yo quiero, y lo que yo no quiero yo no lo hago.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
viernes, 6 de noviembre de 2009
Sanando cáncer en la sangre
El ministerio de sanación es el que más claro aparece ejercido en la vida pública del Señor Jesús. El siempre curó. Nunca se lee en el Evangelio que Jesús haya despedido a un enfermo sin sanarlo. Jesús siempre sanó... y porque él sanó, nos manda también a nosotros, sus discípulos, a sanar igualmente, impulsados por el amor y la compasión que el Señor ha puesto en nuestros corazones.
El fundamento bíblico del carisma de sanación lo tenemos en Marcos 16,16. Es doctrina católica considerar la enfermedad como una consecuencia del pecado: por el pecado entró en el mundo la muerte.
Jesús, en casi todas las curaciones que realizó durante su ministerio público, unió el perdón de los pecados a la sanación física, como si ambos fueran una misma e idéntica realidad.
Y, de hecho, la experiencia nos enseña en el ejercicio de este ministerio de sanación en la Renovación Carismática, que en el fondo de toda enfermedad psíquica o física, se encuentra una situación de pecado.
En esta lucha contra el pecado y "todas sus consecuencias" -la enfermedad, entre ellas- juega un papel importantísimo la oración por sanación en todos sus niveles y a través de la cual se comunica la salvación y la gracia, porque allí donde abundó el pecado sobreabundó la gracia.
Este -y no otro- es el significado que tienen las palabras del Maestro: impondrán las manos sobre los enfermos y sanarán: Mc 16,18.
El mensaje de Jesús -respecto a sanación- es muy claro y así aparece en el envío misionero al mandar a sus discípulos a predicar la Buena Noticia del Reino: sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Mt 10,8
Todos estos son signos que acompañarán a la predicación cristiana y son parte de la única misión encomendada por Cristo a su Iglesia: y estas señales acompañarán a los que crean en mi nombre: echarán los espíritus malos, hablarán en nuevas lenguas, tomarán con sus manos las serpientes, y si beben algún veneno no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y sanarán: Mc 16,17.
Para muchos, sanación es símbolo de curanderismo y superstición; para otros, sobre todo, para los que la hemos experimentado de algún modo en nuestras propias vidas en cualquiera de sus niveles, es el gran mensaje de Jesús al mundo.
Alguien que puede dar su veredicto acerca de la sanación es aquel que ha sido curado. Nuestra hermana Paulina estaba en tratamiento en el ISSSTE hace 4 o 5 meses. Los médicos le dijeron a sus papás que se la llevaran a su casa porque en ese lugar ya le habían hecho todo lo médicamente posible.
Paulina tenía "lupus". Yo no entiendo mucho de enfermedades pero me informaron que era una especie de cáncer en la sangre. Estaba siendo desahuciada por los médicos. Sus papás estaban completamente derrotados. No había nada que la ciencia no hubiera hecho por salvarle la vida. Por eso los médicos sugirieron que se la llevaran a su casa para que muriera en paz.
Una hermana pidió oración para Paulina. El Señor nos dio la gracia de ir a orar por ella en el último día que estaría en ese lugar. Confiados en la misericordia del Señor y sabiendo que él es el amo de lo imposible, que le gusta hacer cosas que para los hombres son imposibles, nos acercamos a ella que estaba en esos momentos en compañía de sus papás.
Como Paulina no había hecho su primera comunión no pudo comulgar pero el Señor en su infinita misericordia le dio un pasaje de sanación que fue cuando un padre llevó a su hijo que padecía ataques epilépticos a la presencia de Jesús para que fuera sanado.
Entendiendo el mensaje que el primer enfermo no era el hijo sino el padre que no tenía fe, les dijimos a los papás de Paulina que los verdaderos enfermos eran ellos y que gracias a la bendita enfermedad de su hija, podrían recibir la sanación primero ellos que ella.
Los papás aceptaron su falta de fe en el Señor, comprendieron que ellos no habían llevado a su hija para que fuera sanada, sino su hija los había llevado a Jesús para que obtuvieran su sanación. Sucedió lo mismo que en el pasaje que Jesús nos estaba dando en la oración por la salud de Paulina.
Hace dos semanas nos invitaron a la "Primera Comunión" de Paulina. No se murió, está viva porque creyó en Jesús. Sus papás están felices de tenerla a su lado. En nuestra comunidad podemos decir que efectivamente, Jesús vino hasta nosotros: para sanarnos y liberarnos del pecado mediante una salvación copiosa, para, mediante esa sanación y liberación, darnos una nueva vida, una nueva relación de amor y de unión con el Padre, consigo mismo por su Espíritu Santo.
Esto es cierto. Nadie puede dudarlo, so pena de negar el fin mismo de la encarnación. Sí, ¡este es el gran mensaje de Jesús y el asombroso mensaje de la Iglesia...! continuadora de la obra de Jesús hoy día a través de los creyentes, discípulos del mismo Jesús.
Lo que sucede con el mensaje de sanación y liberación del hombre y este es el gran peligro y riesgo que se corre es que se quede en sólo una gran teoría archivada en nuestras mentes y no pase a ser una realidad viva y práctica en la vida concreta de ese hombre a quien Cristo vino a sanar y liberar.
La sanación en Jesús y por Jesús no es otra cosa que la aplicación práctica de ese mensaje central y medula del cristianismo: el amor del Padre derramado en la creación entera. Lo que les pasó a Paulina y sus papás te puede suceder a ti que está leyendo estas líneas.
Visita nuestra página web: www.jesusestavivo.org.mx y vive los 119 videos de misas, evangelización y testimonios de sanación que tenemos, estos son algunos: Bienvenida, ¿Ciego yo?, Dieciocho años enfermo, El Espíritu de Dios me sana, El Espíritu sobre Jesús, El ministerio de Jesús, Epiléptico sanado, Jesús me sanó de diabetes, Jesús Gallina, Jesús enseña y sana, Jesús me enseña y me sana, Jesús a resucitado, Jesús tiene todo el poder, Mi Pastor me sana, Misas en la Catedral, en la Parroquia de San Pedro, en el Niño de la Salud, y de sanación en el templo de Las Rosas. Oración de sananción por Alan, Oración de sanación por Octavio y Wilfrido, Pedid y se os dará, Proclamando la Buena Nueva, ¿Qué dice Dios de la influenza?, Quiero, ¡queda sano!, Resurrección de un joven, Sanando enfermedad de nacimiento, Te doy 15 días para que me lo sanes... ¿Ustedes también quieren dejarme? Yo ciego, Zaqueo y el más grande: Bendición con el Santísimo. Ve también las misas de sanación que celebra el P. Miguel Contreras. Entra a la página buscando en Google: aurelio prado flores Abre el nombre, te vas a INICIO y ahí están las misas, los videos evangelizadores con testimonios de sanación. Además tenemos un libro con más de 200 testimonios de sanación. Te vas a LIBROS y abres: Jesús está vivo... en Morelia y los encontrarás.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
El fundamento bíblico del carisma de sanación lo tenemos en Marcos 16,16. Es doctrina católica considerar la enfermedad como una consecuencia del pecado: por el pecado entró en el mundo la muerte.
Jesús, en casi todas las curaciones que realizó durante su ministerio público, unió el perdón de los pecados a la sanación física, como si ambos fueran una misma e idéntica realidad.
Y, de hecho, la experiencia nos enseña en el ejercicio de este ministerio de sanación en la Renovación Carismática, que en el fondo de toda enfermedad psíquica o física, se encuentra una situación de pecado.
En esta lucha contra el pecado y "todas sus consecuencias" -la enfermedad, entre ellas- juega un papel importantísimo la oración por sanación en todos sus niveles y a través de la cual se comunica la salvación y la gracia, porque allí donde abundó el pecado sobreabundó la gracia.
Este -y no otro- es el significado que tienen las palabras del Maestro: impondrán las manos sobre los enfermos y sanarán: Mc 16,18.
El mensaje de Jesús -respecto a sanación- es muy claro y así aparece en el envío misionero al mandar a sus discípulos a predicar la Buena Noticia del Reino: sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Mt 10,8
Todos estos son signos que acompañarán a la predicación cristiana y son parte de la única misión encomendada por Cristo a su Iglesia: y estas señales acompañarán a los que crean en mi nombre: echarán los espíritus malos, hablarán en nuevas lenguas, tomarán con sus manos las serpientes, y si beben algún veneno no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y sanarán: Mc 16,17.
Para muchos, sanación es símbolo de curanderismo y superstición; para otros, sobre todo, para los que la hemos experimentado de algún modo en nuestras propias vidas en cualquiera de sus niveles, es el gran mensaje de Jesús al mundo.
Alguien que puede dar su veredicto acerca de la sanación es aquel que ha sido curado. Nuestra hermana Paulina estaba en tratamiento en el ISSSTE hace 4 o 5 meses. Los médicos le dijeron a sus papás que se la llevaran a su casa porque en ese lugar ya le habían hecho todo lo médicamente posible.
Paulina tenía "lupus". Yo no entiendo mucho de enfermedades pero me informaron que era una especie de cáncer en la sangre. Estaba siendo desahuciada por los médicos. Sus papás estaban completamente derrotados. No había nada que la ciencia no hubiera hecho por salvarle la vida. Por eso los médicos sugirieron que se la llevaran a su casa para que muriera en paz.
Una hermana pidió oración para Paulina. El Señor nos dio la gracia de ir a orar por ella en el último día que estaría en ese lugar. Confiados en la misericordia del Señor y sabiendo que él es el amo de lo imposible, que le gusta hacer cosas que para los hombres son imposibles, nos acercamos a ella que estaba en esos momentos en compañía de sus papás.
Como Paulina no había hecho su primera comunión no pudo comulgar pero el Señor en su infinita misericordia le dio un pasaje de sanación que fue cuando un padre llevó a su hijo que padecía ataques epilépticos a la presencia de Jesús para que fuera sanado.
