Dice la Escritura: «Ha llegado a vosotros el Reino de Dios», pero esto no es un tema, es el Reino de Dios que ha llegado a nosotros. Es tan sencillo que hay que pararse y dejar que fluya lo que está adentro.
Cuando llega el Espíritu Santo a la vida de alguien, el Reino de Dios se le ha metido adentro. Hay veces que preguntan: ¿y por qué usted predica así? eso es lo que yo quisiera saber, no se por qué. Y tiene que llegar el momento en que pregunten ¿por qué usted ama a este? eso es lo que yo quisiera saber, no se por qué. Es que me viene. Es el Reino de Dios que se hace fuerza. Ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Quizá una figura gráfica para ayudarnos a entender este concepto que llega el Reino de Dios, es que todo lo que Dios ha creado le pertenece a Él. Esta tierra es apenas una pequeña velita en el Universo de Dios, que tiene no solamente niveles de tierras sino de soles, de galaxias, y todo lo creó Él y es de Él y es su Reino. Es incomprensible la grandeza y inmensidad del Reino de Dios donde Dios gobierna lo que le pertenece a Él. Pero un día sucedió un desastre, parecería que uno de los príncipes de Dios, uno que tenía debajo de sí cierta parte de esa gran Reino se reveló contra Dios, quizá pretendiendo usurpar su trono, no lo se, pero ese que ahora es Satanás, dividió ese Reino grande precioso de Dios y a él le siguieron muchos dice el libro de Apocalipsis, dice que el arrastró consigo un tercio de las estrellas del cielo, no se cuan grande será ese pedazo de reino que él separó. Si vamos a ser literales un tercio es un gran pedazo, y el hecho de que él es el príncipe de esta tierra, de este mundo, nos dice que quizás este planeta fue la capital de la rebelión contra Dios, por ahí entenderemos la causa por qué Dios eligió este planeta para que venga Cristo a morir en la cruz y aplastar la cabeza de la serpiente.
Pero este pedazo de Reino que se reveló Dios lo llama el reino de las tinieblas, y la parte que quedó del lado de Dios «El Reino de Dios», Satanás es el rey de las tinieblas es el príncipe de este mundo, el mismo Jesucristo dijo aquí viene el Príncipe de este mundo, la tentación que nos cuenta el santo Evangelio. Satanás le dice a Cristo en la montaña alta «mira todos estos reinos son míos, y yo a quien quiero lo doy, Jesús no dijo, no señor no soy suyos. Reconoce que él es el príncipe de esta tierra. Pablo dice que nuestra lucha no es contra gente de carne y hueso sino contra principados, potestades, contra gobernadores de estas tinieblas, contra malignos espirituales en los aires.
Esta tierra está en el reino de las tinieblas, esta tierra es parte de lo que se reveló contra Dios, por supuesto Dios siempre quiso volver hacia si esto que se reveló, me parece que una de las formas más hermosas que Él quiso hacerlo fue cuando puso aquí en esta tierra que después de la rebelión quedó sin forma y vacía, hizo que nazca un Adán y una Eva, como diciendo ahora pongo la semilla de mi reino otra vez, en ese reino de tinieblas revelado, pero Satanás los hizo caer, y fueron vendidos otra vez a la esclavitud del enemigo, archienemigo de Dios, pero Dios no es de aquellos que se dan por vencidos muy fácil. Yo no entiendo mucho de este misterio, pero si entiendo que este misterio está revelando el amor de Dios, porque Dios podía haber hecho un desastre, desbaratar, terminar. ¡Pero NO!, El es un Rey, es un Rey de paz, y de amor, por eso es que de este lado es todo tinieblas, confusión, Satanás, sus príncipes, sus ángeles, sus demonios, y una raza humana débil y frágil en la cual Dios quería en esa debilidad mostrar su poder y su gloria, parece que está todo perdido, parece que no hay más salvación, parece que hay un abismo inmenso entre el Reino de Dios y las tinieblas, parece que no hay más esperanza, que solo es desesperación y angustia, pero un día resuenan las tremendas palabras en una de las calles de esa tierra que Dios escogió y las palabras son: “EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO, Aleluya”. Y que significa esto, significa que Dios no, no se olvido, no, Dios no va a condenar sin antes mostrar la grandeza de su amor para su creación, y nos manda nada menos que el mismo Rey de Gloria, Jesucristo, su Hijo amado, como Pablo dice: Es necesario que Cristo reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies, y cuando todo le sea sujeto él volverá a entregar el Reino al Padre, Aleluya. Así que el oficio de Cristo Rey es reconquistar y someter de nuevo al Padre todo este sector que se reveló contra Dios, y escogió la capital federal del reino de las tinieblas para ahí empezar su obra redentora. Y nosotros somos parte de eso. ¡Gloria al Señor!
