lunes, 8 de febrero de 2010

Cómo sana Jesús a un ciego

El lunes pasado al terminar la oración por la salud de los enfermos en El Carmen varios hermanos que vienen de Santa Fe de la Laguna, se acercaron y nos dijeron que habían llegado tarde, que por favor oráramos por uno de ellos que tenía seis años de estar ciego.
Nos dirigimos hacia el Santísimo que está expuesto y dos hermanas servidoras le pidieron a Jesús por la sanación del hermano enfermo. Cuando se terminó la oración les pedimos a ellos que se quedaran orando frente a Jesús Eucaristía.
Cuando regresamos a la iglesia después de unos cuantos minutos nuestra sorpresa fue muy grande, nuestro hermano que estaba ciego totalmente desde hacía seis años caminaba sin ninguna ayuda. Le preguntamos que como veía, nos contestó: no veo claramente, veo nada más el bulto, pero cuando llegué estaba completamente ciego, no veía absolutamente nada. Le pedimos que regresara en unos días para que nos comentara como evolucionaba su caso.
Cuando se fueron a la central camionera para dirigirse a su pueblo, nuestro hermano iba al frente, "llevaba" de la mano a su esposa, se levantaba el sombrero a cada momento como queriendo ver mejor a cada instante. Estas son las maravillas que hace Jesús en su pueblo.
Una pregunta muy natural que surge de lo profundo de cada persona cuando es testigo de las maravillas de Dios: ¿Cómo ha sucedido eso? ¿Cómo ha hecho Dios?
Cuando se puede dar alguna explicación a las cosas de Dios es más fácil que la gente crea en El. Con gran sabiduría Pedro dice: Estén preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen, pero háganlo con humildad y respeto: 1 Pe 3,15. Hay muchas cosas que son misterios y su explicación sobrepasa nuestro entendimiento. En esas cosas sólo hay que aceptar. Pero existen otras situaciones a las que se les puede encontrar alguna explicación y ayudan a creer. Con el ciego de Siloé encontramos un caso en que se busca "cómo sucedió el milagro" y las sencillas respuestas del hombre sanado que explica el hecho con toda claridad. (Jn 9)
Las cosas de Dios, aunque nos parezcan difíciles y misteriosas, a veces pueden expresarse de una manera tan sencilla que muchos pueden negarse a creer y a aceptar, como los Fariseos que interrogaban al ciego.
Ahora vamos a analizar las tres formas como Dios nos sana. Un elemento que Dios usa a veces para nuestra curación es la autosugestión. Un principio de filosofía afirma: "Dios no multiplica los seres sin necesidad", lo que equivale a decir que no actúa directamente si lo puede hacer mediante lo que ya existe en nosotros.
En un ambiente de fe y oración Dios puede hacer crecer y aumentar nuestra "sugestión" hasta el nivel de curarnos, ya sea por la palabra ungida del predicador, un testimonio, el ambiente de fe, etc. En muchas oraciones de sanación hay gente que se cura por este medio.
Aclaremos muy bien que no es la sugestión lo que cura. El Señor nos cura, usando como medio la sugestión. Tampoco debemos confundir la fe con la sugestión; son dos cosas diferentes.
Si mucha gente se enferma por autosugestión ¿por qué Dios no puede usarla para sanarnos? Sin embargo, debemos decir que así como la sugestión no interviene en todas las enfermedades, tampoco actúa en todas las sanaciones.
Aunque sea por sugestión, Dios no pierde su crédito; no se echa a perder la curación. ¿Qué importan los medios usados por Dios si el enfermo recuperó su salud?
Cada vez más la ciencia va descubriendo las capacidades y energías que Dios puso en nuestro cuerpo cuando nos creó. La parasicología trata de dar una explicación científica a estos fenómenos. En algunos casos de curación la parasicología puede ofrecer algunas explicaciones, pero para el hombre de fe, esto es lo menos importante.
Por otro lado no es posible dar una explicación parasicológica a todas las cosas, menos a las de Dios. Debemos usar el don de la fe que no va en contra de la razón pero sí la supera.
Dios usa los medios que hay fuera de nosotros. Dios utiliza lo que hay fuera de nosotros: médicos y medicinas. Todos hemos sido sanados gracias a ellos.
La Sagrada Escritura tiene varios pasajes en donde Dios sana por medio de estos instrumentos.
Por los médicos. Trata el médico porque lo necesitas, también a él lo ha creado Dios: Eclo 38,1.
Dios ordena visitar, honrar y tratar al médico. La razón es porque "lo necesitas"; como diciendo: Yo sano por medio de ellos.
Porque del Señor viene la curación y del Rey, el médico recibe el don de curar: Eclo 38,2.
Dios le ha concedido al médico el don de curar como le ha dado a las autoridades civiles el don de gobernar.
Ellos (los médicos) también rogarán al Señor que les conceda la gracia de aliviarte y de sanarte para que recuperes la salud: Eclo 38,14. Este es el texto más claro en donde Dios concede la salud por medio de los médicos.
En una reunión con médicos se hizo una oración por la salud de la Dra. Ana Solórzano recibiendo una curación muy especial que dio a conocer positivamente con el siguiente escrito: "Tengo 40 años. Soy médico. Desde el mes de octubre de 1978 comenzó mi enfermedad con una lumbociatica bilateral, ya en ese mes de noviembre comenzó la polialtragia leve. Desde el mes de enero de 1979 hasta junio de ese mismo año la enfermedad se generalizó hasta tomar prácticamente todas las articulaciones siendo más evidente en manos, rodillas y pies, con intensos dolores hasta musculares que se hicieron invalidantes. Consulté con especialistas tanto en la provincia como fuera de ella sin ningún resultado positivo; los tratamientos fueron desde aspirinas hasta reacción alérgica a la misma por la frecuencia de las tomas, pasando por todos los tratamientos anti-inflamatorios y analgésicos conocidos sin ningún resultado positivo; lo único que disminuyeron en algo fueron los dolores, que eran continuos. La betametosona me produjo un Cushing iatrogénico, que, por supuesto, agravó el proceso articular por sobrepeso. La enfermedad diagnosticada como "artritis reumatoidea" es progresiva, deformante y, sobre todo, invalidante por dolor, por la deformidad y por la atrofia muscular que la falta de movimiento provoca. Desde el punto de vista psíquico, el dolor y la invalidez que toman a un ser humano en la plenitud de su vida y actividad física traen aparejados cuadros depresivos y, cuando el dolor no cede a los calmantes más potentes, lleva a las tendencias suicidas para tratar de paliar el dolor.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA ELHOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización
aurelio@jesusestavivo.org.mx

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