miércoles, 19 de mayo de 2010

Pentecostés, el Espíritu de Dios

Queremos ponernos totalmente en tus manos Señor Jesús. Queremos que este día nos des aquello que tú tienes preparado desde toda la eternidad. Y a ti Padre Bueno, Padre Justo, Padre lleno de amor y de misericordia, en ti ponemos todo nuestra vida también Padre Bueno, porque eres puro amor, solo amor, porque de ti procede todo el bien y solo el bien. Y este día tan especial, Padre Bueno, por nuestro Señor Jesucristo te queremos pedir Padre, que nos des una nueva efusión de tu Santo Espíritu.
El día de Pentecostés, desde el cielo Dios, en el nombre de Jesús nos mandó su Santo Espíritu y es lo que nosotros conocemos como "Pentecostés". La efusión del Espíritu Santo que Dios había prometido desde muchos siglos antes por boca de sus profetas que hablaron por el Espíritu Santo. Ya el profeta Ezequiel, ya el profeta Joel, nos habían hablado de que vendrían unos "tiempos nuevos". Solo que ellos usaban un termino muy especial, decían que "Los Últimos Tiempos" vendrían en lo que Dios iba a derramar su Espíritu sobre toda carne, sobre toda creatura, sobre hombres, mujeres, sabios, ricos, pobres, todos iban a recibir esa efusión del Espíritu Santo Y lo que iba a caracterizar los tiempos nuevos, lo que iba a caracterizar la época mesiánica, lo que iba a caracterizar, lo que nosotros llamamos "El Nuevo Testamento" sería la "Efusión del Espíritu Santo" que Dios iba a derramar sobre los suyos.
Por eso pues, Dios es tan bueno, el Padre es tan bueno, Cristo Jesús es tan bueno, tan lleno de amor, que no se quedan con su amor del uno al otro, que es el Espíritu Santo, sino que es tanto, y tanto y tanto el amor que ese tienen el uno al otro, que se les derrama ese amor y viene sobre nosotros en Pentecostés. ¿Para qué? Para que nosotros podamos vivir la vida nueva, la vida de hijos de Dios.
Vamos a hablar de lo que es la vida en el Espíritu. La Vida Nueva no es otra cosa que la vida movida, que la vida regida, que la vida animada por el Espíritu del Padre y del Hijo, por el Espíritu Santo. Es decir, la Vida Nueva es el Espíritu Santo en nosotros moviéndonos, el Espíritu en nosotros animándonos, dándonos la vida de Dios a nosotros, el Espíritu Santo dirigiendo nuestra vida. Si de alguna manera se pudiera definir lo que es ser carismático, ¿a cuántos carismáticos conoces? Carismático es aquel que es movido por el Espíritu Santo, aquel que es regido por el Espíritu Santo, aquel que es animado por el Espíritu Santo, aquel que TIENE el Espíritu Santo, aquel que es instrumento del Espíritu Santo, aquel donde se manifiesta la vida de Cristo Jesús por el poder del Espíritu Santo. Eso es ser carismático. Ahora si ¿a cuántos carismáticos conoces?
El Espíritu Santo es vida, es fuerza, es poder. Pero principalmente el Espíritu Santo es VIDA. Jesús cuando hablaba del Espíritu Santo, como eran las primeras veces que se oía hablar del Espíritu Santo lo tenía que hacer de manera muy sencilla, muy simple para que aquella gente ruda pudiera entender al Espíritu. Entonces Jesús siempre usó una imagen muy sencilla de comprender, Jesús comparó al Espíritu Santo con el agua. ¿Por qué? Porque el agua es fuente de vida. Donde hay agua hay vida, donde no hay agua no hay vida. Cuando enviaron los Mariner a Marte a ver si había vida, no lo mandaban a buscar vida, plantas, seres animados, NO. Esos instrumentos que fueron enviados a Marte iban buscando agua. ¿Por qué? Porque sabían que si encontraban agua en Marte, en Marte había vida. Si no encontraban agua en Marte, jamás habría vida en ese planeta. Todas las investigaciones en otros planetas se hacen a través del agua. Si encuentran agua hay vida, si no encuentran agua no hay vida.