Entendiendo el mensaje que el primer enfermo no era el hijo sino el padre que no tenía fe, les dijimos a los papás de Paulina que los verdaderos enfermos eran ellos y que gracias a la bendita enfermedad de su hija, podrían recibir la sanación primero ellos que ella.
Los papás aceptaron su falta de fe en el Señor, comprendieron que ellos no habían llevado a su hija para que fuera sanada, sino su hija los había llevado a Jesús para que obtuvieran su sanación. Sucedió lo mismo que en el pasaje que Jesús nos estaba dando en la oración por la salud de Paulina.
Hace dos semanas nos invitaron a la "Primera Comunión" de Paulina. No se murió, está viva porque creyó en Jesús. Sus papás están felices de tenerla a su lado. En nuestra comunidad podemos decir que efectivamente, Jesús vino hasta nosotros: para sanarnos y liberarnos del pecado mediante una salvación copiosa, para, mediante esa sanación y liberación, darnos una nueva vida, una nueva relación de amor y de unión con el Padre, consigo mismo por su Espíritu Santo.
Esto es cierto. Nadie puede dudarlo, so pena de negar el fin mismo de la encarnación. Sí, ¡este es el gran mensaje de Jesús y el asombroso mensaje de la Iglesia...! continuadora de la obra de Jesús hoy día a través de los creyentes, discípulos del mismo Jesús.
Lo que sucede con el mensaje de sanación y liberación del hombre y este es el gran peligro y riesgo que se corre es que se quede en sólo una gran teoría archivada en nuestras mentes y no pase a ser una realidad viva y práctica en la vida concreta de ese hombre a quien Cristo vino a sanar y liberar.
La sanación en Jesús y por Jesús no es otra cosa que la aplicación práctica de ese mensaje central y medula del cristianismo: el amor del Padre derramado en la creación entera. Lo que les pasó a Paulina y sus papás te puede suceder a ti que está leyendo estas líneas.
Visita nuestra página web: www.jesusestavivo.org.mx y vive los 119 videos de misas, evangelización y testimonios de sanación que tenemos, estos son algunos: Bienvenida, ¿Ciego yo?, Dieciocho años enfermo, El Espíritu de Dios me sana, El Espíritu sobre Jesús, El ministerio de Jesús, Epiléptico sanado, Jesús me sanó de diabetes, Jesús Gallina, Jesús enseña y sana, Jesús me enseña y me sana, Jesús a resucitado, Jesús tiene todo el poder, Mi Pastor me sana, Misas en la Catedral, en la Parroquia de San Pedro, en el Niño de la Salud, y de sanación en el templo de Las Rosas. Oración de sananción por Alan, Oración de sanación por Octavio y Wilfrido, Pedid y se os dará, Proclamando la Buena Nueva, ¿Qué dice Dios de la influenza?, Quiero, ¡queda sano!, Resurrección de un joven, Sanando enfermedad de nacimiento, Te doy 15 días para que me lo sanes... ¿Ustedes también quieren dejarme? Yo ciego, Zaqueo y el más grande: Bendición con el Santísimo. Ve también las misas de sanación que celebra el P. Miguel Contreras. Entra a la página buscando en Google: aurelio prado flores Abre el nombre, te vas a INICIO y ahí están las misas, los videos evangelizadores con testimonios de sanación. Además tenemos un libro con más de 200 testimonios de sanación. Te vas a LIBROS y abres: Jesús está vivo... en Morelia y los encontrarás.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
Coman y beban de Mí
Desde hace más de medio año estamos enviando por medio del correo electrónico el libro: “Jesús está vivo” a toda persona que lo solicita. Víctor lo solicitó y este es el resultado de su fe puesta en Jesús. Hoy insertamos desde el principio parte del proceso de sanación de su hijo y esperamos que el próximo testimonio de sanación que publiquemos aquí sea el tuyo. Este fue el primer correo que recibimos y a continuación pondremos los siguientes.
A quien corresponda: Me enteré a través del periódico que están remitiendo el libro del P. Emiliano. Les agradezco de antemano nos pudiera hacer llegar una copia a esta dirección electrónica.
Asimismo, desconozco si este medio es el adecuado, sin embargo me permito solicitar además oración de sanación por mi hijo Víctor Abraham Aguilar Tirado, quien cuenta con la edad 1 año 6 meses y que al nacer le fue diagnosticado daño cerebral en la zona parietal. Mi hijo hasta el momento no camina y al parecer por estudios realizados no ve ni escucha correctamente por el daño causado al nacer. Me atrevo a pedir oración de sanación por él para que sane con la anuencia de Dios. Que pueda ser un niño que vea, escuche y camine por si solo y que pueda defenderse o valerse por si mismo. Doy gracias por su atención. Víctor H. Aguilar Ferretiz
Al recibir este correo nos pusimos en oración por Víctor Abraham y este es el contenido de nuestra respuesta: “Estimado Víctor Hugo, acabo de recibir tu mensaje y estoy poniendo en correo adjunto el libro "Jesús está vivo" del P. Emiliano Tardif. Espero que al recibirlo y leerlo Jesús que está vivo derrame sus gracias en ti y en toda tu familia, en especial en Víctor Abraham.
Jesús, en estos momentos te decimos que creemos que realmente estás presente en la Hostia consagrada. Tú sabes que Víctor Abraham está en una situación muy especial. Se le ha complicado todo a pesar de su pequeña edad, apenas tiene 18 meses de vida. Jesús, tú no tienes corazón para dejarlo así como está. SÁNALO Cristo Jesús por el poder de tu Sangre redentora y de tus llagas que te hicieron los clavos en la cruz. Jesús, tú puedes y quieres hacerlo. Sabemos que la oración no depende de quien la dice, depende de quien la recibe. Gracias de antemano por todo. Y aún sin ver el resultado de esta oración, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias porque tú eres Dios, tú eres mi Dios, tú eres mi único Dios. Además Señor, dales valentía a los papás de Abraham para que en unos días nos den el testimonio de la sanación de su pequeño.
Víctor, en el Nombre poderoso de Jesús te dijo: "tú hijo va a sanar", solamente cree y verás la gloria de Dios. Quiero agregar que oraremos por él hasta que sane.
Nuestra dirección electrónica: abbaap@hotmail.com Nuestro teléfono completo es 0444431 112583 y me puedes llamar durante todo el día. Dios bendiga. Aurelio.
Después de esta oración por correo nos pusimos de acuerdo y empezamos a orar por la salud de Abraham en su casa. Víctor y Nayely tienen dos hijos: Isaac y Abraham, el primero tiene seis años y el segundo 18 meses de edad. Abraham no caminaba y además los médicos dijeron según estudios, que no oía ni veía bien.
Cuando hicimos oración por Abraham, que necesitaba de una escuela de educación especial, pedimos a los papás que perdonaran a los que los han ofendido y pidieran perdón a los que ofendieron. Agregamos que no lo hicieran con sus fuerzas sino que fuera verdaderamente de corazón y en el nombre de Jesús.
El 24 de diciembre del año pasado Isaac hizo una oración mucho muy especial por su hermano Abraham, esto fue lo que dijo: “Jesús, yo te pedí un hermanito para que jugara fút bol conmigo y no puede, así no lo quiero. Te doy quince días para que me lo sanes”. Con razón dijo Jesús que el que no pusiera en el toda su confianza, como niño, no entraría en el Reino de los cielos.
En la siguiente oración, hablando Isaac con seguridad dijo: Si tienen sed, beban de Jesús. Si tiene hambre, coman de Jesús. Esto se entiende perfectamente bien y se refiere que hay que reconciliarnos con Jesús, nuestros hermanos y con nosotros mismos. Sus papás así lo hicieron, se confesaron y comieron y bebieron a Jesús en la Eucaristía, y el regalo que Jesús les dio fue la sanación integral de Abraham.
Isaac puso toda su confianza en Jesús y nos invita a platicar familiarmente con Jesús. Quiera Dios que este diálogo nos alimente con el Pan vivo bajado del cielo.
A los doce días de la oración atrevida de Isaac, Jesús sanó a su hermanito. Jesús está vivo en la casa de los Aguilar y también quiere morar en la casa de quien está leyendo este mensaje.
El papá de Abraham nos mandó el siguiente correo: Aurelio, hoy te quiero hacer partícipe de la alegría que nos sigue embargando, puesto que de nuestro pequeño Víctor Abraham nos han dicho los médicos que le han estado dando el tratamiento para su rehabilitación, que Abraham debe ingresar a una escuela para ayudarle a ponerse al corriente con su atraso psicomotríz, pero lo mejor es que debe ser una escuela de educación regular, ¡¡No necesita escuela de educación Especial!! ¿Sabes lo que significa esto? ¡Que con la ayuda de Dios va a poder cursar en pre primaria, primaria, secundaria, prepa y hasta universidad! Que solo va a necesitar que en la escuela donde lo pongamos le brinden apoyo para que se empareje con los demás niños de su edad. ¿No te parece grandioso? Es algo que tenía dentro de mi corazón guardado como una esperanza, muy lejana quizá, pero que hoy comienzo a verla cada vez más cercana, pero lo mejor es que esta enfermedad me ha ayudado a ver la vida de otra forma, a valorarla y a entenderla, pero sobre todo a saber querer, apreciar, respetar y reconocer tanto a mi familia como a Dios mismo, de quien en algún momento dudé y me alejé. Sé que todavía queda camino por recorrer, que aún no se termina esto, pero lo que sí sé es que es principio de lo que tanto hemos anhelado y que es la total recuperación de nuestro hijo.
En breve te remitiré el testimonio tanto de mi esposa Nayely, como el de mi hijo Isaac y el mío propio, así como todos los escenarios llenos de bendiciones que Dios nos brindó. Como siempre, recibe saludos de mi esposa e hijos y el mío propio. Que Dios te bendiga a ti y a toda tu familia. Saludos Víctor H. Aguilar Ferretiz.
