domingo, 31 de enero de 2010

Cómo Sansón perdió con un enemigo más débil

Analicemos cómo podemos ser derrotados por enemigos más débiles. Curiosamente la víctima de este descalabro fue Sansón, el hombre más fuerte del mundo (Jue 13-16).
Cuando el pueblo de Dios estaba oprimido, Dios respondió suscitando un libertador de la tribu de Dan. El ángel se apareció a la esposa de Menóaj y le dijo: Bien sabes que eres estéril y que no has tenido hijos, pero darás a luz un hijo... No pasará la navaja sobre su cabeza, porque el niño será consagrado a Dios desde el seno de su madre: Jue 13,3-5.
Dios hace nacer al hombre más fuerte de la humanidad de una mujer que no tiene la capacidad de concebir en sus entrañas. La vida de Sansón comenzó con un milagro. Su vida estaba destinada para grandes cosas: Él salvará a Israel de la mano de los enemigos: Jue 13,5.
Menóaj, padre de Sansón, podría argumentar: “Con mi esposa es imposible tener hijos, ya no vale la pena intentarlo, pues es inútil esperar cosa alguna”. También hay gente que se desanima: “Ya nada puede hacer cambiar a mi esposo, esta situación es irremediable; mi problema no tiene solución”, o “Mi hijo ya se perdió”.
Sansón estaba consagrado a Dios desde el seno materno y sellado por un voto: no cortarse jamás el cabello. Como signo de su consagración: No comerá nada impuro y observará todo lo que Yo le he mandado: Jue 13,14.
En el cumplimiento de su compromiso radicaba su fortaleza. Los filisteos volvieron a oprimir otra vez al pueblo de Israel. Los ojos del pueblo de Dios estaban en la fuerza milagrosa de aquel joven llamado Sansón. Tanto sus padres, como él mismo, así como Israel, esperaban que “él salvaría a Israel de la mano de los filisteos”. Por todas partes brillaba la esperanza de su imagen como la del futuro libertador del pueblo. Las jóvenes lo admiraban, los jóvenes lo imitaban. Los ancianos no querían morir sin ver la liberación. Sansón mismo sabía que había nacido para una gran misión, y sólo esperaba que sonara la campana de la libertad. Desde el vientre de su madre había sido escogido para ser libertador. Estaba llamado y capacitado para una gran misión. Tenía todo para triunfar.
Victorias parciales de Sansón. Su fuerza era tan sorprendente, que salió victorioso en todas las luchas.
Venció al león en el desierto (Jue 14,5-6). En una ocasión fue atacado por un leoncito en medio del desierto, pero Sansón lo despedazó fácilmente y estampó su cadáver en las piedras de la montaña. Mató a mil filisteos con una quijada de burro (Jue 15,4-16). Cuando su propio pueblo lo entregó en las manos de sus enemigos, Sansón se desató y con una quijada de burro mató a mil filisteos. Arrancó las puertas de Gaza (Jue 16,1-3). Una vez sus enemigos lo tenían sitiado en la ciudad de Gaza, para matarlo. Sin embargo, a media noche Sansón desprendió las puertas de la ciudad y las cargó en sus espaldas hasta la cumbre de un monte. Sus adversarios, amedrentados por su poder, desistieron de sus propósitos. Quemó los sembradíos de los opresores (Jue 15,1-8). Para vengarse de los filisteos amarró 300 zorras e incendió sus cultivos para que no tuvieran alimento.
Sansón era invencible. Todos lo sabían y él mismo así lo proclamaba. La derrota definitiva de Sansón. El hombre más fuerte se dejó llevar por sus debilidades, y cometió varios errores que le costaron su vocación, su misión y hasta la vida. Tuvo muchas victorias parciales, pero desgraciadamente perdió el combate definitivo. Veamos cómo se fue precipitando en el desfiladero de la derrota.
Se casa por gusto, no por amor (Jue 14,1-4) Cuando sus padres le recriminaron por qué no se casaba con una hija de su pueblo, sino con una filistea, el orgulloso Sansón respondió: “Porque ésa es la que me gusta, y basta”. Sansón se unió con ella no por amor, sino por gusto... más tarde sufrirá las consecuencias de su decisión.
Se va con una prostituta. (Jue 16,1) El corazón de Sansón estaba insatisfecho. Entonces quiso engañarlo con el goce pasajero de una prostituta, a la cual tampoco amaba ni era amado por ella. Sansón seguía buscando lo que le gustaba en el momento, o simplemente intentaba llenar el vacío de su existencia, y no aquello que lo podía hacer trascender la historia.