Jesús comparó al Espíritu Santo al agua. ¿Por qué? porque así como donde hay agua, hay vida, así si hay Espíritu Santo, allí hay vida. Y si no hay Espíritu Santo ¿habrá vida?
Un día una persona preguntó a un grupo de cristianos. Si por un imposible los grandes teólogos con su profundización nos llegaran a decir que no hay Santísima Trinidad, sino Santísima Dualidad, que no hay Padre, Hijo y Espíritu Santo, nomás hay, Padre e Hijo. Si nos dijeran eso, ¿tu vida cambiaría en algo? o seguirías igual. Y cuentan que en esa pregunta la gente contestó que les daba lo mismo que fueran dos, tres o cuatro.
Si hay Padre e Hijo y no hubiera Espíritu Santo seguiría todo igual. NO. Nada seguiría igual. Todo cambiaría. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo es el que hace la gran diferencia en nuestras vidas, en nuestro ser cristiano. Si por un imposible no hubiera Espíritu Santo todos nosotros seríamos totalmente diferentes. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo es la fuente de la vida de Dios para nosotros, porque es a través del Espíritu Santo como Dios bueno nos comunica la vida de su Hijo, la vida de Cristo a todos nosotros. Y ese Espíritu Santo viene a morar a nuestros corazones, viene a estar en nosotros, y como nos dirá la Palabra de Dios a través de Pablo: Que somos santuarios de Espíritu Santo. Que somos el templo donde habita el Espíritu Santo ¿Y donde habita el Espíritu Santo? En nosotros, en nuestra alma -y subrayo esto también-, también en nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo y nuestra alma son el santuario donde vive, conde mora el Espíritu Santo.
Si en nuestra alma está el que es Santo, nuestra alma será santa ¿si o no? Otra pregunta: nuestro cuerpo mortal, si está habitado por el que es Santo, el Espíritu Santo ¿será un cuerpo santo? ¡Ojalá! Así tiene que ser. ¡Un cuerpo santo! Porque allí esta el Espíritu Santo. Y no podemos profanar el templo del Espíritu que es nuestro propio cuerpo. Así podemos decir que somos como el Sagrario donde está el Espíritu Santo
¿Donde está el Espíritu Santo? Hace muchos años aprendimos en el catecismo dónde estaba Dios. ¿Dónde está Dios? Dios está en el cielo en la tierra y en todo lugar. Pero hay algo más, mucho más rico que está en la Palabra de Dios y que no estaba en esa respuesta. Dios por su Espíritu Santo está en nuestros corazones, son sus santuarios vivos del Espíritu Santo. Y ese Dios que está en el cielo, ese Dios que está en la tierra, ese Dios que está en todo lugar, está en nuestro corazón también, vive en nosotros, se posó sobre nosotros. Pero no solo eso, el Espíritu Santo no está solo como un huésped en nuestro corazón, el Espíritu Santo está como un motor, animando toda nuestra vida, siendo principio de vida nueva en nosotros. El Espíritu Santo no se vino a sentar en la silla de nuestro corazón y allí está medio dormido o desmayado. NO. Está activo, el Espíritu Santo es fuerza, es poder, y él está siendo el motor de toda nuestra vida cristiana, de todo nuestro ser cristiano, es más, él es el que nos hace ser cristianos, y ser cristianos es ser como Cristo, o más, es ser Cristo. Es: "Ya no vivo yo sino que es ahora Cristo el que vive en mí". Y ¿como vive Cristo en mí? Por su Espíritu Santo que está en mí. Y Cristo viviendo en mí, ama en mí, por el poder de su Santo Espíritu, sirve en mí, ora en mí. Esta en la unión y comunión con los demás a través de poder del Espíritu Santo en mí.
Es el Espíritu de Cristo, el Espíritu de Dios el que hace vivir la vida de Cristo en cada uno de nosotros. El es el que nos capacita como fuerza y como poder para que Cristo viva, ore, canta, alabe, ame, en nosotros. Lo dice Pablo en Romanos: "El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables".