Abraham ya camina, ya ve y escucha correctamente y empieza a hablar. Esto es un regalo de Jesús a los que creen que su nombre está sobre todo nombre. Puedes ver el testimonio de sanación de Abraham en Youtube en nuestra página: www.jesusestavivo.org.mx y se titula: “Te doy quince días para que me lo sanes”. Puedes solicitar el libro del P. Emiliano y lo enviamos a tu correo electrónico sin costo. Puedes mandar también tus intenciones de sanación y las contestamos individualmente en el programa de “La Z radio” de los domingos a las 6 de la tarde en el 96.3 FM y 1340 AM.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
Fin del pecado
Los mensajes que hoy relatamos son similares a los de la Salette y de Fátima, y a otros mensajes y advertencias contemporáneos. Los signos más significativos de la intervención de Dios pueden ser resumidos como sigue: El mundo pecador será purificado. La Iglesia será renovada. Habrá una era de paz y varias naciones se harán cristianas. Este tiempo será el tiempo de María y del Espíritu Santo. Tal vez la Iglesia proclame nuevos dogmas acerca de María.
Natalia nos dice que una vez, en una visión, el Señor le mostró cómo la mayor parte del mundo se convertiría en un montón de ruinas. Vio ciudades y aldeas, y todo parecía como un bosque después de un incendio. No había signo de vida en ninguna parte. De repente apareció el divino Salvador. Vio cómo caminaba entre las ennegrecidas ruinas. Levantó su mano derecha hacia el cielo, mientras su mano izquierda apuntaba al mundo y le preguntó: Jesús mío, ¿qué estás haciendo entre estas ruinas? Jesús contestó: Estoy buscando un lugar para sembrar las semillas de la promesa de mi Padre celestial, pero todo está quemado y en ruinas.
Ella entendió que su mano derecha, levantada hacia el cielo, significaba el inminente castigo, mientras que su mano izquierda, apuntando hacia el mundo, representaba su prolongada misericordia.
Conforme veía la visión, un escrito aparecía arriba de la diestra de Jesús: Esto no sucederá, si mi pueblo se convierte. Por medio de la reparación el Padre celestial tendrá misericordia del mundo.
Entonces se entiende uno de los secretos del Divino Corazón: muchos no podrían nacer, si viniera esta ruina total. Su divino Corazón, infinitamente bueno, tenía pena de aquellas almas que por esto no tendrían la oportunidad de ganar la gloria eterna.
Jesús dijo: Yo te digo otra vez: Ora, para que antes que lleguen la santa paz y la gran misericordia para el mundo, los pecadores se conviertan a Dios y acepten mi misericordia, enmendando sus vidas. De otro modo los que no se hayan convertido antes o durante este período de gracia, morirán eternamente. Ustedes, los justos, no deben tener miedo. Oren y confíen en el poder de la oración. Regocíjense porque han encontrado misericordia en mi Padre celestial. No tengan miedo, mejor regocíjense, porque mi Madre Inmaculada con su poder de Reina, llena de gracia, junto con las legiones celestiales de ángeles, aniquilará las fuerzas del infierno.
¿Por qué la paz viene tan lentamente? Así me preguntó un sacerdote y yo recibí la siguiente respuesta de la Santísima Virgen: El período de la paz del mundo no está retrasado. El Padre celestial sólo quiere dar tiempo a los pecadores para que se conviertan y encuentren refugio en Dios. Muchos se convertirán, aún de entre los que ahora niegan la existencia de Dios. El mundo ha recibido la gracia que se prolongue el tiempo antes del castigo, porque el Padre celestial ha recibido con agrado la reparación y los sacrificios de las almas víctimas de todo el mundo. Para los que se conviertan antes, las puertas del infierno estarán cerradas y no serán condenados. La reparación tiene poder porque Yo estoy orando contigo y consolando a Dios tan seriamente ofendido. Hija mía, hasta tu respiración debería ser una plegaria de expiación ante Dios.
La Santísima Virgen dijo que la victoria decisiva, que acabará con las mentiras del mundo y abrirá el camino a la paz prometida, vendrá cuando Satanás haya ganado poder en todas partes, cuando haya seducido a la mayoría de las almas, cuando, en su soberbia que no tiene límites, él sienta que puede arruinar toda la creación de Dios, incluyendo a las almas, cuando la verdad, la fe y la luz sólo vivan en unas pocas almas, porque todas las indecisas se habrán puesto a su lado. Entonces la victoria de mi Hijo vendrá de repente e inesperadamente.
Respecto al poder de María Inmaculada, Jesús dijo: Este mundo está obstinado en su maldad. Como esta maldad progresa, el mundo se está alejando más y más de mí. Pero Yo no puedo arrepentirme de mi amor. Yo extiendo mi mano hacia ellos; y es misericordia y castigo al mismo tiempo; misericordia y amor para aquellos que me aman, y castigo para los que me desprecian. Si Yo te hablo a ti, tú oyes la voz de Aquel que está arriba de todas las cosas en el universo. Si extiendo mi mano hacia ti, mi Madre Inmaculada se te aparecerá para que tú puedas ser salvada. Maldad engendra más maldad. El mundo ha alcanzado el punto donde la misma maldad pide tregua. El poder de mi Madre Inmaculada es capaz de devolver los ríos a sus cauces y de calmar el mar embravecido. Ella será tu ayuda.
Desde hace mucho tiempo, en estos días, el Corazón Inmaculado de María ha impedido la catástrofe del mundo. Un terrible destino espera a la humanidad si los hombres no se convierten. El Señor Jesús desea dar sus gracias a través de nuestra Madre Inmaculada. Es por esto que la Santísima Virgen es la que nos llama al arrepentimiento. El Señor Jesús desea darnos sus gracias a través de la intercesión de nuestra hermosa, bendita y victoriosa Madre, quien incesantemente ora por la humanidad.
Vi al Espíritu Santo de Dios inundar al mundo como un fuego devastador. Este fuego no traía paz ni misericordia, sólo castigo. Dondequiera que la llama del Espíritu Santo penetraba, los espíritus malignos caían al infierno por miles. Pero antes de que todo fuera destruido, vi a la Santísima Virgen de rodillas delante de Jesús, orando e implorando misericordia para el mundo. Jesús no la miró, pero observó al Padre celestial, quien en su justa ira no alejó su mano extendida sobre el mundo. Entonces la Santísima Virgen se quitó del hombro el manto de paz y cubrió al mundo con él. Todas aquellas partes del mundo que quedaron cubiertas con el manto de María, escaparon al castigo y brillaron con el color azul de la paz. Pero donde el manto no cubría la superficie, el color rojo de la ira se podía ver ardiente como un tizón. Entendí que nosotros podemos escapar del justo castigo de Dios solamente si buscamos refugio bajo el manto de nuestra Santísima Madre e imploramos misericordia a través de Ella.
¿Cómo apresurar la victoria? Un sacerdote me dijo que preguntara a la Santísima Virgen qué debemos hacer para apresurar su victoria. La Santísima Virgen respondió: Si quieren apresurar el gran milagro de la victoria de su Reina, con el que Yo salvaré al mundo, deben confiar en mí y en mi Hijo, como los niños confían en sus madres, haciendo reparación, ofreciendo sus vidas y orando. Hasta ahora su confianza no ha sido suficiente y, sin embargo, la eficacia de su oración depende de su confianza. Si oran con confianza plena, la victoria que están ansiosamente esperando traerá la alegría de la paz al mundo entero. Hijos míos, ¡confíen en mí! ¡Confíen en mí, siempre!
Vi una vez cómo Jesús oraba a su Padre celestial, y le pregunté: Jesús mío, ¿por quién o por qué estás tú orando ahora? Me contestó: Hija mía, Yo oro por los que tú deberías orar también. Imploren al Padre celestial para que la maldad de los hombres en la tierra cese pronto. Oren fervorosamente para que los corazones de los hombres puedan pronto ser llenos de una santa y celestial paz, la paz que Yo traje a la tierra, para que pueda extenderse a todas partes. Con mi oración obtuve de mi Padre que el plazo de sufrimiento terminara pronto para dar cabida a la venida del gozo celestial a ustedes. Pero antes que este tiempo llegue, deben pasar duras pruebas. Sin embargo, pueden mitigar el peso de esas pruebas con la oración y la constante reparación. Por eso oren fervorosamente y con gran confianza para que los ángeles y los santos del cielo también supliquen misericordia de mi Padre celestial, junto conmigo y mi Madre Inmaculada. Consuelen a Dios, profundamente ofendido, no sólo por sus pecados sino por los pecados de los demás. Solamente de este modo puede la gracia del gran milagro hacer efectiva en ustedes la paz prometida.
Jesús me mostró en una visión que después de la purificación, la humanidad vivirá una vida pura y angelical. Se acabarán los pecados contra el sexto mandamiento, el adulterio y también las mentiras. El Salvador me mostró que un amor incesante, la felicidad y el gozo divino serán el signo del mundo futuro. Vi la gracia de Dios derramarse abundantemente sobre toda la tierra, y Satanás y el pecado completamente derrotados. Después de la gran purificación, la vida de los religiosos y de los laicos estará llena de amor y pureza. El mundo purificado gozará de la paz del Señor a través de la Santísima Virgen María. Pero el Señor nunca me dijo cuándo se realizará todo esto.
El Señor Jesús me hizo saber qué gran confusión y terror reinarán en la Iglesia antes de la victoria que El traerá al mundo. La razón de esta confusión será que la impiedad penetrará hasta los santuarios de la Iglesia; la tradición será dañada y habrá un espíritu mundano en todas partes. Esta calamidad irá junto con el odio entre las naciones, que terminará con el estallido de muchas guerras. Muchos atacarán la Iglesia: su objetivo será alejar a los creyentes de la Iglesia, para quitarles la confianza en ella y hacerlos presas de Satanás.
El Salvador dijo: "La mano derecha de mi Padre castigará a los pecadores que, a pesar de las advertencias y el período de gracia y el incansable esfuerzo de la Iglesia, no se conviertan" (Mt 25,46).