Arrepiéntete que el Reino de los cielos se ha acercado, arrepiéntete y cree en el Evangelio. La palabra Evangelio significa Buena Nueva, Buenas Noticias, Buenas Noticias para el hombre de hoy, noticia buena para este reino de tinieblas, sin esperanzas, sin Dios, sin nada, que les llegue la noticia que el gobierno de Dios se ha acercado, que si nos arrepentimos y creemos a esa Buena Noticia, Entramos al Reino otra vez, y somos redimidos para siempre.
Y como hizo nuestro Señor para que esto sea posible, y el mensaje no sea complicado, es muy sencillo: nosotros nos vendimos al enemigo en Adán y Eva, y el Enemigo tomó el derecho sobre nosotros, éramos ciudadanos de las tinieblas, pero Cristo Jesús con su sangre preciosa vino a comprar a redimir. La palabra redimir significa que algo que era mío y lo perdí lo vuelvo a comprar, como aquel chiquillo que fue con su barquito que su papá le había hecho a un lago para hacerlo flotar, y mientras que jugaba con el barquito se le fue, y al barquito se lo lleva la corriente y el desesperado quiere alcanzarlo pero no puede y lo pierde, ¡y lo perdió! Pero un día andando por las calles del centro de la ciudad ve a su barquito en el aparador de una juguetería, papá dice mi barco, y entra adentro y hace un alboroto, y el padre tiene que pagar $2,000 para comprar el barco, y ahora el niño dice: ahora este barco es dos veces mío, primero porque mi papá me lo hizo, segundo por que me lo compró, lo redimió, lo rescató pagando un precio. Nosotros somos de Dios, pero nos vendimos al pecado, pero Cristo vino y nos rescata nada menos que pagando el gran precio de su sangre preciosa, sangre sin mancha y sin contaminación. De allí la necesidad que Jesucristo nazca de una Virgen, de allí la necesidad que sea puro y santo, porque un pecador no puede pagar por otro pecador. Si hay un bandido que está robando y matando con su amigo, otro bandido que está robando y matando. Uno es puesto preso, el otro queda libre, y un día el bandido que lo han puesto preso le sentencian la muerte, el bandido que quedó libre dice: pobre mi amigo me voy a presentar para que me maten a mi en lugar de él, y el va y se presenta a la policía y dice: yo vengo a ofrecerme por mi amigo por que no quiero que lo maten, el tiene familia yo no, ¿y usted quien es? yo soy su amigo, fulano de tal. A usted también lo andábamos buscando y también lo ponen preso. No puede un malhechor pagar por otro malhechor, pero Cristo sí. Cuando iba a nacer Jesucristo Dios puso la mano y dijo ¡NO!, la raza de Adán aquí no entra, este va a ser santo y puro. Aleluya, Gloria Dios.
