jueves, 27 de mayo de 2010

Procesión con el Santísimo

La fiesta más grande de toda la humanidad es la victoria de el Hombre que venció a las tinieblas, a la enfermedad, a los vicios, al pecado, a la muerte... ¡Jesús está vivo! Esta es la verdad más maravillosa que podemos vivir. El próximo Jueves 3 de junio a las 18:30 horas se celebrará la Eucaristía en la Plaza Valladolid. Se ofrecerá a Papá Bueno el cuerpo de su amadísimo Hijo con su pasión, muerte, resurrección gloriosa y fiesta de Pentecostés. El Excmo. Sr. Arzobispo D. Alberto Suárez Inda presidirá la Misa. Te invitamos a ti y a toda tu familia a la celebración del Corpus Cristi. Después de la Eucaristía tendremos la procesión con el Santisimo Sacramento por las calles de Bartolomé de las Casas, Juan José de Lejarza, por la Av. Madero Oriente hasta llegar a Catedral donde se nos dará la bendición con el Santísimo. Después de este gran momento las campanas de todos los templos de Morelia se alegrarán y doblarán en honor a Jesús vivo. Te invitamos a vivir estos momentos de inmensa alegría en los cuales Jesús que está sentado a la derecha del Padre, estará presente con los que creen que verdaderamente él es el Hijo de Dios y que sigue siendo el mismo de ayer, es el mismo hoy y lo será por siempre.
Recuerdo una ocasión que asistimos a una celebración eucarística en el Estadio Nuevo de la ciudad de León, Gto. cuando el P. Emiliano Tardif tomó al Santísimo Sacramento y lo paseó por toda la cancha de juego. A su paso los ciegos empezaron a ver, los tullidos corrian, los sordos oyeron, los enfermos sanaron, en fin, los pecadores hallaron gracia a los ojos de Dios. Quiera Dios que el próximo Jueves de Corpus vivas en plenitud las gracias y bendiciones que Jesús tiene para ti desde toda la eternidad. La cita es en la Plaza Valladolid el próximo Jueves a las 18:30 horas.
-El pasado lunes tuvimos la gracia de participar en la oración de sanación de recuerdos. En el templo de El Carmen a partir de las cinco de la tarde inició con cantos esta oración. La oración está dirigida a los hermanos y hermanas que tienen en su interior algún resentimiento o culpa en su pasado. Algunas veces estamos heridos por situaciones complicadas incluso desde antes de nacer. Y a veces cargamos culpas de nuestros padres que también fueron víctimas de resentimientos, odios, rencores, malos entendidos y todo lo que se le parezca.
Antes de orar vamos a recordar testimonios que nos dieron algunos de nuestros hermanos y hermanas que vivieron su liberación de su pasado, porque cuando Jesús libera somos cambiado en el cuerpo, alma y espíritu.
Un hermano se levantó y dijo: cuando estaba la oración me impusieron las manos y en ese mismo momento empecé a oír, a escuchar. Les quiero decir que hace ocho años tuve un accidente automovilístico y desde ese día perdí la audición. Ocho años sin poder oír nada. Los médicos dijeron que no tenía solución mi problema y hoy escucho todo lo que me dicen de cerca y de lejos. ¡Gloria a Dios!
Su esposa tenía un llanto de alegría al escuchar a su marido y abría mucho los ojos para recibir esta buena noticia. Estamos cansados de escuchar malas noticias en la comunidad, en la radio, en la televisión, pero ahora escuchamos buenas noticas para el hombre y mujer de hoy.
Otra hermana que en días pasados nos llamó a la Z radio para pedir oración porque no veía y tenía diabetes, nos dijo: cuando el pasado domingo me sanó el Señor Jesús de que no podía ver y de la diabetes que tenía, me dije, tengo que ir al templo de El Carmen a dar gracias a mi Dios por la sanación recibida. Durante la oaración se me impusieron las manos y sentí como una rafaga de viento que se me salía y en ese mismo momento empecé a escuchar. Además de sanarme de mi vista y de la diabetes, Jesús también me hizo que volviera a escuchar con mis oídos que tenía perdidos. ¡Gloria a Dios!
Otra hermana comentó que tenía mucho odio contra su cuñado porque maltrataba mucho a su hermana. El mal trato creció hasta que él dio muerte a su esposa. El fue senteciado y cumplió su condena y al salir libre se volvió a casar. Pero el odio contra él crecía cada día más y más. El día de la oración nuestra hermana experimentó la necesidad de perdonar a su cuñado y no podía, pero con la ayuda de Jesús, que la fortaleció, ella vivió ese momento de reconciliación y después de duros momentos: lo perdonó. Ella vive una vida nueva sin rencores, sin resentimientos. Ya fue liberada de sus cadenas que durante muchos años estuvo cargando. Es más, ya puede orar con el Padrenuestro cuando dice: “perdona nuestros pecados como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. ¡Gloria a Dios!