Jesús me dijo también que la Iglesia, purificada y renovada por tan grandes sufrimientos, otra vez se revestirá de humildad y de sencillez y será pobre como en sus comienzos.
No habrá títulos, dados o comprados, ni rangos para distinguir el uno del otro. El espíritu de santidad penetrará todos los miembros de la Iglesia y todos vivirán según el espíritu del Sermón de la Montaña. Entre más nos acerquemos al fin del mundo, más se vivirá esta sencillez y esta pobreza.
Después del castigo, no tendrá ningún significado el construir grandes palacios y usar ropa lujosa. Cada quien sabrá sus deberes y los títulos no serán necesarios. El título del sacerdote será: hermano sacerdote, y aún el Papa será llamado Hermano Papa.
¡Alabado sea Jesucristo!
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Natalia nos dice que una vez, en una visión, el Señor le mostró cómo la mayor parte del mundo se convertiría en un montón de ruinas. Vio ciudades y aldeas, y todo parecía como un bosque después de un incendio. No había signo de vida en ninguna parte. De repente apareció el divino Salvador. Vio cómo caminaba entre las ennegrecidas ruinas. Levantó su mano derecha hacia el cielo, mientras su mano izquierda apuntaba al mundo y le preguntó: Jesús mío, ¿qué estás haciendo entre estas ruinas? Jesús contestó: Estoy buscando un lugar para sembrar las semillas de la promesa de mi Padre celestial, pero todo está quemado y en ruinas.
Ella entendió que su mano derecha, levantada hacia el cielo, significaba el inminente castigo, mientras que su mano izquierda, apuntando hacia el mundo, representaba su prolongada misericordia.
Conforme veía la visión, un escrito aparecía arriba de la diestra de Jesús: Esto no sucederá, si mi pueblo se convierte. Por medio de la reparación el Padre celestial tendrá misericordia del mundo.
Entonces se entiende uno de los secretos del Divino Corazón: muchos no podrían nacer, si viniera esta ruina total. Su divino Corazón, infinitamente bueno, tenía pena de aquellas almas que por esto no tendrían la oportunidad de ganar la gloria eterna.
Jesús dijo: Yo te digo otra vez: Ora, para que antes que lleguen la santa paz y la gran misericordia para el mundo, los pecadores se conviertan a Dios y acepten mi misericordia, enmendando sus vidas. De otro modo los que no se hayan convertido antes o durante este período de gracia, morirán eternamente. Ustedes, los justos, no deben tener miedo. Oren y confíen en el poder de la oración. Regocíjense porque han encontrado misericordia en mi Padre celestial. No tengan miedo, mejor regocíjense, porque mi Madre Inmaculada con su poder de Reina, llena de gracia, junto con las legiones celestiales de ángeles, aniquilará las fuerzas del infierno.
¿Por qué la paz viene tan lentamente? Así me preguntó un sacerdote y yo recibí la siguiente respuesta de la Santísima Virgen: El período de la paz del mundo no está retrasado. El Padre celestial sólo quiere dar tiempo a los pecadores para que se conviertan y encuentren refugio en Dios. Muchos se convertirán, aún de entre los que ahora niegan la existencia de Dios. El mundo ha recibido la gracia que se prolongue el tiempo antes del castigo, porque el Padre celestial ha recibido con agrado la reparación y los sacrificios de las almas víctimas de todo el mundo. Para los que se conviertan antes, las puertas del infierno estarán cerradas y no serán condenados. La reparación tiene poder porque Yo estoy orando contigo y consolando a Dios tan seriamente ofendido. Hija mía, hasta tu respiración debería ser una plegaria de expiación ante Dios.
La Santísima Virgen dijo que la victoria decisiva, que acabará con las mentiras del mundo y abrirá el camino a la paz prometida, vendrá cuando Satanás haya ganado poder en todas partes, cuando haya seducido a la mayoría de las almas, cuando, en su soberbia que no tiene límites, él sienta que puede arruinar toda la creación de Dios, incluyendo a las almas, cuando la verdad, la fe y la luz sólo vivan en unas pocas almas, porque todas las indecisas se habrán puesto a su lado. Entonces la victoria de mi Hijo vendrá de repente e inesperadamente.
Respecto al poder de María Inmaculada, Jesús dijo: Este mundo está obstinado en su maldad. Como esta maldad progresa, el mundo se está alejando más y más de mí. Pero Yo no puedo arrepentirme de mi amor. Yo extiendo mi mano hacia ellos; y es misericordia y castigo al mismo tiempo; misericordia y amor para aquellos que me aman, y castigo para los que me desprecian. Si Yo te hablo a ti, tú oyes la voz de Aquel que está arriba de todas las cosas en el universo. Si extiendo mi mano hacia ti, mi Madre Inmaculada se te aparecerá para que tú puedas ser salvada. Maldad engendra más maldad. El mundo ha alcanzado el punto donde la misma maldad pide tregua. El poder de mi Madre Inmaculada es capaz de devolver los ríos a sus cauces y de calmar el mar embravecido. Ella será tu ayuda.
Desde hace mucho tiempo, en estos días, el Corazón Inmaculado de María ha impedido la catástrofe del mundo. Un terrible destino espera a la humanidad si los hombres no se convierten. El Señor Jesús desea dar sus gracias a través de nuestra Madre Inmaculada. Es por esto que la Santísima Virgen es la que nos llama al arrepentimiento. El Señor Jesús desea darnos sus gracias a través de la intercesión de nuestra hermosa, bendita y victoriosa Madre, quien incesantemente ora por la humanidad.
Vi al Espíritu Santo de Dios inundar al mundo como un fuego devastador. Este fuego no traía paz ni misericordia, sólo castigo. Dondequiera que la llama del Espíritu Santo penetraba, los espíritus malignos caían al infierno por miles. Pero antes de que todo fuera destruido, vi a la Santísima Virgen de rodillas delante de Jesús, orando e implorando misericordia para el mundo. Jesús no la miró, pero observó al Padre celestial, quien en su justa ira no alejó su mano extendida sobre el mundo. Entonces la Santísima Virgen se quitó del hombro el manto de paz y cubrió al mundo con él. Todas aquellas partes del mundo que quedaron cubiertas con el manto de María, escaparon al castigo y brillaron con el color azul de la paz. Pero donde el manto no cubría la superficie, el color rojo de la ira se podía ver ardiente como un tizón. Entendí que nosotros podemos escapar del justo castigo de Dios solamente si buscamos refugio bajo el manto de nuestra Santísima Madre e imploramos misericordia a través de Ella.
¿Cómo apresurar la victoria? Un sacerdote me dijo que preguntara a la Santísima Virgen qué debemos hacer para apresurar su victoria. La Santísima Virgen respondió: Si quieren apresurar el gran milagro de la victoria de su Reina, con el que Yo salvaré al mundo, deben confiar en mí y en mi Hijo, como los niños confían en sus madres, haciendo reparación, ofreciendo sus vidas y orando. Hasta ahora su confianza no ha sido suficiente y, sin embargo, la eficacia de su oración depende de su confianza. Si oran con confianza plena, la victoria que están ansiosamente esperando traerá la alegría de la paz al mundo entero. Hijos míos, ¡confíen en mí! ¡Confíen en mí, siempre!
Vi una vez cómo Jesús oraba a su Padre celestial, y le pregunté: Jesús mío, ¿por quién o por qué estás tú orando ahora? Me contestó: Hija mía, Yo oro por los que tú deberías orar también. Imploren al Padre celestial para que la maldad de los hombres en la tierra cese pronto. Oren fervorosamente para que los corazones de los hombres puedan pronto ser llenos de una santa y celestial paz, la paz que Yo traje a la tierra, para que pueda extenderse a todas partes. Con mi oración obtuve de mi Padre que el plazo de sufrimiento terminara pronto para dar cabida a la venida del gozo celestial a ustedes. Pero antes que este tiempo llegue, deben pasar duras pruebas. Sin embargo, pueden mitigar el peso de esas pruebas con la oración y la constante reparación. Por eso oren fervorosamente y con gran confianza para que los ángeles y los santos del cielo también supliquen misericordia de mi Padre celestial, junto conmigo y mi Madre Inmaculada. Consuelen a Dios, profundamente ofendido, no sólo por sus pecados sino por los pecados de los demás. Solamente de este modo puede la gracia del gran milagro hacer efectiva en ustedes la paz prometida.
Jesús me mostró en una visión que después de la purificación, la humanidad vivirá una vida pura y angelical. Se acabarán los pecados contra el sexto mandamiento, el adulterio y también las mentiras. El Salvador me mostró que un amor incesante, la felicidad y el gozo divino serán el signo del mundo futuro. Vi la gracia de Dios derramarse abundantemente sobre toda la tierra, y Satanás y el pecado completamente derrotados. Después de la gran purificación, la vida de los religiosos y de los laicos estará llena de amor y pureza. El mundo purificado gozará de la paz del Señor a través de la Santísima Virgen María. Pero el Señor nunca me dijo cuándo se realizará todo esto.
El Señor Jesús me hizo saber qué gran confusión y terror reinarán en la Iglesia antes de la victoria que El traerá al mundo. La razón de esta confusión será que la impiedad penetrará hasta los santuarios de la Iglesia; la tradición será dañada y habrá un espíritu mundano en todas partes. Esta calamidad irá junto con el odio entre las naciones, que terminará con el estallido de muchas guerras. Muchos atacarán la Iglesia: su objetivo será alejar a los creyentes de la Iglesia, para quitarles la confianza en ella y hacerlos presas de Satanás.
El Salvador dijo: "La mano derecha de mi Padre castigará a los pecadores que, a pesar de las advertencias y el período de gracia y el incansable esfuerzo de la Iglesia, no se conviertan" (Mt 25,46).
Jesús me dijo también que la Iglesia, purificada y renovada por tan grandes sufrimientos, otra vez se revestirá de humildad y de sencillez y será pobre como en sus comienzos.