La sangre preciosa se le llama a la de Jesucristo no por alguna virtud física o molecular sino por que no había ningún otro que tuviera esa sangre, que pudiera comprar a todo el resto de la humanidad, no hay ningún otro, es preciosa, es la única, entonces Cristo nos redime, nos compra. Ha llegado el Reino de Dios a nosotros. ¿Que significa esto? Cristo nos compra amados hermanos y amigos, Cristo nos ha comprado con su sangre preciosa. Pablo dice palabras clarísimas, inequívocas, ninguno de vosotros vive para sí, y ninguno de vosotros muere para sí, porque si vivimos para el Señor vivimos, y si morimos para el Señor morimos así que sea que vivamos o muramos del Señor somos, porque para esto Cristo murió y resucitó y volvió a vivir para ser Señor, Amo de vivos y muertos. Cuando nosotros comprendemos que nuestra vida ha sido comprada y que le pertenece a él, y que no somos nuestros, que ninguno vive para sí, y ninguno muere para sí, sino que si vivimos para el Señor vivimos, y si morimos para el Señor morimos, ¡se nos acaban todos los problemas! ¿por qué? porque un ciervo, un esclavo no tiene problemas, él solo obedece y se acabó, los problemas son del dueño. Pablo dice: para mi es lo mismo si vivo, vivo para el Señor, si muero, muero para el Señor, así que si vivo si muero soy del Señor. El dice, no se que hacer, dice en una carta, si seguir vivo o si morirme porque dice para mí el vivir es Cristo, el morir es ganancia porque voy a estar con él que es mucho mejor, pero me parece que me voy a quedar con ustedes dice. Ja, ja, ja, no tenía ningún problema, el que no vive para Cristo tiene problemas para vivir y problemas para morir. Pero el que perdió su vida en Cristo nuestro Señor, si me mandan preso, Aleluya, si me dejan en libertad, Aleluya es para ti. Si me dejan hablar por radio es para ti y si me mandan a predicar al Cerezo es para ti. Aleluya. Y si me matan, me empujan para ti. Si me voy a predicar a la calle, es para ti. Si me mandan preso por predicar en la calle es para ti. Aleluya, Gloria a Dios.
El emperador romano con todo su poder con toda su gloria le crujían los dientes porque no podía hacer que ese debilucho, ese flaquito, ese insignificante súbdito negara a Jesucristo, porque él se lo pedía y lo obligaba, y los veía morir en las llamas de la hoguera, y en la boca de los leones y le daba más rabia ¿como hago? porque ¡morían cantando!
Amados hermanos somos comprados por Jesucristo. Dice Pablo que Cristo murió por todos los que viven, ya no vivan más para si mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Tu y yo somos de Jesucristo, y ahora quiero decirte un mensaje muy especial: tu y yo estamos perdidos, no, no, hermano Aurelio, estamos salvados. No estamos perdidos, no, estábamos perdidos, no estamos perdidos, no, no, pero ¿Cómo? La única diferencia es que estamos perdidos en diferentes brazos. Antes estábamos perdidos en los brazos del enemigo, ahora estamos perdidos en los brazos de Cristo, ¡pero perdidos!
De allí las palabras de nuestro Señor, «El que quiere salvar su vida la perderá, y el que pierde su vida la aliará, claro si yo estoy en las manos del enemigo y quiero salvarme miro a Cristo y él me extiende sus brazos y yo salto a los brazos de Cristo, pero si estoy en los brazos de Cristo y quiero salvarme caigo en los brazos del enemigo, de manera de que aquí hermanos no hay otra alternativa o somos o no somos. O SI o SI. Y este es el mensaje que el Señor quiere darnos esta día, que uno de los elementos que componen el mensaje del Reino es esta tremenda realidad que no se puede estar en medio no se puede ser tibio sino que somos o no somos, por que no hay tres caminos, Jesucristo dijo que hay ¿cuantos caminos? DOS. El ancho y el angosto. Pero la mayoría de los cristianos cree que hay tres caminos, el camino ancho, es para los pecadores, para las rameras, para los que negocian con drogas, para los asesinos. El camino angosto es para los sacerdotes, las religiosas y los monjes, y después hay un tercer camino, no tan ancho pero no tan angosto, para el resto de los cristianos. Esto no es así. O somos o no somos, dos reinos, no tres, el Reino de Dios y el reino de las tinieblas, y yo no me voy a ir de aquí, del “El Sol de Morelia” hasta que tu no estés seguro de en que reino estás.
