jueves, 15 de julio de 2010

Los siete mandamientos de la Palabra de Dios

Hay ciertos puntos fundamentales que debe tener en cuenta cualquier persona que se acerca a la Biblia. Podríamos decir que son los siete mandamientos de la Palabra de Dios: La Palabra se lee y se escucha. Dichoso el que lea y los que escuchen las Palabras de esta profecía: Ap 1,3.
¿Para qué escribimos una carta a una persona querida que se encuentra lejos? Para que leyéndola sepa de nosotros y no perder nuestra relación de amor. Así también Dios nos ha escrito una carta para que la leamos, le conozcamos y le amemos más.
Si cada uno de nosotros prestamos atención a toda nuestra correspondencia, hasta la de Teléfonos y la CFE donde nos cobran. ¿por qué no leer ávidamente aquella carta que nos regala vida eterna?
Una de las fiestas más solemnes del judaísmo es cuando un hijo de Israel cumple 13 años y celebra su Bar Mitzba que consiste en la primera vez que este jovencito va a leer públicamente la Escritura.
Podríamos decir que es tan importante y solemne como para nosotros "La Primera Comunión" Sin duda que Jesús la celebró con gran júbilo. ¿Qué podríamos nosotros hacer para darle su importancia a la Lectura de la Palabra; tanto a nivel personal como comunitario?
Hasta hace pocos años no se tenía la costumbre de leer las Escrituras. Algunos hasta afirmaban que estaba prohibido. Ciertamente escaseaban las traducciones, pocos las adquirían, y la mayor parte las guardaban empolvadas en un librero, Sin embargo, el Concilio Vaticano nos ha abierto de par en par la Biblia para que tengamos acceso al alimento de la Palabra de Dios.
Por otro lado, la Palabra se escucha. El procurador Sergio Pablo estaba deseoso de escuchar la Palabra de Dios: Hech 13,7. Cf. 13, 46; ya que la fe entra por la escucha de la Palabra de Cristo": Rm 10,17.
El primer mandamiento de Dios es: "Escucha Israel" (Mc 12,29). Antes de cualquier cosa debemos escuchar a Dios. La Palabra proclamada en la liturgia goza de una eficacia especial, ya que en ese ambiente efectúa su contenido.
Recomendamos que durante la Eucaristía no leamos nuestras hojitas, sino dejemos que la Palabra, como agua que fecunda la tierra, penetre por nuestro oído. En el texto de Apocalipsis 1,3 uno lee y los demás escuchan.
La Palabra se cree: Jn 20, 30-31. Muchos de los que oyeron la Palabra, creyeron: Hech 15.7. La palabra no es, sólo para escucharla o leer la sino que principalmente es para creerla; lo cual significa confiar verdaderamente que es Dios quien nos está hablando a través de ella, por tanto, se nos está revelando la Verdad, por encima de todos los criterios y valores del mundo.
Lo escrito en este libro ha sido para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida en su nombre: Jn 20, 30-31.
Al creer en la Palabra se está teniendo fe en Aquél que la pronunció. Este acto de fe desencadena la acción salvífica de Dios: "tras haber oído la Palabra de la Verdad, la Buena Nueva de la salvación, y haber creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la Promesa": Ef 1, 13, ya que "el Evangelio es una fuerza de Dios para todo el que cree": Rm 1, 16.
La Palabra se estudia: Lc 1,3-4; 2Tm 3,15. No basta leerla superficialmente sino que es necesario adentrarse más profundamente en ella. Cf. Mt 13,23. Para esto es necesario siempre un estudio sistemático y progresivo que nos vaya haciendo conocer más y más el mensaje de salvación. Lo cierto es que entre más se estudia, más se adentra uno a ese mundo fascinante de la Biblia y más y más quiere saber de ella.
Los judíos de Berea "examinaban diariamente las Escrituras": Hech 17,11; y Pablo, "enseñó la Palabra de Dios durante un año y medio en Corinto": Hech 18,11. Jesús por su parte nos ha invitado a escudriñar las Escrituras para encontrar testimonio de él (Jn 5,39).
Este estudio se puede hacer en Institutos Bíblicos, con maestros suficientemente preparados o por lo menos leyendo libros serios sobre la Escritura.
La Palabra se ora: Col 3,16. Cuando Dios nos habla espera siempre nuestra respuesta. La Biblia no se reduce a un libro de estudio. Más que eso, es un libro de oración.
Después de cada mensaje, de cada parábola o cada Salmo, Dios guarda silencio para escucharnos. Pablo nos recomendaba que la Palabra de Cristo habitara en nosotros con toda su riqueza. Luego, nos explicitaba lo que haríamos con esa Palabra: "instrúyanse, amonéstense, canten agradecidos a Dios en sus corazones con Salmos, himnos y cánticos inspirados: Col 3,16. No hay mejor libro de oración que la Biblia.
La Palabra se memoriza: Dt 6, 4-9. Nuestra memoria es como un cassette en blanco que todo lo que registra lo puede reproducir después. Así pues, si en nuestra memoria se graban las bienaventuranzas, los Salmos y los mandamientos de la Ley de Dios, eso mismo será lo que luego se vaya reproduciendo en nuestra vida.
La transformación de nuestra mente comienza con la incubación de recuerdos de elementos positivos, y no puede existir nada más sanador y transformador que la Palabra de Dios que es viva y eficaz, espíritu y vida (Heb 4,12; Jn 6,63).
Por eso Dios había mandado a su pueblo repetir constantemente sus Palabras para que de esa manera se quedaran bien grabadas en su memoria y así estuvieran más dispuestos a cumplirlas: Queden grabadas en tu corazón estas Palabras que yo te mando hoy. Se las repetirás a tus hijos. Se las dirás tanto si estas en casa como si vas de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes, las atarás a tu mano como una señal como un recordatorio ante tus ojos. Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas: Dt 6, 6-9.