No habrá títulos, dados o comprados, ni rangos para distinguir el uno del otro. El espíritu de santidad penetrará todos los miembros de la Iglesia y todos vivirán según el espíritu del Sermón de la Montaña. Entre más nos acerquemos al fin del mundo, más se vivirá esta sencillez y esta pobreza.
Después del castigo, no tendrá ningún significado el construir grandes palacios y usar ropa lujosa. Cada quien sabrá sus deberes y los títulos no serán necesarios. El título del sacerdote será: hermano sacerdote, y aún el Papa será llamado Hermano Papa.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
Neuronas en el corazón
El corazón es, esencialmente, una extraordinaria máquina que bombea sangre durante toda nuestra vida, sin cesar. Sin embargo, durante miles de años se lo ha identificado también con los sentimientos del ser humano, con sus cualidades más remarcables. Y de hecho, es el Corazón de Jesús el que fuera traspasado por la lanza del centurión Longinos en el día del Calvario. De su herida brotaron Sangre y Agua, y regaron al mundo desde el Madero de nuestro Señor.
El corazón fue el señalado por el mismo Jesús en sus apariciones a santa Margarita María de Alacoque en Francia varios siglos atrás, creando la devoción al sagrado Corazón de Jesús. Y fue a santa Faustina Kowalska que Jesús se revelara con dos rayos que partían de su Corazón, inundando el mundo. Esos rayos representan la misericordia de Dios que se derrama sobre todos nosotros, evocando la devoción al Jesús misericordioso. Nuevamente el corazón es el indicado por Dios. ¿Por qué?
He meditado muchas veces el motivo por el que un órgano esencialmente mecánico sea el señalado por Dios no sólo como el centro de su amor, sino también como el centro de nuestra espiritualidad. Un buen corazón es signo de ser buena persona, signo de cercanía a Dios.
La ciencia ha descubierto en los últimos diez años, y la investigación está aun en sus primeras etapas, que existen neuronas en el corazón del hombre. Se estima que existen unas 40,000 neuronas ubicadas en distintos lugares del músculo cardíaco, y se ha avanzado también en el análisis de la actividad de neurotransmisores en este conjunto que algunos científicos consideran autónomo del sistema nervioso central. De modo sorprendente se ha descubierto también la existencia de hasta 90,000 neuronas en el corazón del feto humano, más del doble que en el caso de los adultos. La forma de conectarse entre si de estas neuronas del corazón es distinta a la de las neuronas de nuestro cerebro, haciendo que la actividad sea mucho más rápida, aunque de cierto modo menos organizada y estructurada
¿Qué quiere decir esto? Que no sólo el cerebro puede ser el centro de actividad neurológica en el ser humano. De modo paulatino la ciencia empieza a comprender que algo ocurre en el corazón, que excede la mera actividad de bombear sangre a nuestro organismo. De inmediato comprendí tantos siglos de revelaciones a santos sobre el Corazón del Señor, y del corazón del hombre.
Será por eso que sentimos que nuestros sentimientos parten de algún modo de nuestro corazón, ya que no es esto sólo una representación simbólica, sino que Dios puso probablemente actividad pensante en este noble órgano. Y esta actividad está totalmente vinculada con nuestros sentimientos, con nuestra capacidad de comprender las cosas más allá de la razón, centrada en nuestro cerebro. El corazón parece ser ahora también fisiológicamente el centro del amor, de nuestra capacidad de ver las cosas en un plano paralelo a los pensamientos tradicionales.
Nuestro corazón, de este modo, es el motor que dispara una visión distinta de la realidad que nos circunda. Ya no es sólo el pensamiento que parte de nuestra cabeza el responsable de comprender nuestra vida, sino el sentimiento que surge de un corazón dotado por el mismo Creador de la capacidad de amar, de sentir, de darnos otra mirada de la realidad.
Dios lo ha dicho de modo claro desde hace siglos, su Corazón es el lugar desde el cual se derrama la misericordia y el amor, fuente de gracia y perdón. Ciencia y fe, siempre van de la mano. Es que es Dios quien ha creado al hombre, en cuerpo y alma, mientras al hombre le lleva años el ir conectando y descubriendo esos puentes entre el pensamiento del Creador y el pensamiento limitado de la humanidad.
Como nos pidió el Señor que repitamos sin cesar: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
¡Alabado sea Jesucristo!
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El corazón fue el señalado por el mismo Jesús en sus apariciones a santa Margarita María de Alacoque en Francia varios siglos atrás, creando la devoción al sagrado Corazón de Jesús. Y fue a santa Faustina Kowalska que Jesús se revelara con dos rayos que partían de su Corazón, inundando el mundo. Esos rayos representan la misericordia de Dios que se derrama sobre todos nosotros, evocando la devoción al Jesús misericordioso. Nuevamente el corazón es el indicado por Dios. ¿Por qué?
He meditado muchas veces el motivo por el que un órgano esencialmente mecánico sea el señalado por Dios no sólo como el centro de su amor, sino también como el centro de nuestra espiritualidad. Un buen corazón es signo de ser buena persona, signo de cercanía a Dios.
La ciencia ha descubierto en los últimos diez años, y la investigación está aun en sus primeras etapas, que existen neuronas en el corazón del hombre. Se estima que existen unas 40,000 neuronas ubicadas en distintos lugares del músculo cardíaco, y se ha avanzado también en el análisis de la actividad de neurotransmisores en este conjunto que algunos científicos consideran autónomo del sistema nervioso central. De modo sorprendente se ha descubierto también la existencia de hasta 90,000 neuronas en el corazón del feto humano, más del doble que en el caso de los adultos. La forma de conectarse entre si de estas neuronas del corazón es distinta a la de las neuronas de nuestro cerebro, haciendo que la actividad sea mucho más rápida, aunque de cierto modo menos organizada y estructurada
¿Qué quiere decir esto? Que no sólo el cerebro puede ser el centro de actividad neurológica en el ser humano. De modo paulatino la ciencia empieza a comprender que algo ocurre en el corazón, que excede la mera actividad de bombear sangre a nuestro organismo. De inmediato comprendí tantos siglos de revelaciones a santos sobre el Corazón del Señor, y del corazón del hombre.
Será por eso que sentimos que nuestros sentimientos parten de algún modo de nuestro corazón, ya que no es esto sólo una representación simbólica, sino que Dios puso probablemente actividad pensante en este noble órgano. Y esta actividad está totalmente vinculada con nuestros sentimientos, con nuestra capacidad de comprender las cosas más allá de la razón, centrada en nuestro cerebro. El corazón parece ser ahora también fisiológicamente el centro del amor, de nuestra capacidad de ver las cosas en un plano paralelo a los pensamientos tradicionales.
Nuestro corazón, de este modo, es el motor que dispara una visión distinta de la realidad que nos circunda. Ya no es sólo el pensamiento que parte de nuestra cabeza el responsable de comprender nuestra vida, sino el sentimiento que surge de un corazón dotado por el mismo Creador de la capacidad de amar, de sentir, de darnos otra mirada de la realidad.
Dios lo ha dicho de modo claro desde hace siglos, su Corazón es el lugar desde el cual se derrama la misericordia y el amor, fuente de gracia y perdón. Ciencia y fe, siempre van de la mano. Es que es Dios quien ha creado al hombre, en cuerpo y alma, mientras al hombre le lleva años el ir conectando y descubriendo esos puentes entre el pensamiento del Creador y el pensamiento limitado de la humanidad.
Como nos pidió el Señor que repitamos sin cesar: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.
¡Alabado sea Jesucristo!
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¿Quién se hizo prójimo del herido?
La ley de Dios nos manda amar al prójimo como a nosotros mismos. Este mandamiento es semejante a la norma suprema de Moisés que ordena amar a Dios con todo el corazón. De la comprensión unificada de este mandato doble depende, en verdad, la profunda intelección del Evangelio.
Tanto debió de repetir Jesús a los que lo seguían que era necesario amar a Dios y al prójimo, que finalmente un fariseo pidió una explicación: «¿Y quién es mi prójimo?» (Lc 10,29).
Hubiese sido fácil contestar diciendo que «prójimo» es el que está cerca, que «prójimo» son los otros hombres. Pero en el Evangelio, la proximidad no es una medida física, es una dimensión del corazón.
La respuesta era tan importante que Jesús dio un largo rodeo para hacerse entender. Él contó una parábola que debió de extrañar a los judíos de aquel tiempo, porque hablaba de las bondades de un hommbre de Samaria. Ese samaritano ayudó con delicadeza y con sus bienes a un desgraciado que había sido atacado cuando caminaba de Jerusalén a Jericó. Un sacerdote, en cambio, y un levita que pasaron por el mismo lugar, siguieron su marcha sin molestarse con ese ser que parecía muerto.
Curiosamente, al contar esa parábola, Jesús no hacía sino narrar su propia historia. Él era el buen samaritano. Él vio que había entre nosotros mucha gente herida y mutilada; que había pobres y humillados; que había muchas personas solas y extraviadas. Él percibió que pocos en este mundo se acercaban de verdad a los sufrientes, porque éstos no son «prójimo» de nadie. Percibió que en este mundo, a pesar de la cercanía física, había distancias y abismos muy profundos que separaban al hombre de su hermano. Entonces él decidió llenar esos abismos. Él, que compartía el ser de Dios, decidió compartido con la humanidad que estaba abandonada. Jesús se hizo samaritano y se detuvo en el camino que bajaba de Jerusalén a Jericó... y en un recodo de esa ruta estaba también yo. Él quiso hacerse cercanía de todos los que lloran. Él se hizo prójimo.
