miércoles, 2 de junio de 2010

En la Barca de Pedro

Estaba Jesús en la orilla del lago Genezaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pecadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Boga mar adentro, y echa tus redes para pescar”. Simón le respondió: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero en tu palabra, echaré las redes”. Y haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieran señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues y llenaron tanto las barcas que casi se hundían.
Al verlo, Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: “Aléjate de mi, Señor, que soy un pecador”. Pues el asombro se había apoderado de él, y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago e Juan, hijos de Sebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”. Llevaron a tierra las barcas e dejándolo todo le siguieron. Lc 5,1-12
En este texto encontramos los elementos necesarios para una meditación tan grande que pueda servir de base para el inicio de una vida cristiana verdaderamente entregada en nuestra Iglesia
JESÚS BUSCA A LOS OCUPADOS. Jesús busca a la gente en el lago de Genezaret que era el centro comercial e de trabajo del pueblo y allí les lleva el mensaje de salvación. Jesús no busca a los desocupados. Hay quienes piensan: Que vayan a la iglesia los niños, las mujeres; yo no, porque soy un hombre muy ocupado. ¡Como si buscar al Señor fuera tarea para los desocupados!
Cristo se acerca especialmente a esa persona que está ocupada, precisamente a quien tiene poco tiempo, porque el que tiene mucho, la pierde y el primero lo aprovecha queriendo dedicarlo a algo que en realidad valga la pena.
ELLOS OÍAN LA PALABRA DE DIOS. ¡Que deseo tan grande el que había en el corazón de ese pueblo! ¡Querían oír la Palabra de Dios! ¡Cuántos se apretujan para oír un cantante, cuántos se congregan para ver una película, cuántos se aprietan asistiendo a un partido de fútbol o para ver una competencia atlética o para cualquier cosa!
Aquellos hombres nos enseñan que si hay que hacer a un lado el trabajo, o dejar las redes, o abandonar un poco nuestra casa o nuestro descanso es sólo por algo muy importante: Oír la Palabra de Dios.
Y esto es la que el mundo necesita... Oímos muchas palabras, la de los políticos, la de los economistas, la de quienes saben de guerras; en fin oímos a todos pero la Palabra de Dios es la menos escuchada. Por eso debemos congregarnos para oír la voz del Pastor que dice: “Yo estaré con ustedes hasta el fin de los siglos”.
DESDE LA BARCA DE PEDRO. Jesús vio a la muchedumbre que deseaba escuchar su Palabra y escogió la de Simón para, desde ahí, dar a aquella multitud y al mundo su primer mensaje de salvación.
La barca, es pues, la mejor imagen de la Iglesia. La Iglesia Católica como la Barca de Pedro y de los católicos como verdaderos cristianos. Una barca no es un fin en si misma. Nadie se sube en un barco para vivir en él. La embarcación es un medio para trasladarse de una a otra orilla. La Iglesia es el vehículo que lleva a los hombres de la orilla de este mundo a la orilla de la eternidad. Pedro toma el timón de la barca, dirigido por Jesús, inspirado por el Espíritu Santo, conduciendo a la Iglesia, hoy en día.
Es muy importante reconocer esto, dada la confusión religiosa que hay, pues existen más de 6,000 diferentes Iglesias, cada una con su “barca”, queriendo subir gente para llevarla a la otra orilla.
Dice Jesús a Simón Pedro. “Simón de Juan, ¿me amas más que éstos? Le dice él: “Si, Señor, Tú sabes que te quiero”. Le dice Jesús: “Apacienta mis corderos”. Jn 21,15
Jesús le está dando a Pedro el cargo de Pastor, a pesar de que el había dicho: “Yo soy el buen pastor”. Jn 10,11
Es una dicha estar en la Barca de Pedro donde hay una cabeza que dirige y una mano amorosa que controla el timón. Si Cristo se sube a la Barca de Pedro es porque quiere darnos a entender que es en esta Iglesia, dirigida por Pedro, desde donde El hablará a la muchedumbre. Es éste el medio normal y natural de salvación. Para estar con Jesús hay que estar en la Barca de Pedro. Barca que as veces parece hundirse.
Sucedió que cierto día subió a una barca con sus discípulos, y les dijo: “Pasemos a la otra orilla del lago”. Y se hicieron a la mar. Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió sobre el lago una borrasca; se mundaba la barca y estaban en peligro. Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: “¡Maestro, Maestro que perecemos!” El, habiéndose despertado increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza. Entonces les dijo: “¿Dónde está su fe?” Ellos, llenos de temor se decían entre si maravillados: “Pues, ¿quién es éste, que impera a los vientos y al agua, y le obedecen?”. Lc 8,22-26
Y ahí está Cristo, defendiendo la Barca, sobrellevándola por encima de cualquier tempestad y quien lleva el timón es Pedro o alguno de sus sucesores. Lo que Jesús hizo no fue para una generación, ni sólo para aquella época, sino para la eternidad y por eso Pablo escribe: Tú, pues, hijo mío, manténte fuerte en la gracia de Cristo Jesús, y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez de instruir a otros. 2 Tim 2,1-3
Pablo quiere que esa enseñanza se vaya conservando y él cita cuatro generaciones. De igual manera se conservan los que tienen la autoridad de la Iglesia.
¿ESTOY YO EN LA BARCA? No por haber nacido en un gallinero seas una gallina, no por haber nacido en un aeropuerto eres un avión o un piloto, no por haber nacido en el mar eres un pez, no por haber nacido en la Iglesia Católica eres un auténtico cristiano.
A veces tenemos miles de argumentos bíblicos y históricos para comprobar la veracidad de la Iglesia como Iglesia de Cristo, pero nos falta al prueba para demostrar la autenticidad de los cristianos católicos como reales seguidores de Cristo. Esto sólo se logrará si cumplimos las siguientes condiciones
ALEJADO DE LA TIERRA: Al comienzo de esta meditación leímos que cuando Jesús subió a la barca de Simón le pidió que se alejara un poco de tierra. Esto significa: estar desprendido de las cosas de este mundo.
Un hombre que está enraizado en la concupiscencia de la carne, en los malos deseos, en la avaricia, la embriaguez, la homosexualidad, el odio, la injusticia, y todos esos pecados, no puede estar en la Barca de Pedro, porque entonces estaría con un pie en la tierra y otro en la Barca. Esto no es posible porque la Barca está lejos de la tierra. Tú debes estar o con los dos pies en la Barca o con los dos pies en la tierra. Hay que demostrar con el testimonio y santidad de nuestra vida que estamos en la Barca y no sólo peleando con otros tratando de defender a la Iglesia. Tenemos que manifestar que estamos lejos del pleito, de la envidia, de la injusticia, de la violencia, del pecado y, entonces sí estaremos en la Barca de Pedro.
BOGANDO MAR ADENTRO. No es suficiente olejarse de la orilla, es importante que la Barca está en la parte más honda. Ahí el Señor quiere tener su Barca. La orden fue: “bagó mar adentro”. El quiere que no sólo celebremos ritos externos ni que vivamos superficialmente sino que profundicemos en la Palabra de Dios, en los sacramentos: la confesión y la recepción de la Eucaristía, que es el centro de nuestra fe. También quiere la comunión de la oración, ese diálogo personal con el Señor y la vida cristiana comprometida con los hermanos demostrándoles amor fraterno.
No podemos conformarnos con la cáscara sin tener el fruto de adentro. Corremos el riesgo de que nuestros hijos aprendan a vivir una religión social, de ritos y de costumbres, faltándole aquello que es lo más profundo. No podemos quedarnos simplemente peleando por un rito o por una costumbre o por un adorno y ésta es la tristeza de muchos católicos: que estamos tan superficiales y alegamos y queremos defender a la Iglesia con una gran ignorancia de la Palabra de Dios, sin el conocimiento del porqué de las cosas.
Cuando el día de mañana tu hijo de pregunte: “Qué son estos estatutos, estos preceptos y estas normas que Yahvéh nuestro Dios te ha prescrito?”, dirás a tu hijo: “Eramos esclavos de Faraón en Egipto, y Yahveh nos sacó de Egipto con mano fuerte. Yahveh realizó a nuestros propios ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra Faraón y toda su casa. Y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y entregarnos la tierra que había prometido bajo juramento a nuestros padres. Deut 6,20-24
¡Cuántos de nuestros hijos están creciendo, haciendo cosas, pero sin saber por qué! Sólo por hacerlas como siempre se ha hecho en su familia o para que sus padres no los regañen. ¡Superficialidad que mata!
Dios quiere que entremos a las profundidades de nuestra fe y volvamos a hacer surgir los santos que nuestra Iglesia siempre ha dado, porque en elle siempre ha habido gente que ha dado su vida por Cristo: mártires, apóstoles, profetas, doctores y maestros.
Cuando tus hijos te pregunten, tú diles: Hemos tenido una experiencia real; nuestros ojos han visto la salvación que Cristo Jesús nos ha dado. ¡Eramos esclavos del pecado y Dios nos ha liberado! Por eso es que ahora alabamos el nombre santo de Dios ¡Bendito sea su nombre!
ECHAR LAS REDES DE NUEVO. A la orden de Jesús: “Echen las redes”. Pedro obedece a pesar de haber fracasado en la noche, pero confiado en la palabra de Jesús. Por eso hoy, para ti y para mi, no es tiempo de desanimarnos, no es momento para salir del lago sino para regresar a lo profundo del mar y ahí volver a tirar la red.
Hay muchos católicos que casi se están dejando convencer de que para cambiar su vida es indispensable de que cambien de iglesia. No es saliéndose de la Iglesia como se va a arreglar el problema sino quedándose dentro y tirando nuevamente la red, en el nombre de Jesús.
Una persona me decía: “Tú deberías salirte de la Iglesia Católica, serías un buen pastor evangélico. En la Iglesia Católica están fríos!” Yo le respondí: “Pues para eso que quedamos, para calentarlos...” No hay que abandonar la lucha sino confiar en el Señor. Jesús va a llenar las redes de quienes pueden y se atreven a empezar de nuevo.
Y esto también es válido en el matrimonio. Hay quienes creen que separándose van a arreglar el problema. ¡Qué ilusión! Hay que intertarlo de nuevo, hay que lanzar otra vez la red. Allí mismo, en ese matrimonio, con esos hijos, en esta Iglesia, en este país. ¡Huir no es solución! Cristo Jesús no vino para que el hombre evadiera sus problemas sino para que los enfrente confiada y valerosamente.
Se necesita valor para comenzar de nuevo y volver a lanzar las redes. Y esa es señal de los que están en la Iglesia. Realmente demuestras que eres católico cuando en lugar de decir: “ya mejor me retiro...” “yo ya no sigo...” “ya no aguanto...” cuando en lugar de estarse quejando con las redes vacías, intentas llenarla en la parte más profunda y tienes el valor de empezar de nuevo...

Padre, que estás en la gloria, te damos gracias porque estamos en la Barca de Pedro. Te pedimos, en primer lugar, que nos des la fuerza para apartarnos de esta tierra, de ir a la parte más honda y de lanzar de nuevo la red.
Haznos reconocer nuestro pecado. Señor Jesús, te abro la puerta de mi corazón; mira cómo está por dentro. Me da vergüenza, Señor, porque está manchado, sucio. Puedes reconocer apenas la imagen con la que yo fue creado. Está tan desfigurada por tanto pecado, te he ofendido tanto, me da pena. Quiero que entres en mi vida, que tomes mi pecado y lo saques fuera. Sé tú el que viene a salvarme, a limpiarme. Lávame con tu sangre. Reconozco mi pecado y lo pongo ante ti para que tú lo quites y lo borres y lo destruyas. Sólo que en la cruz has clavado todo mi rebeldía. Señor, quiero que limpies mi casa, entra como lo hiciste en el Templo de Jerusalén echando fuera a todo ladrón. Entra así en mi cuerpo que es Templo del Espíritu Santo, y echa fuera todo vicio, todo pecado, todo odio y toda rebeldía. Déjame un corazón nuevo, pero no para que se quede vacío. Quiero que pongas tu trono en él y que seas el Señor de mi vida, que te sientes y llenes la casa y cubras todas las cosas áreas de mi vida, para que cuando venga de nuevo el pecado yo pueda decirle: ya no cabes, la casa está llena.
Quiero que me llenes con la presencia de tu Espíritu; abro mi corazón y te recibo como el Salvador que viene a limpiar mi vida y como el Señor que viene a gobernarla.
¡Gracias, Padre amado! Todo esto te lo pedimos en el nombre poderoso de tu hijo Jesucristo, el Señor, que siendo Dios vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Así sea.
Estamos en la televisión mundial en vivo en nuestra página web: www.jesusestavivo.org.mx Si haces click en la imagen de televisión aparecen más de 50 vídeos que hemos producido en vivo y ahora forman parte de nuestro archivo y podrás ver las veces que quieras. Algunos vídeos son: la Hostia palpitando, Yo vi a la Virgen María, por decir algunos. Escucha hoy domingo “La Palabra” en vivo a las 18:00 horas en 96.3 FM estéreo y 1340 AM digital y en la televisión mundial también en vivo en nuestro canal. La Misa que se celebra Monseñor Rafael Chávez Ponce de León en el templo de San Pedro es transmitida en vivo por la televisión a nivel mundial. Si sintonizas nuestro canal la podrás ver los domingos a las nueve de la mañana. La oración por la salud de los enfermos que se hace los lunes en el templo de El Carmen a las cinco de la tarde también se transmite en la televisión en vivo, lo mismo que la Misa con la cual termina nuestra oración. Sintoniza nuestro canal y vive lo que Jesús tiene para ti desde siempre.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

1 comentario:

GOM "Caminando Juntos con Jesús" dijo...

Que Dios Trino de Amor y María Santísima los Bendigan por el mensaje que transmiten.
Tenemos un gran tesoro en nuestra Santa Iglesia Católica, no nos desanimemos en perseverar en ella, a pesar de los vientos que quieren arreciar contra esta Barca de Cristo....sigamos remamndo mar adentro.
Paz y bien hermanos, desde Lima-Perú.