Se desvía del camino (Jue 14,8-9) El error más grave de Sansón es que se apartó del camino: Sansón dio un rodeo para ver el cadáver del león y he aquí que en el cuerpo del león, había un enjambre de abejas con miel. La recogió en su mano y según caminaba la iba comiendo: Jue 14,8-9.
Después de haber vencido al león del desierto, volvió a pasar por allí, y se preguntó si todavía estaría aquel león despedazado en las rocas del monte. Entonces dejó el sendero para ir a buscar al león que ya había vencido. No tenía por qué salirse del camino que representaba su consagración a Dios. Ese fue su problema y la raíz de su perdición, pues al tener contacto con un cadáver se volvía impuro... y lo peor es que comenzó a degustar la miel que lo contaminaba. Cuando hasta gustamos lo que nos hace impuros y nos aparta del camino del Señor, entonces estamos atrapados en las redes del enemigo.
El éxito no radica en obtener el triunfo en una batalla, sino en ganar la guerra, y ésta “no acaba hasta que se acaba”. La perseverancia es la clave de la completa victoria. No nos podemos confiar por haber anotado un gol en un partido de fútbol. Se deben luchar los 90 minutos, para ganarlo hasta el silbatazo final. Quien no persevera hasta el fin, corre el peligro de perder todo lo que había obtenido.
Se enamora de Dalila, la filistea (Jue 14,3) Sus sentimientos lo dominaron. Se dejó cautivar por los encantos de Dalila, mujer filistea. Ella trató de descubrir dónde radicaba su fuerza. Sansón supuestamente la engañó tres veces, pero no aprendió la lección. El fuerte Sansón era de lento aprendizaje.
Sin embargo, se trataba de un juego de mutuo acuerdo, pues ella también sabía que Sansón la engañaba (Jue 16,15) y que ni la amaba, pues se guardaba secretos que no compartía. Entonces ella siguió el esquema. Acordaron una tácita complicidad: ambos se mentirían sin reclamos. No era la armonía que nace del amor sino la concertación que es consecuencia de la confabulación. Guardar secretos no es infidelidad, pero es el campo propicio donde tarde o temprano va a brotar esta hierba maléfica. Quien se reserva un área de su ser, está propiciando que su pareja haga lo mismo. Dalila no amó a Sansón porque ella nunca se sintió amada por él. Es más, podríamos suponer que ella le dio varias oportunidades para que él abriera los secretos del corazón, pero cuando se sintió engañada, entonces lo entregó en manos de sus enemigos, tal vez por un resentimiento, tal vez motivada por una decepción o hasta por venganza.
Viéndolo desde el ángulo de Sansón, él bien sabía que era traicionado una y otra vez, pero consintió con el juego, porque algún beneficio le habría de reportar... tal vez así justificaba continuar engañando. Dalila, para conseguir su objetivo, entonces cambia de táctica y lo chantajea aprovechando la situación de Sansón.
Sansón, aburrido de la vida, le abrió todo su corazón: Jue 16,16-17. El problema de Sansón es que vivía hastiado de su existencia. Nadie lo llenaba. Nada lo motivaba. Todo le molestaba. Estaba deprimido. Había perdido el objetivo de su vida, pues se le habían derrumbado los castillos de su misión. En esas circunstancias abrió su corazón al enemigo y se puso en manos de Dalila. Le reveló no sólo dónde estaba su fuerza, sino cómo podía perderla. En otras palabras, descubrió su debilidad.
Sansón no se supo defender de sus propias debilidades. Compartir la intimidad no es malo ni bueno; sólo depende ante quién se abran las velas de la intimidad y la motivación por la cual se hace. Si se entrega la llave del corazón a un amigo, es como mostrarse ante el espejo de sí mismo, pues “un amigo es otro yo” (Dt 13,7b) y un tesoro invaluable (Eclo 6,14). Se trata de una gracia sin igual. Sin embargo, Sansón no lo hizo con el afán de compartir ni menos compartirse, sino sólo para distraerse de su aburrimiento. Así, estaba indefenso y a expensas de Dalila, quién se aprovechó de ello para volverlo a traicionar.
Sansón tuvo tres oportunidades para recapacitar y reaccionar. Pero no quiso entender ni aprender. Estaba encaprichado con Dalila y de alguna forma sabía que estaba cavando su propia tumba con sus propias manos.