Por esta razón los judíos piadosos al orar amarraban sobre su frente una cajita conteniendo versículos de la Escritura, para significar que la Palabra debía estar en la mente.
Si al memorizar "un texto" nos aprendemos también "la cita", nos servirá como un instrumento de gran utilidad; no para usarlos con presunción frente a los demás, sino como auxiliar en la evangelización. Así como sabemos de memoria el número telefónico de quienes amamos, podemos aprender que el texto: "yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" lo encontramos en Juan 10,10.
A este respecto, cuando se cite, no se debe decir: "como dice Juan yo he venido...", sino: "como dice Jesús: “yo he venido...": Jn 10,10. Porque no es Juan quien lo dice, sino Jesús.
La Palabra se vive: Mt 7, 24-27. Dios nos ha dado su Palabra precisamente para que sea una lámpara que guíe nuestros pasos (Sal 119,105).
Todo el que oiga estas Palabras y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca, cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa: pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, embistieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina: Mt 7,24-27.
Los judíos se amarraban unos listones con inscripciones bíblicas en sus manos para significar que la palabra debía "hacerse", llevarse a cabo; que no bastaba con que estuviera inscrita en los rollos, ni siquiera era suficiente con llevarla en la mente.
Jesús nos ha aclarado que seremos sus amigos, si hacemos lo que él dice (Jn 15,14); pues no basta con que le llamemos "Señor, Señor", sino que es necesario primordialmente cumplir la voluntad de su Padre celestial (Mt 7,21).
La Palabra se proclama: Mc 16,15. A todos quienes escucharon y creyeron en su Palabra los envió a predicarla, anunciando en los tejados lo que él les había dicho al oído y a la luz lo que habían escuchado en lo secreto. La Palabra no es para esconderla debajo de la mesa sino para que sirva de ayuda para que los demás caminen. Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación: Mc 16.15.
Y, como los primeros evangelizadores, hemos de pedir el poder de Dios para predicar con toda valentía, con curaciones, signos y prodigios que muestren que Jesús está vivo: Hech 4,29-31.
La Biblia no nos habla de Dios, sino que es Dios hablándonos. La Palabra de Dios no es algo sino Alguien; no es un librito sino una persona que entenderemos en la medida que la tratamos.
Por eso, la estudiaremos y profundizaremos en las mismas tres etapas en que conocemos a una persona: primeramente en su presentación, luego los rasgos de su exterior para finalmente llegar a su interior.
Como muchas personas, también ella tiene varios nombres. Sus nombres no son sólo un apelativo sino la externa manifestación de los más íntimo de su personalidad expresado realmente lo que es: La Biblia
Su primer nombre es de origen griego y recuerda su nobleza y singularidad. Se le llama La Biblia, que significa “El Libro”. No solamente es un libro más, sino que es “El Libro” por excelencia, el más importante que posee la humanidad.
Su segundo nombre es Santa Escritura. Sin embargo, no fue bautizada con ese nombre debido a las personas o ejemplos llenos de santidad que en ella encontramos. No. La Biblia es Santa porque es capaz de santificar a quien la lee, la ama y la pone en práctica.
La Biblia es Santa porque no sólo nos proporciona un camino de santidad, sino la santidad misma que es Dios, fuente de toda santidad.
También se le llama La Palabra. La Palabra es lo mas personal e individual que existe. La Biblia es la Palabra de Dios. Palabra que es Espíritu y Vida, viva y eficaz. Pero al mismo tiempo es la palabra del hombre, pues el misterio de Dios está expresado en palabras humanas.
Al conocer los principales nombres de nuestra amiga nos hemos dado cuenta de quién es y qué hace. En verdad en ella existe algo más de lo que sospechábamos en un principio... y es todavía mucho más lo que guarda para nosotros.
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La misa que celebró hoy domingo Monseñor Rafael Chávez Ponce de León en el templo de San Pedro a las nueve de la mañana, se subió en vivo a la televisión mundial en nuestro canal y también la puedes seguir viendo en nuestros archivos de Youtube y Ustream. También subimos a nuestra página web la Misa que se celebró en la Catedral hoy a las 9 de la mañana. Escucha y ve en la televisión mundial en vivo por internet, nuestro programa “La Palabra”. Cuarenta y cinco minutos en comunicación con Jesús que está vivo en la Z radio. La cita con el Doctor de doctores que todo lo sana es a las seis de la tarde por 96.3 FM estéreo y 1340 AM digital. Mañana en el templo de El Carmen a las cinco de la tarde, por la televisión mundial en vivo por internet, proclamación de la Palabra y oración por la salud de tus enfermos. Ya salió nuestro Boletín electrónico “Yo Soy” número 1 y lo podrás recibir en tu buzón completamente gratis en cuanto nos mandes tu dirección electrónica a: lapalabra@jesusestavivo.org.mx A las personas que soliciten su boletín electrónico se les hará llegar el libro de 77 testimonios de sanación en su correo electrónico.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

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