miércoles, 5 de mayo de 2010

María en el Evangelio

La Virgen María nos dice: mi persona impresionó fuertemente a la primera comunidad cristiana. Era conocido el misterio de mi maternidad virginal. Supieron después que Dios me había resucitado y subido en cuerpo y alma al Cielo, por más que este hecho no quedase consignado por escrito en la Biblia. Sobre todo, yo era para ellos "la Madre del Señor Jesús".
- ¿Qué pensó Juan de ti? Te trató como nadie, desde que Jesús en la cruz te confió a sus cuidados y a él lo puso, como hijo, bajo tu protección. - Quizá pensando en este hecho, acaecido al pie de la cruz, Juan dio el significado último a mi persona y misión dentro de la Iglesia. Me vio como la Madre de todos, de Jesús y de vosotros, que sois la prolongación y plenitud de Jesús.
- Por lo visto, Juan pensaba igual que Pablo, para el cual no hay más que un solo Cristo: Jesús Cabeza, y nosotros miembros. - Lo más probable es que Juan pensaba igual, aunque lo exprese de otra manera. Nunca me llama a mí por mi nombre, María. Sino que usa la expresión: "La Madre de Jesús". Ten presente que para Juan cada personaje o hecho de su Evangelio es una realidad eclesial, un signo dentro de la Iglesia.
- ¿Qué significa entonces tu papel en la boda de Caná? Algún simbolismo debe tener. - Yo, la Madre de Jesús, -de la Palabra hecha carne- soy la Madre solícita y preocupada de los necesitados, que lo erais todos, pues a todos os faltaba "el vino", símbolo de la alegría mesiánica, según tantas expresiones del Antiguo Testamento. Empieza a decir Juan que yo me preocupaba de la Iglesia.
- ¡Qué belleza!.. . Pero, de momento, en Caná Jesús le dio una negativa, y, sin embargo, realizó el milagro. - No me negó nada. Su respuesta es un modo semita de hablar. Tampoco yo mandé nada a Jesús. Le expuse una necesidad, y me dirigí a los sirvientes: "Haced lo que él os diga". Y Juan quiere deciros que yo soy en la Iglesia la primera evangelizadora de Jesús. La que os digo lo que debéis hacer: ir a El siempre... Mi solicitud por vosotros y mi condición de Madre de Dios le hicieron adelantar su "Hora" con un milagro, con un signo, que le glorificó a El y movió la fe de los discípulos.
- ¿Y qué es eso de "la hora" de Jesús? - Es la glorificación de Jesús por la Cruz y la Resurrección. Recuerda lo de Jesús en la ultima cena: "Padre, ha llegado la hora". Mi Hijo me reservaba un puesto importantísimo en su Hora. Ya ves lo que ocurrió en el Calvario, a donde yo acudí puntualísimamente. En vez de negativa en Caná, venía a decirme Jesús: Espera, que cuando llegue mi Hora, allí te quiero también a ti".
- Veo así que lo de Caná no es solamente un hecho idilico en la fiesta de una boda. Tanta belleza insinúa ya la tragedia del Calvario. - Esa fue la verdad. En el Calvario sería yo LA MUJER, la nueva Eva, la madre de todos los vivientes según la Gracia. Todo el destrozo de Adán en el paraíso, con Eva que responsablemente actuaba en tanto mal, iba a quedar rehecho por Jesús, el nuevo Adán, con el cual yo actuaría también plena, libre y voluntariamente. Un hombre, por la mujer, os trajo la desgracia; otro Hombre, con otra Mujer asociada a sí, os trajo toda bendición.
- ¿Y por qué te llama "MUJER": y no pone en labios de Jesús y la palabra "madre"? - Hace Juan el paralelismo entre Eva y yo. En el Apocalipsis se adentra más todavía en el apelativo que me da de MUJER. En mí ve personificada a la Esposa-Virgen-Madre que es la Iglesia. Eva era vuestra madre infortunada en la primera creación; yo soy vuestra Madre dichosa en la creación nueva. Para Juan, en el Evangelio, soy la MUJER. La misma Mujer del Apocalipsis, personificación de la Iglesia.
- ¿Nada más dice Juan acerca de ti? - Explícitamente, no. Pero, si sacas las consecuencias de su doctrina, verás que, al encarnarse el Hijo de Dios, su tienda de campaña sobre la tierra la echó en mi carne... Las uvas de la verdadera vid, que es Jesús, maduraron en el terreno de mi corazón... La Palabra de Dios se anonadó enterrándose en mi seno, y en mi dio más fruto que en ningún otro redimido... Jesús, a quien veis lleno de gracia y de verdad, así apareció en mis entrañas; así colgó de mis pechos de madre; apareció en la cruz conmigo al lado; y ahora aparece teniéndome a su lado también en la Gloria, donde estoy vestida del sol y coronada de estrellas...
- ¡Qué parcos en palabras son los Evangelistas contigo, Señora! Pero, en verdad, dicen más de lo que captan a simple vista nuestros ojos. Ahora, con ellos y con la tradición católica por guía, puedo yo proceder seguro a interrogarte. - Y te das cuenta, además, de que en la Iglesia no sois mariólatras. Con vuestro culto a mi persona, convertido en culto a Dios, no hacéis más que seguir los planes divinos. Yo, la Madre de Jesús y la primera creyente, soy quien os llevo a El, la que os sigo proveyendo del vino que os falta, la que os doy el ejemplo que debéis seguir para ser en todo como El fue. Así os convertís también en "los colmados de gracia".
En nueve días en el templo de El Carmen tendremos una oración de sanación de recuerdos. Quiera Dios que las ataduras de nuestros antepasados y las propias, que traemos arrastrando, queden en manos de Jesús y las destruya para que quedemos verdaderamente libres. Atrévete a sentir la verdadera libertad que ya ganó para ti Jesús con su pasión, muerte y resurrección gloriosa. La cita con el Doctor que todo lo sana es a las cinco de la tarde en el consultorio de sanación más grande de Morelia: el templo de El Carmen el lunes 17 de mayo, día de liberación.
¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

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