Es el Espíritu mismo, el Espíritu de Cristo quien viene a nosotros y a través de nosotros ora. Es el Espíritu de Cristo quien viene a nosotros y en nosotros ama, es el Espíritu de Cristo el que viene a nosotros y en nosotros testifica, predica, sirve a los demás.
Pregunto: ¿Servirá para algo el Espíritu Santo en nuestra vida? Para todo. Absolutamente para todo. Y vuelvo a repetirlo, el Espíritu no está en nosotros nada más sentado, pasivo, inactivo. El Espíritu en nosotros está activo, VIVO, operante como motor, dinámico, haciendo cada vez más vivir por la fe a Cristo en nuestros corazones.
¿Tú tienes el Espíritu Santo como huésped que está dentro de tu corazón, o ya lo tienes como motor, como fuerza que anima todo tu existir? Dios quiera que se te note.
Como lo platica el Excmo. Sr. D. Onésimo Cepeda, que estuvo con nosotros el 7 y 8 de mayo en la II Jornada de Evangelización en el Estadio Morelos. Muchos de ustedes ya lo conocen.
Platica que él estaba en su parroquia, cuando por primera vez llegaron unos locos carismáticos cantando y alzando las manos y se le acercaron después a decirle: Padre, ¿no quisiera usted recibir el poder del Espíritu Santo? y aquel sacerdote así como enojón contestó: ¿Qué, qué?, ¡yo ya recibí el Espíritu Santo! Mira: yo ya lo recibí el día de mi bautizo, yo ya lo recibí el día de mi confirmación, yo ya lo recibí el día de mi ordenación sacerdotal, que les pasa, que yo reciba el Espíritu Santo. Yo ya lo tengo. Y aquellas personas un poco tímidas y asustadas dijeron: Padre, ¡entonces no le gustaría que se le notara!
Todos ustedes saben que ahora si se le nota, porque es un ministro de Dios que proclama con el poder del Espíritu Santo la obra de Cristo. Porque se ve el poder del Espíritu Santo en la comunidad que él pastorea. No basta entonces tener el Espíritu Santo es necesario que se note que tenemos el Espíritu Santo.
Se narra en Hechos de los Apóstoles que en una ocasión en la Iglesia Primitiva hubo necesidad de 7 diáconos y se pusieron a buscarlos entre ellos a esos hombres LLENOS de Espíritu Santo y sabiduría. Y cuenta el texto que inmediatamente encontraron a 7 hombres llenos de Espíritu Santo. Y decían que estaban llenos porque se les notaba. Imaginémonos que tendrían ellos que se les notaba la presencia del Espíritu ¿Llevarían en la solapa una palomita del Espíritu? O traían un letrero que decía "Soy Carismático". ¿Qué tenían ellos para que los demás supieran que estaban llenos del Espíritu? La respuesta es que vivían como viven los hijos de Dios, amaban como Cristo, servían como Cristo y se les notaba, se les notaba que estaban llenos del Espíritu Santo.
Una pregunta, si el día de hoy se necesita en tu comunidad de 7 personas llenas del Espíritu Santo, ¿te llamarían a ti? Se te notan los frutos del Espíritu. Por la obra del Espíritu Santo se te nota que estás lleno de él Espíritu, o escogerían a otros.
El Espíritu Santo es el Espíritu que nos libera. El Espíritu Santo es el Espíritu de libertad. "Por tanto, ninguna condenación pesa sobre los que están en Cristo Jesús, porque la ley del Espíritu que de da la vida en Cristo Jesús, te liberó de la ley, del pecado y de la muerte".
El Espíritu Santo es el Espíritu de libertad porque donde está el Espíritu Santo allí está la libertad. Y viene el Espíritu Santo para liberarnos. ¿De qué nos libera? Nos libera del Pecado. El pecado es una esclavitud. El pecado es lo peor que nos puede pasar a nosotros, es la desgracia más grande en nuestra vida. El pecado es una debilidad, que nos hace pecar porque nosotros solos no podemos contra esa debilidad. El pecado no es fuerza, es debilidad.