Jesús, con su ejemplo y con su propia vida, cambió la perspectiva del fariseo que preguntaba por su prójimo. Él respondió a la pregunta dándole vuelta. La diferencia parece sutil pero es muy importante. Él se puso del lado de los que sufren y desde allí miró para ver quién se atrevía a dar un paso; quién era capaz de acercarse al desvalido; quién se hacía «prójimo» del necesitado. En lugar de preguntar quién era prójimo del samaritano o andariego, preguntó quién se hizo prójimo del que estaba herido. Por eso, no interesa tanto saber quién es mi prójimo, cuanto mirar al caído y ver si yo me hago prójimo de él, saber a quién me acerco yo. La verdadera pregunta no es quién es mi prójimo sino quién lo es del que está en necesidad.
¿De quién me hago prójimo? ¿Por quién me preocupo? ¿A quién le doy mi tiempo? ¿Por quién corro riesgos? ¿A quién socorro? ¿A quién le doy mi dinero? La pregunta es necesario formularla desde los que necesitan una mano y tan difícilmente encuentran a alguien con voluntad de cercanía. A ellos es bueno preguntarles: ¿quién se acercó a ti cuando estabas en tu necesidad?
Todos buscamos que nos amen y consuelen. Nadie quiere quedar solo en esta vida y Jesús nos invita a salir de nosotros, a cambiar la perspectiva y buscar, no tanto mi propia compañía, sino que nadie quede solo. El problema no es saber quiénes están cerca de mí, sino de quién me hago yo prójimo. Si el samaritano hubiese pensado en sus derechos, en su cansancio o en sus necesidades, si hubiese mirado el mundo desde sí mismo, el herido no hubiese tenido jamás prójimo alguno y curiosamente, el mismo samaritano hubiese seguido solo en su camino. «¿Quién se hizo prójimo del herido?» Es ésta una pregunta esencialmente cristiana, y el Señor vuelve hoy a formulámosla.
Es importante centrar la vida en el otro y no en mí mismo; iniciar la aventura de acercamos a los demás, de preocuparnos por ellos, de hacerlos, de verdad, «prójimos» nuestros.
Jesús se hizo prójimo mío. Él asumió mi vida. Él tuvo la iniciativa de acercarse. Yo fui importante para él y él me invita hoya hacer lo mismo por mi hermano.
¡Alabado sea Jesucristo!
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Tanto debió de repetir Jesús a los que lo seguían que era necesario amar a Dios y al prójimo, que finalmente un fariseo pidió una explicación: «¿Y quién es mi prójimo?» (Lc 10,29).
Hubiese sido fácil contestar diciendo que «prójimo» es el que está cerca, que «prójimo» son los otros hombres. Pero en el Evangelio, la proximidad no es una medida física, es una dimensión del corazón.
La respuesta era tan importante que Jesús dio un largo rodeo para hacerse entender. Él contó una parábola que debió de extrañar a los judíos de aquel tiempo, porque hablaba de las bondades de un hommbre de Samaria. Ese samaritano ayudó con delicadeza y con sus bienes a un desgraciado que había sido atacado cuando caminaba de Jerusalén a Jericó. Un sacerdote, en cambio, y un levita que pasaron por el mismo lugar, siguieron su marcha sin molestarse con ese ser que parecía muerto.
Curiosamente, al contar esa parábola, Jesús no hacía sino narrar su propia historia. Él era el buen samaritano. Él vio que había entre nosotros mucha gente herida y mutilada; que había pobres y humillados; que había muchas personas solas y extraviadas. Él percibió que pocos en este mundo se acercaban de verdad a los sufrientes, porque éstos no son «prójimo» de nadie. Percibió que en este mundo, a pesar de la cercanía física, había distancias y abismos muy profundos que separaban al hombre de su hermano. Entonces él decidió llenar esos abismos. Él, que compartía el ser de Dios, decidió compartido con la humanidad que estaba abandonada. Jesús se hizo samaritano y se detuvo en el camino que bajaba de Jerusalén a Jericó... y en un recodo de esa ruta estaba también yo. Él quiso hacerse cercanía de todos los que lloran. Él se hizo prójimo.
Jesús, con su ejemplo y con su propia vida, cambió la perspectiva del fariseo que preguntaba por su prójimo. Él respondió a la pregunta dándole vuelta. La diferencia parece sutil pero es muy importante. Él se puso del lado de los que sufren y desde allí miró para ver quién se atrevía a dar un paso; quién era capaz de acercarse al desvalido; quién se hacía «prójimo» del necesitado. En lugar de preguntar quién era prójimo del samaritano o andariego, preguntó quién se hizo prójimo del que estaba herido. Por eso, no interesa tanto saber quién es mi prójimo, cuanto mirar al caído y ver si yo me hago prójimo de él, saber a quién me acerco yo. La verdadera pregunta no es quién es mi prójimo sino quién lo es del que está en necesidad.
¿De quién me hago prójimo? ¿Por quién me preocupo? ¿A quién le doy mi tiempo? ¿Por quién corro riesgos? ¿A quién socorro? ¿A quién le doy mi dinero? La pregunta es necesario formularla desde los que necesitan una mano y tan difícilmente encuentran a alguien con voluntad de cercanía. A ellos es bueno preguntarles: ¿quién se acercó a ti cuando estabas en tu necesidad?
Todos buscamos que nos amen y consuelen. Nadie quiere quedar solo en esta vida y Jesús nos invita a salir de nosotros, a cambiar la perspectiva y buscar, no tanto mi propia compañía, sino que nadie quede solo. El problema no es saber quiénes están cerca de mí, sino de quién me hago yo prójimo. Si el samaritano hubiese pensado en sus derechos, en su cansancio o en sus necesidades, si hubiese mirado el mundo desde sí mismo, el herido no hubiese tenido jamás prójimo alguno y curiosamente, el mismo samaritano hubiese seguido solo en su camino. «¿Quién se hizo prójimo del herido?» Es ésta una pregunta esencialmente cristiana, y el Señor vuelve hoy a formulámosla.
Es importante centrar la vida en el otro y no en mí mismo; iniciar la aventura de acercamos a los demás, de preocuparnos por ellos, de hacerlos, de verdad, «prójimos» nuestros.
Jesús se hizo prójimo mío. Él asumió mi vida. Él tuvo la iniciativa de acercarse. Yo fui importante para él y él me invita hoya hacer lo mismo por mi hermano.
¡Alabado sea Jesucristo!
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Trescientas enfermedades juntas
Hace tiempo nos pidieron oración por una hermana que padecía una enfermedad terminal por necesidad. Las primeras veces que asistimos a su casa nos dimos cuenta de la dimensión del problema y dijimos a Jesús que él es experto en casos difíciles, es más, es el único que la podía sanar. Para Jesús vivo no existe ningún problema, todo es completamente fácil.
Nuestra hermana nos comenta el testimonio de su sanación: mi nombre es Delia, siempre fui una persona con mucho trabajo, no estaba tranquila ni un momento y se me juntó mucha tensión. Y me vino mi enfermedad: cáncer. Yo estaba desesperada, quería morirme, no quería vivir porque esa enfermedad es como si dijera uno: muerte.
Los médicos que me atendieron fuera del país me dijeron que mi cáncer eran “trescientas enfermedades juntas”. Y no me dieron ninguna posibilidad de sanación. En eso vinieron a casa unos hermanos con una buena noticia: “Dios me ama”, me dijeron. Yo sabía que Dios ama a todos pero desde ese día me di cuenta que Dios me ama a mí, esa es la diferencia. Experimenté que causaba interés a los ojos de Dios. Un día cuando estaba más deprimida, cuando quería yo morirme, cuando no encontraba la salida, sentí una llovizna que me cayó en la cabeza, era el mismo Espíritu de Dios el que llegaba a mí y me sanó, en ese momento viví mí sanación. Hay que recordar que Jesucristo relacionó el Espíritu Santo con el agua, veamos el pasaje de “La Samaritana” o cuando Jesús dijo: ríos de “Agua Viva” correrán por los que crean en mí. Allí recobré todos los movimientos que antes tenía. Me sentí completamente sana. Gracias Señor. ¡Bendito seas Señor!
De esto hace aproximadamente tres meses y mi mejoría va en aumento, estoy sana, porque el Señor así lo quiso. Está es la verdad, este es mi testimonio, a mí me sucedió, yo soy testigo del poder de Jesús. Cada día me siento más sana y le pido a Dios que esté conmigo hasta que complete su obra ya que mi enfermedad era muy pesada, era cáncer. Yo me siento física e interiormente curada porque el Señor me tocó. Me han sucedido otras cosas aparte de mi enfermedad y en todas el Señor me ha ayudado, se que tengo que seguir hasta terminar completamente con la enfermedad. ¡Bendito sea mí Señor Jesús que me sanó!
En una reunión de oración con los hermanos que ahora hacen oración en la radio, pedí perdón al Señor por mis faltas, que él me liberara de mis culpas, sentí la presencia del Señor. Y todavía es increíble pero desde que me sanó, siento la presencia de él, como que se quedó conmigo, así lo vivo, cada vez que le pido algo se que me está escuchando, he tenido problemas con mis oídos, con mis ojos, y le he confiado todo, absolutamente todo.
Cuando me traían a Jesucristo para comulgar con él, no veía nada, ahora veo, no al 100% pero me estoy recuperando y cada día veo mejor, y me estoy integrando a mis actividades normales.
En su testimonio Delia añadió: dos médicos me atendían en la ciudad de México, uno de ellos me puso la radioterapia y el otro la quimioterapia. En mi última visita se quedaron sorprendidos, no daban crédito a lo que veían. Dijeron que esto no era obra de ellos, que no era obra humana. Nosotros no tenemos nada que ver con su recuperación, volvieron a asentar, porque yo no debía de estar así como estaba, me dijeron que yo debía estar muerta. Me empezaron a preguntar que si no sentía mal el estómago. No, fue mi respuesta, me dijeron que el pelo no me iba a volver a salir, ya tengo pelo, y me esta saliendo más. Además dijeron que no creían en Dios pero que ahora lo estaban viendo en mí y que eso hacía que creyeran en Dios, que Dios existe, ¡que está vivo!
¡Gloria a Dios!
