Salido de la mano del Padre -la Vida- y de su Espíritu -la Luz-, el Hijo de Dios se ha manifestado en carne humana: puso su tienda entre los hombres y para ellos. Jesús ¡"Dios con nosotros"! y ¡"nosotros con Dios"!
Siempre Dios y, una vez hombre, siempre hombre, su Humaanidad, misterio de plenitud, recogió también nuestra condición de límites y necesidades; la misericordia de su corazón sacerdotal le permite experimentar nuestras flaquezas y compadecerse de ellas.
Su carne, con la hechura de la tienda de los hombres, sufrió la pasión y la muerte, pero una vez resucitado guarda de Dios las cualidades porque en ella reside la plenitud de la divinidad.
Si la suprema acción sacerdotal de Jesús consistió en ofrecer al Padre su propia vida, su pasión y su muerte por la salvación de los hombres, la misión que nuestro Sumo Sacerdote, comunica al pueblo santa por la unción de su Espíritu es: "hacer de nuestra vida una ofrenda continuada".
Y todavía, de este pueblo sacerdotal escoge algunos amigos para compartirles el precioso regalo de su sacerdocio ministerial, de modo que puedan ofrecer los frutos de la tierra y del trabajo del hombre y consagrarlos en su propio Cuerpo y en su Sangre. Conviene recordar que lo que no se ofrece no se consagra.
Los sacerdotes, misericordiosamente investidos de este ministerio, no se predican a ellos mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a ellos como siervos nuestros por Jesús. Pues el mismo Dios que dijo "De las tinieblas brille la luz", ha hecho brillar la luz en nuestros corazones para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.
Llevan este Tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria, es de Dios y no de ellos. Por eso no desfallen. Aún cuando su hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando día a día. Y con el rostro descubierto reflejan como en un espejo la gloria del Señor y se van transformando en esa misma imagen, cada vez más gloriosos porque así actua el Señor que es Espíritu.
A nuestro Santísimo Padre Benedicto XVI, Envuélvelo Señor en tu gracia. A los Cardenales, Nuncios y Delegados, Envíales tu luz Señor. A los Arzobispos y Obispos, Dáles tus dones, Señor. A los sacerdotes religiosos, Haz que busquen la perfecta caridad, Señor. A los sacerdotes seculares, Nunca los dejes, Señor. A los sacerdotes de seminarios, Dales tu ciencia, Señor. A los sacerdotes enfermos, Sánalos, Señor. A los sacerdotes tibios Enfervorízalos, Señor. A los sacerdotes en peligro, Líbralos, Señor. A los sacerdotes débiles, Fortalécelos, Señor. A los sacerdotes manchados, Purifícalos, Señor. A los sacerdotes tentados, Dales el triunfo, Señor. A los sacerdotes en pecado, Dales tu gracia, Señor. A los sacerdotes pobres, Socórrelos, Señor. A los sacerdotes celosos, Ayúdalos, Señor. A los sacerdotes que desean amarte, Enciéndelos, Señor. A los sacerdotes tristes, Consuélalos, Señor. A los sacerdotes turbados, Dales la paz, Señor. A los sacerdotes ancianos, Sosténlos, Señor.
A los sacerdotes jóvenes, Impúlsalos a tu gloria, Señor. A los sacerdotes aislados, acompáñalos, Señor. A los sacerdotes atados a lo terreno, Rompe sus cadenas, Señor. A los sacerdotes suspensos, Conviértelos, Señor. A los sacerdotes misioneros, Protégelos, Señor. A los sacerdotes predicadores, IIumínalos, Señor. A los sacerdotes directores de almas, Instrúyelos, Señor. A los sacerdotes párrocos, Dales un gran celo apostólico, Señor. De los sacerdotes vicarios, No te apartes, Señor. A los sacerdotes agonizantes, Aliéntales con tu presencia, Señor. A los sacerdotes difuntos, Dales la gloria, Señor. De toda la Iglesia militante y purgante, Apiádate, Señor.
A todos los sacerdotes, Dales pureza, Señor. Dales tu ciencia, Señor. Dales virtudes, Señor. Dales paciencia y caridad, Dales obediencia y benignidad Dales el amor al estudio y a,tu ley, Dales el celo ardiente por las almas. Dales fuego divino para que abrasen los corazones. Dales intenso amor a la Eucaristía. Dales humildad y talento. Dales docilidad para observar las normas Iitúrgicas. Dales grande sumisión a sus Prelados. Dales gran adhesión a la Sede Apostólica. Dales desprendimiento de las cosas del mundo. Dales respeto a su dignidad. Dales un gran amor a María. Dales rectitud y justicia. Dales el don de Consejo. Dales fortaleza en sus trabajos. Dales un gran amor a la Cruz. Dales resignación en sus penas. Dales caridad universal con las almas. Dales humildad y generosidad. Dales vida sobrenatural y'divina. Aparta de su corazón la avaricia. Aparta de ellos la pereza y la ociosidad. Haz que vivan con el corazón en el cielo. Haz que sean la luz de las almas. Haz que sean espejo de santidad. Haz que sean la sal de la tierra. Haz que practiquen el sacrificio y la abnegación, Hazlos apóstoles del amor a María. Haz que salven muchas almas. Haz que sean otros Cristos. Hazlos apóstoles de tu Corazón, Hazlos santos de cuerpo y alma.
Que sus Misas sean siempre dignas. Que su conducta edifique. Que su trato atraiga a las almas a Dios. Que siempre estén practicando alguna virtud. Que sean modelos para todo el mundo. Que comuniquen pureza. Que sean hombres de oración. Que procuren la hermosura de los templos. Que irradie en ellos la fe. Que no les preocupe sino la salvación de las almas. Que siempre señalen al cielo. Que sean fieles a su vocación sacerdotal. Que nunca claven espinas a tu Corazón. Que en los confesionarios sean otro Jesús. Que sólo toquen la tierra para santificarla. Que ardan en tu amor y en el de María. Que jamás den un mal ejemplo. Que no se cansen en alabarte. Que sus pasos sean todos para gloria de Dios. Que su porte exterior sea sencillo y santo. Que no se mezclen en cosas mundanas. Que se den siempre a respetar. Que utilicen todos los medios en bien de las almas. Que sus manos sólo sepan bendecir. Que sus labios se ocupen siempre de tu alabanza. Que sus pies sólo caminen en pos de las almas. Que sus ojos miren siempre a María. Que sus cuerpos sean siempre tu sagrario. Que sus pensamientos sean sobrenaturales. Que su corazón sea un continuo incensario. Que el Espíritu Santo los posea, les regale con profusión sus dones y sus frutos, los enamore de la Trinidad Santísima, y entonces se renovará la faz de la tierra.
El próximo sábado estaremos celebrando la venida de “La Promesa”. Hay muchas promesas en la Palabra de Dios pero una sola es llamada con mayúscula y es precisamente la venida del Santo Espíritu de Dios. La Tercera persona de la Santísima Trinidad en pleno estará con nosotros y contigo en el templo de El Carmen. Ven y goza la presencia del Espíritu que resucitó a Jesús y te anda buscando a ti, seas quien seas y seas como seas. Pentecostés es lo contrario de la torre de Babel, allí hubo confusión de lenguas y Pentecostés es la unidad de todas las lenguas del mundo... La hora de la cita es de: 21:00 a 23:00 horas del próximo sábado.
Te invitamos mañana lunes al templo de El Carmen a la “Oración de Sanación de Recuerdos”. Muchas veces estamos tan enfermos que ni cuenta nos damos que la causa es por los recuerdos que nos tienen atados a nuestro pasado. Estamos tristes y ya es tiempo de que regrese la alegría que Jesús ganó para nosotros. Atrévete a sanar y romper con las ataduras que puedas tener incluso antes de nacer. Esta oración será grabada por Grupo Marmor y Televisa. El Lic Julio Hernández Granados nos certificó la transmisión de este evento en la televisión local.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
No hay comentarios:
Publicar un comentario