miércoles, 9 de septiembre de 2009

La curación

Existen tres tipos de enfermedades y cada una requiere de una oración particular para su curación: La enfermedad corporal originada por múltiples causas y que requiere de una simple oración de curación física. La enfermedad del corazón ocasionada por una herida emocional y que precisa de una oración de curación interior. La enfermedad del espíritu debida al pecado y que Jesús sana mediante la fe y la conversión.
Solamente queremos subrayar dos puntos esenciales en esta división. La unidad del ser humano: Aunque compuesto de cuerpo, alma y espíritu, (1Tes 5,23) el ser humano es uno e indivisible. Nosotros le hemos dividido sólo por razones pedagógicas. El cuerpo, el alma y el espíritu se interrelacionan a niveles que es imposible precisar. Lo cierto es que dependen unos de los otros siempre.
Enfermedad del cuerpo y sanación física. Toda la actividad salvífica de Dios se ha manifestado de dos formas: por hechos y por palabras. San Lucas sintetiza de igual forma la vida de Jesús cuando dice: En el primer libro, oh Teófilo, te escribí todo lo que Jesús hizo y enseñó: Hech 1,1
El Concilio Vaticano II nos muestra las dos caras de la misma moneda cuando afirma: "La revelación se muestra por obras y palabras intrínsecamente conexas entre sí. Así como las obras manifiestan y confirman la doctrina, a su vez las palabras proclaman las obras y las explican". Al final concluye que Cristo Jesús, Acontecimiento y Palabra de Dios, es la plenitud de la revelación.
Hay quienes afirman que lo importante es la sanación espiritual y no la física. Otros piensan que las curaciones son accidentales; que el carisma de sanación no es esencial y que por encima de todo debe estar la caridad.
Yo creo que la distinción entre "esencial y accidental" no aparece en el Nuevo Testamento. Más que hacer separaciones debemos preguntarnos ¿Dios quiere sanar a sus hijos? Con respecto a que la caridad es el carisma por excelencia, estoy completamente de acuerdo, pero ¿quién puede negar que la curación es un maravilloso vehículo por el cual se muestra la caridad para los que sufren? La caridad no es etérea o abstracta sino tan concreta como una persona curada. El don de sanación es básicamente un don de caridad.
En los evangelios aparece 40 veces el verbo "zerapeuo" que significa "curar". Sin embargo, en más de una docena de ocasiones, el verbo "sodso" que generalmente se traduce como "salvar", se refiere a "curar". Es decir, salvar incluye la acción de curar.
- Animo, hija, tu fe te ha salvado = sanado. Y quedó sana = salva la mujer desde aquel momento. Mt 9, 22. - Y cuantos tocaron (el manto de Jesús) se salvaron = sanaron. Mt 14,36. - No temas, ten fe y se salvará = curará (tu hija) Lc 8,50. - Véase además: Mc 3,4; 5,23; 28; 6,56; 10,52; Jn 11,12; Hech 14,9.
La salvación traída por Jesús abarca al hombre completo. Jesús vino a salvar almas. Le interesa el hombre que es cuerpo y que es alma. Sería superfluo y agotador ofrecer citas bíblicas sobre el ministerio sanador de Jesús. Todo el Evangelio no es sino una interminable cadena de actos misericordiosos de Jesús que sana a todos los enfermos.
Solamente queremos presentar algunos textos que tienen una especial significación: en primer lugar, la carta de presentación del ministerio de Jesús: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Lc 4,18-19.
Aquí encontramos que la misión de Jesús era sanar tanto física como interiormente y liberar de toda atadura que esclaviza al hombre; especialmente del pecado. Cf. Mt 4,23-24.
Jesús dice en otra ocasión que el médico ha venido a buscar no a los sanos sino a los enfermos, no a los justos sino a los pecadores. Su misión no se discute, el problema es que nosotros nos reconozcamos necesitados de su salud. Por eso nos hace la siguiente recomendación que es una palabra llena de misericordia y de confianza: Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados que yo les aliviaré. Mt 11,28. Su nombre, Y'shúa, significa "Dios salva". Salvación integra, de todo el hombre y de todos los hombres.
Como el Padre me envió así también yo los envió. Jn 20, 21. Los Doce Apóstoles continúan en el tiempo y el espacio la obra salvífica de Jesús. Ellos son los responsables de hacer llegar hasta los confines de la tierra y por todos los siglos, los frutos de la obra redentora de Cristo Jesús. Son enviados a predicar y sanar de manera inseparable. No son sólo transmisores de una palabra sino portadores de la salvación de Jesús. La Iglesia no es principalmente la que anuncia la Buena Noticia de que fuimos salvados, sino la portadora de esa salvación, sacramento de salvación. Textos: Mt 10,5-8; Lc 9,16.
Esta misión no se reduce a los Doce sino que se amplía a “los setenta y dos discípulos”. Curen a los enfermos que encuentren y díganles: el Reino de Dios está cerca. Lc 10,9. Y al final del Evangelio de Marcos encontramos cómo esta misión se extiende no sólo a los Doce Apóstoles y a los setenta y dos discípulos, sino "a todos los que crean".
Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación. Estas son las señales que acompañarán “a los que crean”: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y éstos se pondrán bien. Mc 16,15-18.
La última frase del Evangelio de Marcos no es su fin sino el principio de la expansión de la Buena Nueva que llega hasta nosotros: Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban. Mc 16,20. Una de las características que distinguen al auténtico apóstol son las señales, los prodigios y los milagros: 2Cor 12,12. Cf. Rm 15,19.
Claramente encontramos en el cuarto evangelio que Juan no habla de milagros o curaciones sino de "signos". Un signo nos lleva siempre al significado. Así como el humo nos muestra la existencia del fuego, así también, un milagro o curación nos debe expresar que Dios está allí actuando y salvando. Los milagros, pues; son signos sensibles de la acción invisible de Dios.
Las curaciones son "semáforos" (semeion-fero) que nos indican: - Que Jesús está vivo hoy y tiene el mismo poder que en Samaría y Galilea para curar a los enfermos. - Que Dios nos ama y quiere la salvación íntegra del hombre; de su cuerpo y de su alma. - Que Jesús es el Mesías. Cuando los discípulos del Bautista fueron donde Jesús para preguntarle si era el Mesías, él no contestó sino que comenzó a sanar a los enfermos.
Muchas veces no se admiten los milagros y curaciones porque esto implica aceptar también a Jesús y sus exigencias. Como aceptar los signos implica reconocer el significado, por eso hay quienes los niegan. Te invitamos a vivir “La Palabra” en la Z radio 96.3 FM y 1340 AM a las seis de la tarde hoy y todos los domingos. Cuarenta y cinco minutos de comunicación con el que todo lo puede: Jesús de Nazareth.
Te invitamos a ver en nuestra página web, www.jesusestavivo.org.mx la Misa del domingo de las 9 de la mañana en Catedral; en la Parroquia de San Pedro, la Misa del domingo de las 9 de la mañana y en Las Rosas la Misa de Sanación del lunes pasado. En Blooger tenemos nuestras seis columnas diferentes publicadas en los tres principales diarios de Morelia. La dirección para encontrarlas es: jesusestavivoenmorelia.blogspot.com También nos puedes localizar en Twitter donde están nuestras columnas, pero ahí puedes hacer comentarios, críticas, sugerencias y todo lo que se le parezca. Su dirección es: twitter.com/jesusestavivo
¡Alabado sea Jesucristo!
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Grupo Apostólico Nueva Evangelización

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