¿Por qué un alcohólico se emborracha? ¿Saben por qué? Porque él no es capaz de no emborracharse. Porque él se tiene que emborrachar, porque tiene una debilidad tal que lo lleva no ha tomar una copa o una cerveza con medida, sino a acabarse la botella. El no tiene el vino, el vino lo tiene a él. El no tiene fuerza, él es débil ante un líquido, el líquido es más fuerte que él.
¿Por qué adultera un adúltero? Porque el pobre está ante una debilidad tan grande que no tiene la fuerza para ser fiel. Nomás ve pasar por allí faldas y se le van los ojos. Hay en él una gran debilidad que no puede no adulterar, está bajo la esclavitud de la fornicación, no por esto deja de ser responsable, sino que él vive atado, esclavizado con unas cadenas gruesísimas a ese pecado que no puede dejarlo. A veces pensamos que eso no se aplica a nosotros.
¿Cuántas veces nos hemos hecho el propósito de dejar tal cosa, tal vicio, tal relación que nos enferma y sobre todo a principio de año? Hacemos nuestros propósitos y decimos "ahora si lo voy a hacer", ¿que sucede a final del año? Quien sabe que pasó pero no cumplimos. ¿Por qué? porque somos débiles. Y ¿que es lo que necesita un débil? FUERZA.
Pues bien el Espíritu Santo es la FUERZA que nos capacita para no pecar. Miren: el adultero es libre para adulterar, ¿si o no? NO. Como va a ser libre, él es esclavo de su pecado, el no puede no adulterar, por tanto no es libre. Aquí está el gran engaño. Porque en nuestras reuniones, en nuestro chistes cuando estamos con nuestros amigos andamos presumiendo lo que hicimos. Nombre, me las traigo muertas, Nombre, yo hice esto, y los demás dicen: "Hombre, qué bárbaro". Cuántas cosas puedes hacer tú. Mentira de Satanás. Cuántas cosas NO puedes hacer, deberíamos mejor decir. Porque este hombre es como un río que necesariamente debe caminar al mar, así también el pecador necesariamente va al pecado, necesariamente va a la muerte. El no es libre, libre es aquel que pudiendo adulterar no adultera. Ese si es libre. Libre es aquel que pudiendo robar, no roba, libre es aquel que pudiéndose emborrachar no se emborracha. Porque tiene fuerza para decir NO. Ese es el que es libre. ¿Me explico?
El Espíritu Santo es esa fuerza que viene a nosotros para hacernos libre del pecado, ¿por qué? Por que el pecado ya no tiene esa fuerza de atracción que me iba jalando tras de él. Ahora yo tengo por el Espíritu Santo en mí una fuerza muchísimo más grande que la fuerza del pecado y entonces ya el pecado no me domina. Sino que en Cristo Jesús y por el poder del Espíritu Santo yo ya no tengo nada que ver con el pecado.
Esa es la libertad que nos da el Espíritu Santo. Capacitarnos y fortalecernos de tal manera que la fuerza del pecado ya no tenga imperio, que no domine sobre nosotros el pecado. Sino de que en Cristo y con la victoria de Cristo y con el poder del Espíritu. Nosotros hallamos dejado de lado totalmente el pecado, sea mortal o sea venial es pecado y con la fuerza de Dios vencerlo.
Hoy domingo a las 17:00 horas en la Z radio, 96.3 FM estéreo y 1340 AM digital, La Palabra. Cuarenta y cinco minutos de comunicación con el Santo Espíritu de Dios que te quiere liberar de tus vicios, enfermedades, miedos, temores y todo lo que se le parezca. Escucha el mensaje sobre el Santo Espíritu de Dios que hace vida todo lo que toca. Mañana lunes a las cinco de la tarde en el templo de El Carmen, oración por la salud de los enfermos. En ocho días los testimonios de sanación en la oración de sanación de recuerdos.
Bendito y alabado sea el nombre de mi poderoso Señor. ¡Gloria a Dios!
BUENAS NOTICIAS PARA EL HOMBRE DE HOY
Grupo Apostólico Nueva Evangelización

No hay comentarios: