martes, 26 de agosto de 2008

Semejante a nosotros en todo...

Semejante a nosotros en todo...
La comunicación a través de alegorías preñadas de significado, nunca pasa de moda. Al contrario, hoy día se amplían los horizontes del mundo de las imágenes, logotipos o iconos. Los símbolos están cobrando más valor que las palabras. ¿Será porque una imagen expresa más que mil palabras?
Estas líneas no son reflexión ni teología, sino la incursión en la magia cautivante del lenguaje analógico, donde se comunica con símbolos que tocan primero el corazón, antes que la mente.
Hoy domingo presentamos el mensaje siempre nuevo de la Palabra de Dios a través de metáforas y parábolas que nos ayudan a comprender mejor la revelación de Dios.
Si alguno precisa saberlo para saber cómo aterrizar sus predicaciones, lo tiene en sus manos. Esto nos ayudará a aterrizar y presentar las enseñanzas bíblicas de una forma emotiva y atractiva, con nuevas expresiones y métodos, como tantas veces lo pidió el Papa Juan Pablo II, El Grande.
Que la Palabra de Dios, que no está encadenada, corra por todos los medios posibles para que el mundo sepa y experimente el amor de Dios que salva gratuitamente.
La Encarnación del Hijo de Dios que se hizo hombre fue real y total. En el principio la Palabra estaba con Dios. Pero, llegada la plenitud de los tiempos, Jesús dijo al Padre: "Heme aquí, envíame". Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Por lo tanto tenemos un Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras flaquezas, porque él ha sido probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado.
Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna: Jn 1,1.14; Gal 4,4; Heb 4,15-16.
De esta forma, la naturaleza humana quedó penetrada por la divinidad y todo hombre goza de un valor y una dignidad más allá del color de su piel, cultura y hasta de su religión.
El perrito enfermo. En una tienda de mascotas, apareció un letrero el día de Navidad: "Cachorritos en venta". Una perra había parido cinco perritos, los cuales fueron puestos a la venta en el negocio. Muy pronto, un niño de grandes ojos y mirada curiosa, llamado Andrés se presentó en la tienda preguntando: ¿Cuál es el precio de los perritos? - Entre 300 y 500 pesos, respondió el dueño, abriendo las manos.
El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas y dijo al dueño:
- Esta Navidad mi papá me regaló 150. No me alcanza, para comprar uno, pero, ¿al menos puedo verlos?
El hombre sonrió. Abrió una puerta y de la trastienda salió la perra, seguida por cinco cachorritos. El último caminaba con dificultad, separándose de aquel hermoso desfile.
Andrés inmediatamente señaló el perrito rezagado que cojeaba: - ¿Qué le pasa a ese perrito? - Cuando nació, el veterinario me dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida.
El niñito se enterneció y exclamó: - Entonces, ese es el perrito que yo quiero. El hombre, emocionado, le replicó: - Mira, si tú realmente quieres ese cachorro, yo te lo regalo.
El niño movió la cabeza negativamente, empuñó la mano y mirando directo a los ojos del hombre, le aclaró: - Yo no quiero que usted me lo regale. Éste vale tanto como los otros perritos, y yo le pagaré el precio completo. - Es cierto, reconoció el dueño de la tienda. Éste vale tanto como los otros cachorritos.
- Le vaya dar mis 150 pesos, y 30 pesos cada semana hasta que lo haya pagado por completo.
El hombre le advirtió a Andrés: - Pero él nunca será capaz de correr, saltar y jugar con los otros perritos... ¿por qué mejor no compras uno de los que no tienen problemas?
Andrés se agachó y levantó su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada con un aparato de metal. Miró de nuevo al hombre le dijo con la mirada empañada por las lágrimas: - Yo tampoco puedo correr muy bien, y el perrito necesita alguien que lo entienda.
El hombre se mordió el labio inferior. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Sonrió y entregó al cachorrito enfermo, con estas palabras:
- Sólo espero que cada uno de estos otros cachorrito tenga un dueño como tú.
El Verbo de Dios, la Palabra, se hizo semejante a nosotros en todo para entendemos. Su carne humana se cansaba y sufría, explotaba de gozo y lloraba. Tenemos, pues, un Sumo Sacerdote que ha experimentado en carne propia de qué barro fuimos hechos. Él es nuestro abogado que toma en sus manos nuestro caso, porque él fue capaz de cargar sobre sí todas nuestras carencias, anhelos y necesidades. (Heb 4,14-15)
Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote, tú me conoces, porque asumiste mi frágil naturaleza humana.
No tengo nada qué pedirte. Sólo agradecerte el que me hayas amado hasta el extremo de hacerte como yo, para ser capaz de tener misericordia, pues experimentas en carne propia, de qué barro quebradizo fui plasmado. Gracias, porque tú sí me entiendes. Así sea.
Tenemos Alguien que nos entiende, porque compartió nuestro mismo barro.
En nuestra página web www.jesusestavivo.org.mx tenemos dos nuevas secciones, videos y programas de radio. Puedes ver y oír cada vez que quieras la proclamación de la Palabra de Dios y la oración por los enfermos que repite sanaciones cada vez que lo necesites. Jesús te quiere completamente sano, si no, ¿para que derramó toda su sangre preciosa? Jesús ya se cansó de verte enfermo, él te entiende, sabe de tus caídas, de tus errores, pero también quiere verte arrepentido, alegre, sano, que quieres que su miericordia, sanación-salvación, sea derramada en ti y los tuyos. Visita nuestros videos y manda las peticiones de salud por tus enfermos a: aurelio@jesusestavivo.org.mx Te invitamos a seguir el proceso de tu sanación integral escuchando la Palabra de Dios en la “La Zeta radio” 96.3 FM y 1340 AM. Cuarenta y cinco minutos de bendiciones, sanación y misericordia. Tú que tienes oídos, escucha y serás salvo junto con tu familia. Recuerda que tienes una cita hoy y todos los domingos a las seis de la tarde en la “Z radio” con el Médico que TODO lo sana.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

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