Y tú, ¿ya oras con el Padrenuestro? Una pregunta: ¿Te gustaría que Jesús te perdonara como tu perdonas? Ten mucho cuidado con tu respuesta. Si dices que NO estás en lo cierto. Es momento que te reconozcas gran pecador y pide a Jesús que vacíe su misericordia en ti para poder vivir lo que ya ganó por ti con su pasión, muerte y resurrección gloriosa.
Esta es parte de la oración que se hizo el pasado lunes: Señor, yo te quiero pedir que vengas a mi vida... a que visites mi vida... tu sabes que llevo en mi corazón muchas heridas... que he sido lastimado muchas veces... te pido que vengas en estos momentos y sanes mi corazón. Señor, tú puedes acompañarme y volver conmigo atrás y caminar desde el momento en que fui concebido. Te pido que vengas Señor Jesús... que vengas a mi corazón.
Y Jesús te dice: Hijo, Hija, ven, para mi no hay tiempo, vamos a recordar tu vida, vamos a recordar todas las cosas que tu memoria tenga... yo quiero sanar en tu corazón todo aquello que te ha hecho daño...
Señor, solo tu sabes si yo fui concebido en un acto de amor de mis padres, o si hubo violencia, o si hubo engaño, o quizás mi concepción fue el resultado de una violación o de un acto de embriaguez de mis padres, o un encuentro meramente físico, o si hubo miedo en mis padres cuando me concibieron, solo tu sabes Señor lo que sufrió mamá cuando estaba esperándome, quizá no me quería, o quizá fue una madre soltera. Señor, tal vez mi madre estaba enferma o era muy pobre y por eso no quería un niño más, quizá tuvo que trabajar mucho tiempo y por eso yo no era un niño deseado o quizás mi padre presionaba a mamá para que yo no naciera.
Ayúdame Señor, desde el momento de mi concepción, límpiame y libérame de todo lo que pudo haberme causado dificultades en ese momento. Tu estabas presente cuando fui formado en el vientre de mi madre, libérame y sáname de cualquier atadura en mi espíritu que haya podido llegarme por mi madre o las circunstancias de la vida de mis padres cuando me formaba.
Ven Señor, esto me ha transtornado durante mi vida y me ha dado pena no sentirme amado por mis padres... ven Señor y toca mi corazón, sana mi corazón. Por esto te doy gracias Señor.
Señor, mira ya voy a nacer, tengo miedo de nacer Señor, porque mi papá quiere que yo sea niño y voy a ser mujercita o mi mamá quiere que yo sea mujer y voy a ser niño... y yo se que voy a a ser rechazado por ellos.
Señor Jesús, yo se que voy a entrar a un mundo donde se sufre, donde se tiene miedo, angustia, hambre, soledad y dolor. Y siento que me reciben unas manos frías, sin amor, acostumbradas a recibir la vida como si fuera un simple objeto. Ven señor a mi corazón, sana mi corazón... Ayúdame a nacer Señor Jesús.
Y siente como es Jesús el médico que esta ayudando a mamá en el parto y como al nacer Jesús te toma entre sus brazos y experimentas su infinito amor y te dice: Ven yo sano tus angustias de nacimiento, yo te amo a ti, así te quiero como eres, hombre o mujer, así como estas te amo.
Siente como Jesús te abraza... y siente también la presencia de la Virgen María, ella también te abraza y te cuida y te protege y tu sientes ese calor de madre, ese amor de nuestra mamita María.
Señor, yo necesité del amor de mamá, pero no me acuerdo haber encontrado nunca un beso de mi madre, mamá no tenía tiempo para acariciarme. Señor, yo necesité del amor y la ternura de mamá pero ella nunca me lo dio, siempre encontré en ella severidad, sentía que no me quería y yo sufrí mucho...
Quizá mamá murió cuando yo nací o quizá me abandonó, el caso es que yo nunca he sentido el amor de mamá, y le he guardado rencor y le he guardado coraje en mi corazón y no la he sabido amar ni perdonar.
Ven conmigo Señor Jesús, ayúdeme Señor.
Y de repente siente como unos brazos te abrazan y así niño como eres te cargan unas manos amorosas y te abrazan y te dicen: «Yo te amo, eres mi consentido, yo he estado contigo en todo momento y te he cuidado y he estado al pendiente de tus problemas, porque yo soy tu madre».
Y de pronto empiezas a oír una canción muy bonita y en esa canción María que te tiene en sus brazos te dice: «Esta es la canción que yo le cantaba a Jesús cuando era niño, yo te amo a ti con el mismo amor de Jesús».
Y te quedas ahí abrazado de la Virgen y a la Virgen le entregas tu inseguridad, tu miedo, tus complejos y tus penas. Ahí esta María llenándote de su amor.