Para gloria de Dios estamos en oración por la salud de los enfermos en “la Z radio”, 96.3 FM y 1340 AM los domingos a las seis de la tarde. Quiera Dios Padre, quiera Dios Hijo y quiera Dios Espíritu Santo que en estas oraciones recobren la salud los que pongan su fe y confianza en Dios que es Trino y Uno.
En nuestras oraciónes estaremos en primer lugar en adoración, reconoceremos que Jesús es Dios y no solo eso, le diremos que es ‘nuestro’ Dios y también nuestro ‘único’ Dios. Parte esencial es creer en Dios, esperar en El y decirle que lo amamos. La presencia del Espíritu Santo es nuestra fuerza. Recordemos que fue precisamente el Espíritu Santo quien resucitó a Jesús y está vivo para nunca más morir, esa fue la decisión de Papá Bueno.
Parte esencial de la oración es nuestro reconocimiento pecador, pediremos la gracia de ser perdonados, de esta manera nos sentiremos ‘pecadores perdonados’. Invocaremos también la presencia de Mamá María y que así como formó a Jesús y lo hizo un gran Hombre, nos ayude a todos y cada uno como lo hizo con su amado Hijo, hermano nuestro. La alabanza será el cable de alta tensión que nos comunicará con Papá Bueno, Jesús junto con nosotros, lo aremos en espíritu y en verdad. En la acción de gracias mostraremos nuestra gratitud por los beneficios recibidos y que ha veces ni nos damos cuenta que ya los tenemos.
En la lectura de la Palabra de Dios vivimos como se repiten hoy los milagros de hace dos mil años y confirmamos que Jesús es el mismo de ayer, de hoy, de siempre. Además creemos que en la Hostia consagrada está carne su carne y sangre. Los testimonios se dan después de haber puesto en la oración toda nuestra confianza en Aquel que es la resurrección y la vida.
El mismo Jesús que resucitó a Lázaro, que calmaba las tempestades, que limpiaba a los leprosos y multiplicaba panes, estará contigo en la oración. Pediremos al Padre Bueno en el nombre de su amadísimo hijo Jesús por la salud integral de los más necesitados. Papá Dios no le niega nada a su Hijo, y la voluntad de Cristo Jesús es que tú y toda tu familia estén sanos en el cuerpo, sanos en el alma y sanos en el espíritu.
Jesús quiere sanarte y que tú testimonio de sanación salga en esta columna, desea hacer sus milagros igual que en el Evangelio. Atrévete a sanar.
-El días pasados fuimos invitados a Villa Madero para hablar sobre la misericordia de Jesús, este es un tema que nadie puede hablar lo suficiente. Por mucho que se diga humanamente, sería como una gota ante el océano infinito de la misericordia de Dios. El salón donde estaba la comunidad estaba abarrotado, eran más de quinientas personas y lo más importante era que el Santísimo Sacramento estaba expuesto.
Si se pudieran colocar uno sobre otro, todos los pecados de todos los hombres de todos los tiempos, la montaña sería mucho pero mucho muy alta, pero más alta es la misericordia de Jesús que cubre y lava con su Sangre todos nuestros pecados. ¡Gloria a Dios!
El tiempo que daban a cada exponente para transmitir su mensaje era de cincuenta minutos, a nosotros nos dieron hora y media. Pero al Espíritu Santo y a nosotros nos pareció bien que fueran tres horas y media. Y lo mejor, ¡nadie se quería salir! No hubo uno solo que se nos durmiera, que estuviera distraído o indiferente. Esto fue lo que sucedió: a las más de quinientas personas que asistieron al retiro se les pidió que se amarraran las manos con un pedazo de rafia que había sido cortado para tal efecto. Se les dijo que el que no creyera mejor se limitara a ser espectador de lo que estaba por venir. Poco más de trescientas personas aceptaron amarrarse, simbolizando este acto las cadenas a las que estamos atados por el pecado.
Días antes del retiro el Señor Jesús me pedía que llevara unas ‘esposas’ que tengo desde hace algunos años. Cuando lo recordaba tenía mucha paz, cuando trataba de ignorar esa petición me sentía muy inquieto. Fueron cinco días de lucha: ¡me las llevo o no me las llevo! El día del retiro lo primero que hice fue tomar las ‘esposas’ y llevármelas.
Después de que se amarraron los más de trescientos hermanos, tomé las ‘esposas’, se las mostré y dije: aquí están estas ‘esposas’, si hay algún creyente que espere que Jesús lo libere, se las voy a poner. Les quiero decir que: ¡no traigo llaves para abrirlas! El que las va a abrir es Jesús, el que está encerrado en esta custodia y que dejó de ser pan para transformarse en Carne y Sangre de Jesús de Nazareth. No terminé de decir lo anterior cuando una señora pidió ser ella la que fuera encadenada, como ya estaba amarrada le dije que diera oportunidad a otra persona para ser esposada. Otra señora lo pidió y fue a ella que le puse las ‘esposas’ que no había llave para abrirlas.
El ministerio de canto inició con alabanzas a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. Desde los primeros minutos, a más de setenta hermanos se les cayeron las ataduras que minutos antes se les había puesto con nudo ciego. Pasó el tiempo y las ‘esposas’ no se abrían. Seguía la alabanza, todos pusimos toda nuestra confianza en Aquel que después de tres días de muerto venció a la muerte y al pecado, se salió de la tumba y está vivo para nunca más morir.
A escaso metro de distancia del Santísimo Sacramento estaba Graciela con sus manos esposadas alabando a Dios Padre, alabando a Dios Hijo, alabando a Dios Espíritu Santo. Después de ‘noventa’ minutos de alabanza, nuestra hermana oraba así: “Señor Jesús no me quites las esposas que tengo puestas, cámbiame primero mi corazón que está podrido”. Después de escuchar su petición sentí en lo más profundo de mi ser la intención de orar de esta manera: en el Nombre de Jesús a ti te digo ‘esposas’: “ábranse”. Enseguida llegó la mamá de Graciela y abrazadas se pusieron a llorar breves segundos, también un sobrino hizo lo mismo. Graciela estaba con sus manos esposadas y las tenía juntas sobre su pecho, en ese mismo momento se le corrieron las esposas, se “resbalaron” de su mano derecha y me las mostró. A continuación tomé su mano izquierda y recorrí las esposas. ¡Así, quedó completamente libre!
Antes de levantar las esposas ante la comunidad y que nuestra hermana levantara sus manos libres de cadenas, se las mostré a nuestra hermana Nina, que hizo la oración de sanación de recuerdos, que con una cara de admiración, gozo, alegría y todo lo que se le parezca alabó a Dios por lo que estaba haciendo con la comunidad de Villa Madero.
En su testimonio nuestra hermana dijo: soy muy tímida, no me explico por qué pedí ser encadenada, pero esta es la experiencia más grande de toda mi vida, Además padecía fuertemente de mi riñón, y desde ese día el dolor ya no lo tengo. Además de romper mis cadenas y cambiarme el corazón, Jesús me sanó del riñón.
Quiero agregar que las esposas cuando empiezan a cerrarse tienen una cremallera que se va cerrando diente por diente, hasta quedar justas a las manos y permanecen apretadas. A nuestra hermana no se le abrieron, sus manos como que se le “adelgazaron” y por eso fue que quedó libre. Quiera Dios que en la oración por los enfermos de “La Z radio” 96.3 FM y 1340 AM de las seis de la tarde de hoy domingo, se te adelgace el pecado para que pueda pasar Jesús que está vivo y te sane también a ti de tus enfermedades, debilidades, vicios y todo lo que se le parezca.
Si nuestro Papá Dios en su infinita misericordia nos mandó a su amadísimo hijo Jesús, ¿existe algo que no nos pueda o quiera mandar? Todo lo que hizo Papá Dios desde toda la eternidad, quiere que ya lo estemos disfrutando, llámese salud, carismas, dones, regalos, vida en abundancia, alegría, buen humor... y todo lo que se le parezca. Si un Hombre se salió de la tumba, si un Hombre resucitó, ¡todo puede suceder! La dirección electrónica para pedir el libro “Jesús está vivo” del P. Emiliano Tardif es: abbaap@hotmail.com El teléfono completo para pedir oración por los enfermos: 0444431 112583
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
Nuestra hermana nos comenta el testimonio de su sanación: mi nombre es Delia, siempre fui una persona con mucho trabajo, no estaba tranquila ni un momento y se me juntó mucha tensión. Y me vino mi enfermedad: cáncer. Yo estaba desesperada, quería morirme, no quería vivir porque esa enfermedad es como si dijera uno: muerte.
Los médicos que me atendieron fuera del país me dijeron que mi cáncer eran “trescientas enfermedades juntas”. Y no me dieron ninguna posibilidad de sanación. En eso vinieron a casa unos hermanos con una buena noticia: “Dios me ama”, me dijeron. Yo sabía que Dios ama a todos pero desde ese día me di cuenta que Dios me ama a mí, esa es la diferencia. Experimenté que causaba interés a los ojos de Dios. Un día cuando estaba más deprimida, cuando quería yo morirme, cuando no encontraba la salida, sentí una llovizna que me cayó en la cabeza, era el mismo Espíritu de Dios el que llegaba a mí y me sanó, en ese momento viví mí sanación. Hay que recordar que Jesucristo relacionó el Espíritu Santo con el agua, veamos el pasaje de “La Samaritana” o cuando Jesús dijo: ríos de “Agua Viva” correrán por los que crean en mí. Allí recobré todos los movimientos que antes tenía. Me sentí completamente sana. Gracias Señor. ¡Bendito seas Señor!
De esto hace aproximadamente tres meses y mi mejoría va en aumento, estoy sana, porque el Señor así lo quiso. Está es la verdad, este es mi testimonio, a mí me sucedió, yo soy testigo del poder de Jesús. Cada día me siento más sana y le pido a Dios que esté conmigo hasta que complete su obra ya que mi enfermedad era muy pesada, era cáncer. Yo me siento física e interiormente curada porque el Señor me tocó. Me han sucedido otras cosas aparte de mi enfermedad y en todas el Señor me ha ayudado, se que tengo que seguir hasta terminar completamente con la enfermedad. ¡Bendito sea mí Señor Jesús que me sanó!
En una reunión de oración con los hermanos que ahora hacen oración en la radio, pedí perdón al Señor por mis faltas, que él me liberara de mis culpas, sentí la presencia del Señor. Y todavía es increíble pero desde que me sanó, siento la presencia de él, como que se quedó conmigo, así lo vivo, cada vez que le pido algo se que me está escuchando, he tenido problemas con mis oídos, con mis ojos, y le he confiado todo, absolutamente todo.
Cuando me traían a Jesucristo para comulgar con él, no veía nada, ahora veo, no al 100% pero me estoy recuperando y cada día veo mejor, y me estoy integrando a mis actividades normales.
En su testimonio Delia añadió: dos médicos me atendían en la ciudad de México, uno de ellos me puso la radioterapia y el otro la quimioterapia. En mi última visita se quedaron sorprendidos, no daban crédito a lo que veían. Dijeron que esto no era obra de ellos, que no era obra humana. Nosotros no tenemos nada que ver con su recuperación, volvieron a asentar, porque yo no debía de estar así como estaba, me dijeron que yo debía estar muerta. Me empezaron a preguntar que si no sentía mal el estómago. No, fue mi respuesta, me dijeron que el pelo no me iba a volver a salir, ya tengo pelo, y me esta saliendo más. Además dijeron que no creían en Dios pero que ahora lo estaban viendo en mí y que eso hacía que creyeran en Dios, que Dios existe, ¡que está vivo!
¡Gloria a Dios!
Para gloria de Dios estamos en oración por la salud de los enfermos en “la Z radio”, 96.3 FM y 1340 AM los domingos a las seis de la tarde. Quiera Dios Padre, quiera Dios Hijo y quiera Dios Espíritu Santo que en estas oraciones recobren la salud los que pongan su fe y confianza en Dios que es Trino y Uno.
En nuestras oraciónes estaremos en primer lugar en adoración, reconoceremos que Jesús es Dios y no solo eso, le diremos que es ‘nuestro’ Dios y también nuestro ‘único’ Dios. Parte esencial es creer en Dios, esperar en El y decirle que lo amamos. La presencia del Espíritu Santo es nuestra fuerza. Recordemos que fue precisamente el Espíritu Santo quien resucitó a Jesús y está vivo para nunca más morir, esa fue la decisión de Papá Bueno.
Parte esencial de la oración es nuestro reconocimiento pecador, pediremos la gracia de ser perdonados, de esta manera nos sentiremos ‘pecadores perdonados’. Invocaremos también la presencia de Mamá María y que así como formó a Jesús y lo hizo un gran Hombre, nos ayude a todos y cada uno como lo hizo con su amado Hijo, hermano nuestro. La alabanza será el cable de alta tensión que nos comunicará con Papá Bueno, Jesús junto con nosotros, lo aremos en espíritu y en verdad. En la acción de gracias mostraremos nuestra gratitud por los beneficios recibidos y que ha veces ni nos damos cuenta que ya los tenemos.
En la lectura de la Palabra de Dios vivimos como se repiten hoy los milagros de hace dos mil años y confirmamos que Jesús es el mismo de ayer, de hoy, de siempre. Además creemos que en la Hostia consagrada está carne su carne y sangre. Los testimonios se dan después de haber puesto en la oración toda nuestra confianza en Aquel que es la resurrección y la vida.
El mismo Jesús que resucitó a Lázaro, que calmaba las tempestades, que limpiaba a los leprosos y multiplicaba panes, estará contigo en la oración. Pediremos al Padre Bueno en el nombre de su amadísimo hijo Jesús por la salud integral de los más necesitados. Papá Dios no le niega nada a su Hijo, y la voluntad de Cristo Jesús es que tú y toda tu familia estén sanos en el cuerpo, sanos en el alma y sanos en el espíritu.
Jesús quiere sanarte y que tú testimonio de sanación salga en esta columna, desea hacer sus milagros igual que en el Evangelio. Atrévete a sanar.
-El días pasados fuimos invitados a Villa Madero para hablar sobre la misericordia de Jesús, este es un tema que nadie puede hablar lo suficiente. Por mucho que se diga humanamente, sería como una gota ante el océano infinito de la misericordia de Dios. El salón donde estaba la comunidad estaba abarrotado, eran más de quinientas personas y lo más importante era que el Santísimo Sacramento estaba expuesto.
Si se pudieran colocar uno sobre otro, todos los pecados de todos los hombres de todos los tiempos, la montaña sería mucho pero mucho muy alta, pero más alta es la misericordia de Jesús que cubre y lava con su Sangre todos nuestros pecados. ¡Gloria a Dios!
El tiempo que daban a cada exponente para transmitir su mensaje era de cincuenta minutos, a nosotros nos dieron hora y media. Pero al Espíritu Santo y a nosotros nos pareció bien que fueran tres horas y media. Y lo mejor, ¡nadie se quería salir! No hubo uno solo que se nos durmiera, que estuviera distraído o indiferente. Esto fue lo que sucedió: a las más de quinientas personas que asistieron al retiro se les pidió que se amarraran las manos con un pedazo de rafia que había sido cortado para tal efecto. Se les dijo que el que no creyera mejor se limitara a ser espectador de lo que estaba por venir. Poco más de trescientas personas aceptaron amarrarse, simbolizando este acto las cadenas a las que estamos atados por el pecado.
Días antes del retiro el Señor Jesús me pedía que llevara unas ‘esposas’ que tengo desde hace algunos años. Cuando lo recordaba tenía mucha paz, cuando trataba de ignorar esa petición me sentía muy inquieto. Fueron cinco días de lucha: ¡me las llevo o no me las llevo! El día del retiro lo primero que hice fue tomar las ‘esposas’ y llevármelas.
Después de que se amarraron los más de trescientos hermanos, tomé las ‘esposas’, se las mostré y dije: aquí están estas ‘esposas’, si hay algún creyente que espere que Jesús lo libere, se las voy a poner. Les quiero decir que: ¡no traigo llaves para abrirlas! El que las va a abrir es Jesús, el que está encerrado en esta custodia y que dejó de ser pan para transformarse en Carne y Sangre de Jesús de Nazareth. No terminé de decir lo anterior cuando una señora pidió ser ella la que fuera encadenada, como ya estaba amarrada le dije que diera oportunidad a otra persona para ser esposada. Otra señora lo pidió y fue a ella que le puse las ‘esposas’ que no había llave para abrirlas.
El ministerio de canto inició con alabanzas a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. Desde los primeros minutos, a más de setenta hermanos se les cayeron las ataduras que minutos antes se les había puesto con nudo ciego. Pasó el tiempo y las ‘esposas’ no se abrían. Seguía la alabanza, todos pusimos toda nuestra confianza en Aquel que después de tres días de muerto venció a la muerte y al pecado, se salió de la tumba y está vivo para nunca más morir.
A escaso metro de distancia del Santísimo Sacramento estaba Graciela con sus manos esposadas alabando a Dios Padre, alabando a Dios Hijo, alabando a Dios Espíritu Santo. Después de ‘noventa’ minutos de alabanza, nuestra hermana oraba así: “Señor Jesús no me quites las esposas que tengo puestas, cámbiame primero mi corazón que está podrido”. Después de escuchar su petición sentí en lo más profundo de mi ser la intención de orar de esta manera: en el Nombre de Jesús a ti te digo ‘esposas’: “ábranse”. Enseguida llegó la mamá de Graciela y abrazadas se pusieron a llorar breves segundos, también un sobrino hizo lo mismo. Graciela estaba con sus manos esposadas y las tenía juntas sobre su pecho, en ese mismo momento se le corrieron las esposas, se “resbalaron” de su mano derecha y me las mostró. A continuación tomé su mano izquierda y recorrí las esposas. ¡Así, quedó completamente libre!
Antes de levantar las esposas ante la comunidad y que nuestra hermana levantara sus manos libres de cadenas, se las mostré a nuestra hermana Nina, que hizo la oración de sanación de recuerdos, que con una cara de admiración, gozo, alegría y todo lo que se le parezca alabó a Dios por lo que estaba haciendo con la comunidad de Villa Madero.
En su testimonio nuestra hermana dijo: soy muy tímida, no me explico por qué pedí ser encadenada, pero esta es la experiencia más grande de toda mi vida, Además padecía fuertemente de mi riñón, y desde ese día el dolor ya no lo tengo. Además de romper mis cadenas y cambiarme el corazón, Jesús me sanó del riñón.
Quiero agregar que las esposas cuando empiezan a cerrarse tienen una cremallera que se va cerrando diente por diente, hasta quedar justas a las manos y permanecen apretadas. A nuestra hermana no se le abrieron, sus manos como que se le “adelgazaron” y por eso fue que quedó libre. Quiera Dios que en la oración por los enfermos de “La Z radio” 96.3 FM y 1340 AM de las seis de la tarde de hoy domingo, se te adelgace el pecado para que pueda pasar Jesús que está vivo y te sane también a ti de tus enfermedades, debilidades, vicios y todo lo que se le parezca.
Si nuestro Papá Dios en su infinita misericordia nos mandó a su amadísimo hijo Jesús, ¿existe algo que no nos pueda o quiera mandar? Todo lo que hizo Papá Dios desde toda la eternidad, quiere que ya lo estemos disfrutando, llámese salud, carismas, dones, regalos, vida en abundancia, alegría, buen humor... y todo lo que se le parezca. Si un Hombre se salió de la tumba, si un Hombre resucitó, ¡todo puede suceder! La dirección electrónica para pedir el libro “Jesús está vivo” del P. Emiliano Tardif es: abbaap@hotmail.com El teléfono completo para pedir oración por los enfermos: 0444431 112583
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
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