Alguna gente cree que uno sabe en que reino está por las formas de afuera hay algunos que dicen que se dan cuanta por la forma de vestir, de si fuma a si no fuma, si hace esto o si no hace esto, mira puede ser, yo creo que el Reino de Dios llega hasta esas cosas, si, pero es más profundo que eso, El reino de Dios y el reino de las tinieblas es bien clara la diferencia y tu vas a saber bien claro donde estás. El reino de las tinieblas Pablo lo define con palabras bien claras, dice: Nosotros antes cuando estábamos en tinieblas, dice a los efesios en el capítulo 1 éramos por naturaleza hijos de ira, como los demás, vivíamos haciendo la voluntad de la carne, y de acuerdo a los deseos de los pensamientos de nuestro corazón, vivíamos así. El describe el reino de tinieblas como un sistema de vida donde cada quien hace lo que se le da gusto y gana, donde uno vive como quiere, donde uno sigue lo que se le antoja, por supuesto el rey de las tinieblas es muy vivo, es muy inteligente, hasta cierto punto, porque el Enemigo dice: en mi reino ustedes pueden vivir como les de su regalada gana, hagan lo que quieran, ¡Oye, pero que bien! que rey, que democrático, pero claro él es muy vivo, él sabe que la naturaleza humana del hombre es pecaminosa y darle libertad a una raza cuyas tendencias son malas es ponerla en la mayor de las esclavitudes, la esclavitud de sus pasiones de sus pecados, la esclavitud de la perdición, por eso es que el Enemigo dice al hombre vive como quieras porque ¿sabes que? esa es la perdición, por eso es que cuando nos ofrecen libertad aquí en la tierra tenemos que tener mucho cuidado porque el hombre nunca puede dar libertad, porque la plena libertad, a una persona con su naturaleza pecaminosa que tiene hacía el mal, es hundirlo en la peor de las esclavitudes, solamente Cristo ofrece la libertad verdadera, él dijo: Y si el Hijo los libertare seréis verdaderamente libres. ¿Por qué? Porque él entra en la vida y cambia el corazón. Donde había esos deseos del mal, comienza haber deseos de obras buenas, y de oración y de amor a Cristo, a los hermanos.
El reino de las tinieblas es como un gran barco como el Titanic, un barco grande que parece muy seguro pero que un témpano de hielo le rompe el casco y empieza a hundirse despacito, no hay botes salvavidas para todos, el capitán sabe que el barco está perdido, y dice a los pasajeros: miren señores les voy a dar todas las libertades en este barco, los que están en tercera y se quieren pasar a primera sin pagar nada pásense nomás. Ustedes que quieren servirse vayan al comedor y sírvanse bebida, todo lo que quieran sin pagar nada si quieren jugar fútbol en el comedor no importa aunque rompan los cristales, jueguen, jueguen. Y los pasajeros dicen: ¡Pero que capitán fantástico que tenemos! Je Je. ¡Total, están todos perdidos! Y esto es lo que les dice el enemigo en su reino a sus ciudadanos vivan como quieran hagan lo que se les antoje total están todos perdidos.
Pero no crean hermanos que por que están leyendo este mensaje eso quiere decir que están en el Reino de Dios, porque entre las muchas libertades que da el rey de este mundo también da libertad de religión, al Diablo no le importa que uno tenga cualquier religión, basta que la religión sea a la manera de las tinieblas, y ¿que es una religión a la manera de las tinieblas?, es una religión donde yo hago de la religión lo que yo quiero, y lo que yo no quiero yo no lo hago.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
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