Gracias María porque estoy experimentando tu amor, te alabo porque en esos primeros meses de mi infancia tu estabas conmigo cuando te necesite.
Señor Jesús, quiero decirte que en tu nombre perdono a mi madre, si yo no sentí de ella todo el amor que necesitaba de niño; si hubo veces que necesité que mi madre me abrazara, me meciera, me acariciara, me dijera palabras dulces como solo una madre puede hacerlo. Señor hazlo tú en lo mas profundo de mi ser, déjame sentir un amor maternal tan grande, tan confortante y profundo que nada más pueda separarme de ese amor otra vez. Te doy gracias Señor por la madre que me diste y te alabo y te bendigo porque infundes en mi tu amor. Señor y si en esta relación con mi madre yo me he guardado algún resentimiento, hoy ante tu presencia y en tu nombre la perdono con todo mi corazón con el mismo perdón de Cristo. Que Dios te bendiga mamá te doy un abrazo de paz y reconciliación.
Señor al ir creciendo también necesite del apoyo y de los brazos de papá, yo quería amar a mi padre, necesitaba yo un amor de hombre, un padre que me abrazara, que me aconsejara, que estuviera conmigo en los momentos difíciles, pero papá era muy macho, nunca tenia tiempo para mi, solo pensaba en sus problemas, en su trabajo, solo el tenía la razón, me dolía tanto, me daba tanto miedo.
Cuantas veces lo vi llegar a casa borracho, lastimando he insultando a mamá, insultando a todos, cuantas otras veces era el hombre que castigaba, cuantas palizas recuerdo de él y muchas veces sin razón. Señor yo no recuerdo que mi padre jamás me diera un beso, que me abrazara, y como me duele eso Señor y como sufro Señor, cuanto dolor hay en mi corazón.
Señor Jesús si yo no recibí de mi papá ese cariño que yo necesitaba para sentir fuerza, estabilidad, confianza en mi mismo, si me sentí descuidado, desatendido, rechazado o ignorado. Llena tú Señor con tu amor profundo de Padre esa parte en mí.. Señor a lo mejor yo no me daba cuenta que necesitaba unos brazos fuertes, una palabra de aliento, o un papito que me amara, me diera seguridad y apoyo. ¡Dámelo tú ahora!
Ven Señor a mi corazón, ayúdame a perdonar a papá me es tan difícil perdonarlo. Y Jesús te abraza y te dice: «Ven hijo mío, yo soy tu padre, yo sano tu corazón de esas cosas que tu papá ha cometido, ven y experimenta mi amor.»
Y siente como Jesús te da un beso en la frente y te abraza y te sienta sobre sus piernas y puedes estar ahí como un niño con papá Jesús y no quieres que esto se acabe nunca, porque te sientes feliz, porque sientes el amor de Jesús.
Gracias Señor por el padre que me diste y por lo que estas haciendo en mí ahora. Papá yo te perdono con todo mi corazón y con el mismo perdón de Cristo, que Dios te bendiga papá y te doy el abrazo de la paz y reconciliación.
Señor tengo mucho resentimiento en contra de mis hermanos, yo fui el hermano mayor y tuve que cuidarlos, aun recuerdo como me echaban la culpa de todo lo que pasaba y yo me desesperaba porque veía la injusticia de mis padres al creerles a ellos y yo sentía que no valoraban el esfuerzo que estaba haciendo.
Señor yo era el de enmedio, eramos tantos en casa que ni siquiera se sabían mi nombre, eso si yo era el que tenia que trabajar pero nunca pude ser el consentido, y sentía que me hacían menos Señor, que no les importaban mis sentimientos en ocasiones ni siquiera se acordaban de mi cumpleaños.
Señor yo era el más pequeño y por lo tanto todos me decían que yo era el consentido de papá y mamá, todos se aprovechaban de mi Señor, todos mis hermanos se ensañaron conmigo.
Señor Jesús, si en mi familia fuimos muchos y no había tiempo para que me atendieran, me cuidaran, hoy puedo entenderlo y aceptarlo, pero una parte de mi ser nunca se sintió verdaderamente amada. Señor hazme saber que soy tu hijo, una persona importante en tu familia, que me amas de una manera especial.
En ocho días leeremos la segunda parte de esta oración de sanación de recuerdos. Recordarás cuando tú eras una jovencita o muchachito y se pondrán en las manos de Jesús tu pasado y angustias. Pedirás también por tus jefes y superiores así como por tus amigos, parientes y vecinos... Esperamos en Dios que también perdones a la persona que más daño te ha hecho en el transcurso de toda tu vida y recibirás lo que Jesús tiene para ti desde toda la eternidad. Si así lo haces, quedarás libre de tu pasado, ataduras, miedos, odios, resentimientos, enfermedades y todo lo que se le parezca. ¡Gloria a Dios!
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¡Alabado sea Jesucristo!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

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