En la exposición de Rembrandt en The Art Institute of Chicago, donde se encontraba la impactante pintura de Sansón dormido en las piernas de la seductora Dalila. La obra de arte es tan impresionante por el juego de luces y sombras, que muestra de manera contrastante, tanto la fuerza de Sansón como su debilidad.
El problema de fondo consistió en abrir su corazón con tres características: Abrió su corazón motivado por un aburrimiento, no por amor, ni pensando en la otra persona, sino sólo por una cuestión egoísta. Abrió su corazón a quien no le abrió el suyo. Mientras Sansón mostró su interior, Dalila continuaba guardando cartas debajo de la mesa, que nunca reveló. Abrió su corazón al enemigo. El corazón sólo se comparte a los amigos, pero Sansón lo hizo con quien ya lo había traicionado tres veces. La tumba de su desgracia estaba abierta.
Los filisteos encontraron a Sansón dormido en las rodillas de Dalila, que cortaba sus siete trenzas. Entonces fue fácil presa de sus enemigos. Los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos y lo bajaron a Gaza. Allí lo ataron con una doble cadena de bronce y daba vueltas a la muela en la cárcel... Jue 16,21.
Le sacaron los ojos para que no pudiera moverse por sí mismo. Fue encarcelado y atado con dos cadenas. Sufría doble esclavitud, precisamente en Gaza, que fue escenario de sus antiguas hazañas. Lo obligaron entonces a girar la rueda de molino, tarea reservada a animales de carga. Sansón, la esperanza liberadora de Israel, era comparado con un simple asno. Sus enemigos, ebrios, también lo ridiculizaban: Llamen a Sansón para que nos divierta. Trajeron, pues, a Sansón de la cárcel, y él les estuvo divirtiendo: Jue 16,25.
Lo usaban como motivo de sátira, haciéndolo marioneta de sus gustos o deseos. Se burlaban de él e ironizaban su antigua fuerza. Cuando no desempeñaba el papel de animal en la rueda del molino, era una marioneta para hacer reír a los demás.
Pero el pelo de su cabeza empezó a crecer: Jue 16,22. Cuando la Biblia nos notifica que otra vez le creció el cabello, significa que volvió a ser fiel a las promesas y los compromisos con su Dios. Pero antes tuvo que tocar fondo, para reaccionar. A veces el único camino para regresar a Dios, es perder todo cuanto teníamos. Como el profeta Jonás, sólo clamó a Dios desde el fondo de la ballena. En ciertas ocasiones debemos ser sometidos a servidumbre y vivir dentro de una situación de la que no podemos salir por nosotros mismos, para levantar los ojos a los montes, de donde nos viene el auxilio.
Sansón recupera su relación con Dios en el silencio y el trabajo manual. Mientras se esforzaba por girar aquella pesada piedra, le regresaban las fuerzas. Se colocó en medio de las columnas que sostenían el templo de Dagón y las derribó, matando a todos los que allí se encontraban, pero muriendo también él mismo, víctima de su propia fuerza.
El hombre más fuerte de este mundo ganó muchos combates, pero perdió la guerra. Su derrota final se debió a dos factores: no ser fiel a su consagración a Dios, y abrir todo su corazón al enemigo, y no por amor, sino por aburrimiento.
Nadie está inmune de perder la guerra, porque no basta la fuerza humana: hay que saber cómo defenderse de las argucias del enemigo. No es suficiente atacar: hay que saber defenderse, sobre todo en los momentos en que estamos aburridos, tristes o deprimidos.
Sansón no perdió la batalla de la vida porque le faltaran fuerzas para luchar, sino porque no se supo defender. La victoria no depende sólo de nuestra fuerza, sino igualmente de nuestra capacidad de defendernos de los enemigos, donde muchas veces el peor de todos ellos está dentro de nosotros mismos.
A partir de mañana estaremos en el templo de El Carmen en la oración por la salud de los enfermos a las 5 de la tarde. Ahí le pediremos a María, la Madre de Dios, nuestra Madre, Madre de todos y cada uno de los que leen este mensaje, que interceda a su amadísimo hijo Jesús por la salud de los más necesitados, por los que la ciencia nada puede hacer, por los que creen que verdaderamente Jesús es Dios, por los que están lastimados, heridos, enfermos y esperan el cumplimiento de la Palabra de Dios: ¡No nos sana hierba ni emplasto alguno sino la Palabra de Dios que TODO lo sana! Iniciaremos pidiendo por Rocío que tienen esclerosis múltiple y por ti que estás leyendo este mensaje. Manda tu intención a: lapalabra@jesusestavivo.org.mx y oraremos por ti en la Z radio y en la oración por los enfermos.
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